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15 julio, 2010

SE FUE LA GUANÁBANA, LLEGÓ LA POMARROSA



Durante los años de la IV República, el país vivió la llamada “era de la guanábana” (verde por fuera y blanca por dentro): AD y COPEI en un acuerdo no siempre expreso, co-gobernaron a Venezuela con los resultados que ya conocemos.

En el periodo chavista ha habido varios intentos de reacomodos. Luis Miquilena, ahora denostado, pero, sin duda, uno de los artífices del primer triunfo del presidente Hugo Chávez, intentó establecer un nuevo estatus quo en nuestro país que suponía ciertos entendimientos con la vieja clase política adeco-copeyana. Pereció en el intento.

Sin embargo, hubo otros intentos más, especialmente, en el interior del país, pero fue después del llamado “Acuerdo de Pajaritos”, que el asunto fue más que evidente: la Mesa de la Unidad y el PSUV se pusieron de acuerdo para “guisar” a la gente de Albornoz en la escogencia de la posición de los azules del PPT en el tarjetón electoral.

Pareciera que los promotores de los entendimientos con los viejos actores, esta vez tuvieron éxito y que hay en marcha un nuevo acuerdo (ya en la edición pasada de ETP advertíamos sobre esto sin haber ocurrido aún el incidente en el CNE), esta vez la pomarrosa (roja por fuera, blanca por dentro) funcionó. ¿Hasta dónde llegan los compromisos entre el gobierno y la oposición? ¿Es un acuerdo para polarizar al país sólo hasta el 26 de septiembre o la cosa va mucho más allá? ¿Se limita ese entendimiento sólo a enfrentar el evidente ascenso en el escenario político nacional de la figura del gobernador Henri Falcón? Son algunas de las interrogantes de las que muy poca gente, aún, tiene las respuestas, pero de que hay niveles de acuerdo, los hay. Como en el “Pedro Navaja” de Rubén Blades: “la vida te da sorpresas”.