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14 agosto, 2025

HISTORIA. Roscio, el héroe relegado


Por Simón García

Venezuela primero fue idea, luego deseo, finalmente una aspiración hecha realidad. 

El punto de arranque de ese proceso comienza con la Cédula real del 7 de septiembre de 1777 mediante la cual Carlos III crea, con territorio y habitantes, la Capitanía General de Venezuela.

La motivación de independencia que surge en las provincias de esa Capitanía General constituyó el lazo para articular y moldear la actividad humana mediante la cual Venezuela se hizo una nación.

En esa  heterogénea motivación, la independencia encarnó en dos teorías sobre su posible realización. Una, reformadora, que proponía independencia sin emancipación del imperio, pero ampliando los derechos de los súbditos en las colonias. Y otra, revolucionaria, que plantea romper el vínculo de sujeción a la Corona y promover internamente un nuevo pacto social para pasar a ser una República libre y democrática.

*Las ideas no existen solas

Las relaciones y confrontaciones entre ambas visiones de cambio alimentaron debates en las élites, que permearon entre las castas superpuestas de la sociedad colonizada. 

Su expresión más sistemática y su conformación en un pensamiento orgánico, tuvo como núcleo primario a una vanguardia de intelectuales que se formó en la Real y Pontificia Universidad de Caracas entre los años 1780 y 1810, junto con la élite que había conocido mundo porque tenía recursos para viajar.

Además de esta élite impulsora, diversos factores y actores contribuyeron, a “territorializar”, en 42 millones de kilómetros cuadrados, la idea de libertad que procedía de Europa y Norteamérica, a procurar la modernidad de sociedades separadas y favorecer la elaboración de una dimensión nacional de la identidad en el ámbito de hispanoamerica.

*Vientos foráneos

Al menos, cuatro de esos factores tenían procedencia extra local: la difusión de las tesis de la ilustración y de las ideas liberales; el impacto de la independencia de Norteamérica; los influjos de la revolución francesa y la política exterior de Inglaterra, que protegía a los rebeldes americanos del imperio español

Pero el evento activador del pensamiento y la causa independentista como fenómeno continental, surge cuando en la metrópoli se produce un vacío de poder por la sustitución ilegitima de Fernando VII.

La invasión de Napoleón a España y la usurpación del  trono fueron circunstancias que hicieron posible pasar de las palabras a los hechos  para asumir la gobernabilidad, por decisión y acción fundamental de los nativos de las colonias.

Entonces la idea de independencia comenzó a adquirir,  formas históricas específicamente nacionales, movimiento interno para exigir una autonomía y un desplazamiento de poder del centro imperial a su expansión en América. 

Este desplazamiento admitía variantes que contemplaban desde una autonomía recortada sin afectar la dependencia con la metrópoli; la ruptura absoluta con la monarquía o la monarquía constitucional.

*El conocimiento como fuerza del cambio

En el caso específico de la élite criolla del conocimiento, aquella que se forjó en el saber escolástico de la Real y Pontificia Universidad de Caracas, hay que poner de relieve tres asuntos.

En primer lugar, que su creación obedeció a la necesidad imperial de contar con una burocracia nativa leal a la Corona, ya que´ésta no podía proveer personal de España para todos los cargos de gobierno.

En segundo lugar, que en este papel de burocracia de relleno la élite criolla no podía ejercer un conjunto de funciones de alto nivel. Esta prohibición infranqueable generaba persistentes descontentos y concitaban el repudio a reglas que empaquetaba, desde afuera y desde lejos, el  monarca a su absoluta y real ignorancia sobre sus colonias.

Tercero, la élite criolla comienza a nutrirse con profesionales de un nivel de formación superior al  promedio de los europeos. En el desarrollo de estas competencias culturales, políticas y gubernamentales aparece en los nativos una  cualidad prohibida: pensar por si mismos, producir conocimientos y  generar una explicación sobre su sociedad fuera de la lógica de los que mandan y  de  los  dogmas que Roscio califica como teología feudal. 

Esta rebelión, en el plano de las ideas es inconcebible e incontenible por  quienes imponen una sola forma de pensar.

Todos estos aspectos se combinan y confluyen en una peculiaridad: la impugnación del Estado colonizador nace en su interior, en el estamento privilegiado de aquellos nativos instruidos que forman parte de él. Es una capa cuya instrucción los faculta no solo para aplicar servilmente el conocimiento hecho sino también para producirlo, ex novo.

Este cambio en el sistema imperial de producción de las ideas trastoca el mecanismo del conocimiento como adaptación y refrescamiento de ideas ya elaboradas  e interrumpe su trasmisión unidireccional del centro del imperio a sus posesiones coloniales.

Aumenta el choque entre las ideas que reproducen el pensamiento colonizador y las nuevas ideas políticas y filosóficas expuestas por Rosseau, Voltaire,  Montesquieu, Descartes, Locke, Condillac, Leibnitz, Spinoza; de las tesis  de los jesuitas Suarez, Mairena o Viscardo o de las formulaciones científicas  de Newton.

*Los dos anillos de la dominación*

Estas especificidades ayudan a explicar por qué a un ala importante del movimiento por la independencia, que disfrutaba de una holgada situación económica, le resultaba natural, además de conveniente, defender los derechos imperiales del Rey, incluida la opresión  de ellos mismos y todos los demás pobladores de las colonias trasatlánticas.

A esta franja de patriotas le molestaba el poder absoluto de la monarquía, pero no al punto de sentir que perjudicaba sus intereses vitales.

En muchos de  ellos apareció la jugada de cobrar su respaldo al Rey con nuevos privilegios para su estamento y obtener a cambio de proporcionar estabilidad, el derecho de los blancos criollos a ocupar posiciones de alto gobierno.

Proponen un nuevo esquema de roles dominantes, no la abolición  de la dominación. 

Se ofrecen para ser el lado interno del yugo  que enlo externo está en manos de la Corte y la monarquía.

Esta idea parcial de independencia, reducida a construir  un segundo anillo interno de dominación, es un rebote de la heterogeneidad del campo patriota y en consecuencia indica la presencia de un conflicto entre actores de la sociedad colonial cuyas manifestaciones podrían entenderse mejor si no fueran ocultadas por concepciones de la historia que evitan afectar reputaciones de panteón y que  consagran la infalibilidad de los próceres.

La concepción de la emancipación, influida por la conservación de  intereses estamentales,  es la que predomina en los agitados y complejos sucesos del 19 de abril: ese día se desconocieron y sustituyeron las autoridades del Rey, al mismo tiempo que se reconoce la conservación de los derechos de Fernando VII a gobernar las colonias.

*Actos y actas de independencia

Las divergencias y pugnas en el campo emancipador, pese a intrigas y agresividades, no bloquearon la necesaria lucha común por la independencia.

En la plaza y en el Cabildo los días de abril fueron de discusiones y confusiones. 

Para algunos las discrepancias son menores en comparación al objetivo a ganar. En su mayoría giran en torno  a oportunidad, velocidad y contenido del cambio político.

Por lo tanto, se podría esperar a abordarlas oportunamente sin   arriesgar la pérdida del chivo y el mecate. 

La  oscilación de emociones y opiniones era tan fuerte que el 19 de abril  se aprobaron hasta dos actas, una revocando a la otra, para dar cuenta de los propósitos del Cabildo y de la gente.

Entre abril de 1810 y julio de 1811, transcurrieron quince meses durante los cuales se procuró conciliar las divergencias entre dos mayorías, la de los    radicales que presionaban desde la Sociedad Patriótica y  la  de los moderados que controlaban el Congreso. En éste, se aprobará el texto de Constitución de Roscio frente al de Miranda.

Cuando el venerable anciano va a firmar el acta, informa que entregará por escrito al Secretario sus reservas a lo aprobado.

Desde la tribuna, un radical mudado a extremista, frecuente asistente a las reuniones abiertas de la Sociedad Patriótica, grita vendido y traidor a Miranda. El alborotador fue sacado del edificio  y detenido por unos días.

La zona de acuerdo se produjo gracias a la disposición compartida de no tolerar que un  supuesto  regreso del Rey al trono, significara el retorno a la situación anterior de una colonia sin derechos ni autonomía.

Hubo una decisión de  compromiso entre los polos que   no concordaban acerca de hasta donde debía llegar la autonomía. Privó, en una negociación, un consenso débil para dar, entre todos, un paso concreto hacia la existencia legítima de una  nación con la mayor pluralidad posible. 

Detrás de ese paso concreto había una mayoría inclusiva y democráticamente provisional, armada en numerosas gestiones del diputado Roscio.

El Acta aprobada el 5 de julio marcó el ingreso de Venezuela a la historia. También el inicio de una larga guerra para la cual se carecia de preparación. 

Entre indecisiones sobre lo que procedía hacer ante distintas disyuntivas; con incertidumbres sobre la forma del cambio; de dudas sobre cómo aplicar los principios republicanos en una sociedad analfabeta que no conocía la democracia; en medio de carreritas para contener extremismos y atenuar prejuicios, envidias y ambiciones; la mayoría de los  patriotas se sobrepusieron a las circunstancias negativas y supieron proteger los avances parciales como un logro de todos, no de una parte.

*Valor y significado de Roscio*

Roscio destaca como animador de esa unidad, forjador de consentimientos políticamente racionales y cohesionador de una estrategia para consolidar los cambios mediante una conducta para vencer “los hábitos de la esclavitud…conservar la libertad, y repeler ventajosamente los abusos del despotismo y de la arbitrariedad”. Son frases  presentes en las Instrucciones, que dicta el 25 de mayo de 1810, para tratar con los realistas y patriotas alzados en Coro. 

Entre ellos hay connotados  partidarios de mantener el yugo colonial borbónico o incluso napoleónico

 La marca de la yunta no importaba.

Roscio se empeña en cultivar el proceso independentista teniendo en cuenta su proyecto: crear una nación unida con un gobierno federal y descentralizado. Este propósito lo mantiene un año después, en “El patriotismo de Nirgua y abuso de los reyes”, donde agrega dos aspectos fundamentales de su doctrina de la libertad. Uno, la falsedad sobre el origen divino de los reyes porque “Dios no creo Reyes ni Emperadores sino hombres hechos a imagen y semejanza suya”.

Y el otro, su concepción de soberanía, implícita en el espíritu salvífico de la creación del hombre por Dios, que le atribuye al ser humano “…libre albedrio para establecer el gobierno que fuese más conveniente a su  felicidad: y de esta fuente nace el derecho que tienen los pueblos para quitar, alterar o reformar el gobierno establecido cuando así lo exige la salud pública y el convencimiento de ser establecido  para servir, no para dominar a los hombres…”. 

En el sistema republicano la soberanía reside en el pueblo  y no en una persona. Los gobiernos son representativos y alternativos.

Roscio, consecuente con sus ideales, practica la democracia también con sus adversarios, con el beneficio agregado de neutralizar, atraer y persuadir a sectores o figuras claves en ellos.

 Roscio recomienda observar y convencer al Comandante de Coro, reconocido como partidario de la ocupación francesa, para poder   hablarle a sus seguidores.

Las Instrucciones  ya mencionadas son claras: “…procure propagar y hacer circular entre aquella gente los impresos y papeles relativos a nuestra causa, y asegurar y persuadir a todos ellos de nuestras intenciones pacíficas y los sinceros y vivos  deseos que tenemos de verlos unidos a nosotros…”

*América toda existe en nación

Si el descubrimiento de América completó geográficamente el mundo, la  proclamación y posterior victoria de la independencia Suramericana, mostró su rostro hasta entonces reprimido, mediante la simultánea irrupción de varias naciones libres, enlazadas entre si por territorio, idioma, religión, costumbres, instituciones  e ideas que re-descubren un continente que, con integrantes de distintas categorías económicas, reclama su derecho a gobernarse a sí mismo. Roscio sustenta esta reivindicación americana: “Sin ley, es verdad, nadie puede vivir…pero sin rey cualquiera puede y debe vivir porque es un gobierno pésimo, nacido casi siempre de la violencia y el fraude…”.

Roscio fue una de las extraordinarias figuras que arribó y defendió su  convicción que el progreso humano resultaba incompatible con la dominación despótica y absoluta de la América por un imperio.

Roscio, junto a otros héroes civiles, elaboró y sostuvo con admirable lucidez, constancia y coraje las bases ideales y constitucionales para la creación de Venezuela. Diseña un proyecto de nación y emprende una acción a favor de su concepción republicana que lo convierte en uno de los fundadores de Venezuela.