El presidente venezolano le animó hace dos semanas a retomar
las conversaciones a través de Richard Grenell, el enviado especial de la Casa
Blanca
Nicolás Maduro le escribió hace dos semanas una carta a
Donald Trump en la que le animaba a retomar el diálogo que habían mantenido a
través de Richard Grenell, el enviado especial de la Casa Blanca con el que el
chavismo había llegado a acuerdos sobre deportaciones y liberaciones de presos
al poco de volver al poder el presidente de Estados Unidos, a principios de
año. “Presidente, espero que juntos podamos derrotar las falsedades que han
empañado nuestra relación, que debe ser histórica y pacífica”, escribió Maduro
en la carta, según informa Reuters.
El líder chavista quiere sacar de la ecuación a Marco Rubio, el secretario de Estado, un enemigo declarado del régimen venezolano. Rubio asegura que Maduro es un narcotraficante y que debe ser depuesto para que sea presentado ante la justicia de su país —el Departamento del Tesoro ofrece una recompensa de 50 millones de dólares por información que lleve a su detención—.
“Estos y otros temas siempre estarán abiertos a una
conversación directa y franca con su enviado especial [Richard Grenell] para
superar el ruido mediático y las noticias falsas”, se lee en el escrito de
Maduro, que fue enviado después del primer ataque que realizó la flota
estadounidense fondeada en el Caribe, en
el que murieron 11 personas que, según las autoridades
norteamericanas, transportaban drogas.
Grenell visitó Caracas el 31 de enero y se vio con Jorge
Rodríguez, la mano derecha política de Maduro. Ambos se retrataron observando
la espada de Bolívar resguardada en una urna de cristal. Fue una fotografía
sorprendente que descolocó a la oposición venezolana y que llevó a muchos a
creer que era un giro de guion inesperado. Maduro quiere volver a tener a
Grenell como interlocutor: “Hasta la fecha, este canal ha funcionado a la
perfección”.
Los vuelos de deportación entre ambos países continúan, a
pesar de todas las tensiones que han adquirido un carácter bélico. Según
NYT, fuentes militares le han asegurado que todo el arsenal de guerra
apostado en aguas internacionales, en el límite con territorio venezolano,
tiene como objetivo ejercer una máxima presión contra Maduro.
Trump ha justificado este despliegue como una forma de
combatir el tráfico de drogas hacia su país, pero resulta exagerado e incluso
inútil un esfuerzo de este tipo justo en este lugar del mundo. La mayoría de la
droga que llega a Estados Unidos lo hace desde México o Guayaquil, en Ecuador.
La flotilla norteamericana ha hecho volar por los aires
cuatro embarcaciones. De tres de estos actos hay imágenes en los que se ve a lo
que parecen ser drones disparando armas de alto calibre contra los ocupantes de
las barcas, que quedan pulverizados. El régimen se teme lo peor, una invasión
inminente. Ha desplegado tropas por todo el país, enseña en redes sociales
cazas y antimisiles y este mismo fin de semana entrena a miles de personas en
el uso de armas. Lo
hace en los barrios más populares de Venezuela, donde se concentra el
mayor porcentaje de población del país.
Tomado de El País / España.