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15 enero, 2010

Síndrome de Down también es éxito: PABLO PINEDA OBTUVO PREMIO USSÍA COMO PERSONAJE DEL AÑO



Poca gente creía que alguien con trisomía, conocida también como síndrome de Down, podía llegar a licenciarse en la universidad. Pero así ha sido, Pablo Pineda es el primer licenciado europeo con esta disfunción. Un hombre licenciado en Educación Especial y que está preparándose para las oposiciones al Ayuntamiento de Málaga (su ciudad natal), donde aspira a trabajar en el área de Bienestar Social.

Los padres de Pablo han sido su mayor ayuda educándole y exigiéndole lo mismo que a sus hermanos. Pablo creció en un ambiente totalmente normal que le ayudó y le empujó a fomentar su autoestima y su auto confianza para convertirse en el hombre que es hoy.

El malagueño, ha ganado la Concha de Plata al mejor actor en el último Festival Internacional de Cine de San Sebastián. La película Yo también dirigida por Álvaro Pastor y Antonio Naharro se estrenó el pasado 16 de octubre de 2009. Pablo ha sido galardonado por una interpretación que ha levantado elogios en la crítica nacional.

Yo también relata la vida de Daniel, un joven sevillano de 34 años con síndrome de Down que comienza su vida laboral en la Administración pública donde conoce a Laura, su compañera de trabajo, papel interpretado por la conocida actriz Lola Dueñas. Ambos inician una relación de amistad que acabará con el descubrimiento del amor.


Pineda, personaje del año

En noviembre de 2009 dos nombres brillaron en los Premios Ussía: Alfredo Di Stefano y Pablo Pineda. El primero se alzó con el galardón de trayectoria ejemplar, ex futbolista y leyenda viva del Real Madrid tras haber ganado cinco copas de Europa con dicho equipo y el segundo, como personaje del año, en reconocimiento a los logros alcanzados en su vida y por romper las barreras y estereotipos que se han fabricado alrededor de las personas que sufren esta “discapacidad”.

¿Una sociedad plural?

Recientemente, el malagueño aseguró en una entrevista televisiva que “a la sociedad le queda mucho por avanzar. Hay que abrir la mente y actuar con más naturalidad”. Y es que los síndrome de Down siguen siendo gente a quien no se les reconoce, las personas siguen poniendo muros a sus ganas de luchar por ser “normales”, como constata Pablo.

“Lo más difícil es demostrar a la sociedad que podemos”. El actor sabe que su reto es complicado y que ha sido un afortunado al que le ha tocado luchar por los que son como él: “estoy orgulloso de ser Down”, dijo.

Pablo afirmó “no hace falta llegar a lo que yo he llegado. Trabajar de barrendero es lo mismo que hacer una carrera. Lo importante es poder llegar adonde tú quieras”, de lo cual se extrae que la creencia en las capacidades de uno mismo es esencial para poder avanzar.

La eugenesia y la cultura de la muerte

El ejemplo de Pablo, como el de muchas otras personas que han conseguido sus metas y viven felices, pone de manifiesto que el diagnóstico intrauterino interrumpe y niega la vida a estos niños tan capaces como cualquier otro.

Este diagnóstico se inscribe en una cultura de la muerte que niega la vida a personas que no tienen la posibilidad de elegir y recupera ideas enmarcadas en las prácticas eugenésicas que se desarrollaron a principios del siglo XX. El riesgo de la práctica del eugenismo pone de manifiesto el no nacimiento de personas que como Pablo deberían tener el mismo derecho a nacer que el común.

Cabría desear que el éxito conseguido por este actor inspire a personas con discapacidades que la sociedad actual no sabe integrar.