Mélida Qüenza
Alcalde vs voluntad popular
Abiertamente, sin ningún pudor, un grupo de alcaldes carabobeños se ha dedicado a desconocer la voluntad popular, a despojar arbitrariamente de su condición de concejales a quienes intenten controlar la gestión municipal. Tal atropello lo inició el ex alcalde de Libertador, Argenis Loreto, le siguió la alcaldesa de Carlos Arvelo, Marisol Castillo, luego Rafael Lacava en Puerto Cabello y ahora Matson Cabrera en Juan José Mora.
Vergonzoso que quienes se proclamen revolucionarios utilicen la fuerza, violen el estado de derecho, empleen grupos armados y cuerpos policiales para obligar al poder legislativo municipal a estar bajo su autoridad.
Lo más insólito es que el poder judicial, garante de las leyes, se haga cómplice de esta barbarie. En el Tribunal Contencioso Administrativo, a cargo de Oscar León Uzcateguí, quien también es juez rector de Carabobo, reposan denuncias y pruebas de estos atropellos y la respuesta es el silencio, no se toman decisiones para restituir la institucionalidad.
Alcaldes, poder político y jueces se encompinchan para burlarse de la voluntad popular.
Gran daño se causa al proceso bolivariano y a la democracia en general.
Especulación en Salud
Fuerte debe castigarse no sólo a los que especulan con el precio de los alimentos, sino también con medicinas y todo lo que atañe a la salud.
Las denuncias por las altas tarifas que mantienen las clínicas privadas se suceden a cada rato, se juega con la necesidad de la gente.
Nos llega una denuncia que ilustra muy bien esa situación, la conocemos por vía de un profesional que labora en un centro médico de Los Guayos. Allí acude gente de muy bajos recursos, que se desespera, por ejemplo, cuando un niño se les enferma y piensan en el dengue. En la clínica le dicen que para tener un diagnóstico tienen que aplicar una prueba cuyo costo es de 200 bolívares fuertes.
Claro, la familia que teme que el niño pueda tener dengue busca como sea el dinero, sin saber que a la clínica esa prueba solo le cuesta 10 bolívares fuertes.
A los comerciantes de la salud hay que darles bien duro, todos debenos ocuparnos de ello.
Sequía y apagones
El racionamiento en el suministro de agua potable y de electricidad es tema que debe manejarse cuidadosamente para evitar confundir a la población y crear falsas expectativas que puedan inducir a acciones que complican la situación. Decimos esto porque ya hay sectores interesados en tomar la bandera del racionamiento para promover protestas, cacerolazos, cierre de vías, etc, bajo la excusa que el gobierno de Chávez es el culpable de todo.
No se puede negar que ha habido fallas en la planificación, que las previsiones no fueron suficientes o que no se tomaron a tiempo, etc., pero la realidad es que hay un cambio climático que afecta a todo el mundo y que es la hora de que todos pensemos seriamente en que el recurso agua puede acabarse en el planeta y cada quien debe asumir su cuota de responsabilidad.
¿Puede ser culpa de Chávez que en el norte la gente se esté muriendo de frío, mientras nosotros padecemos sed y calor? Hay que asumir el problema cabeza fría, con los pies sobre la tierra. En esto deben ser cuidadosos los medios de comunicación.
Más cine venezolano
Un grupo de jóvenes de Valencia, nos comentaba que no se ve una acción contundente para que la población conozca el cine venezolano, que las carteleras de los cines comerciales no tienen interés en ello y que la gente no sabe adonde acudir para ver películas criollas.
Es verdad, a los circuitos de cine comercial, como parte de la estructura cultural transnacional, no les interesa promocionar un cine alternativo, pero aquí fallan autoridades regionales y nacionales. El Ministerio de Cultura mantiene algunas salas de cine pero éstas no se promocionan suficientemente para que la gente esté informada.
A los representantes de todas las instituciones municipales, regionales y nacionales, lanzo la propuesta de los jóvenes: que en cada parroquia o sector funcione una sala de cine, itinerante o no, para exhibir las películas de nuestros cineastas, Las comunidades, especialmente los jóvenes, gustosamente se ofrecen para participar en esta ofensiva cultural.