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01 octubre, 2012

EL RESCATE DE LA VERDAD


 Luis Fuenmayor Toro
Iba a comenzar diciendo que “hasta en la historia hay que poner las cosas  en su sitio”, pero sería  una verdad de Perogrullo. Es más, es quizás en la historia donde más hay que poner las cosas en su sitio, pues la verdad histórica es usualmente distorsionada y acomodada a los intereses de la clase o grupos dominante o de la élite gobernante. En nuestros países casi siempre es esto último: la élite gobernante. Es decir el o los grupos de individuos que, a través de distintos mecanismos, se hacen con el poder nacional, regional o de ciertos ámbitos sectoriales y lo utilizan para mantenerse en dicha posición y disfrutar de las ventajas y privilegios que ésta les garantiza.    
En el pasado llegué a pensar que quienes se llaman comunistas eran distintos, que el poder les interesaba como un medio para poder actuar y liberar de la explotación capitalista a la sociedad toda, para terminar con las lacras sociales existentes y construir la sociedad de la abundancia, equidad, justicia y paz. Idealismo del más puro, pues mi creencia no tenía nada que ver con la realidad. Eran sólo intensos deseos. El primer error fue creer que quienes se llamaban comunistas realmente lo eran y que los partidos comunistas eran eso que decían ser. La práctica social mundial, regional y nacional,