Por Simón García
Venezuela primero fue idea, luego deseo, finalmente una
aspiración hecha realidad.
El punto de arranque de ese proceso comienza con la Cédula
real del 7 de septiembre de 1777 mediante la cual Carlos III crea, con territorio
y habitantes, la Capitanía General de Venezuela.
La motivación de independencia que surge en las provincias de
esa Capitanía General constituyó el lazo para articular y moldear la actividad
humana mediante la cual Venezuela se hizo una nación.
En esa heterogénea motivación, la independencia encarnó
en dos teorías sobre su posible realización. Una, reformadora, que proponía
independencia sin emancipación del imperio, pero ampliando los derechos de los
súbditos en las colonias. Y otra, revolucionaria, que plantea romper el vínculo
de sujeción a la Corona y promover internamente un nuevo pacto social para
pasar a ser una República libre y democrática.
*Las ideas no existen solas
Las relaciones y confrontaciones entre ambas visiones de
cambio alimentaron debates en las élites, que permearon entre las castas
superpuestas de la sociedad colonizada.
Su expresión más sistemática y su conformación en un
pensamiento orgánico, tuvo como núcleo primario a una vanguardia de
intelectuales que se formó en la Real y Pontificia Universidad de Caracas entre
los años 1780 y 1810, junto con la élite que había conocido mundo porque tenía
recursos para viajar.
Además de esta élite impulsora, diversos factores y actores
contribuyeron, a “territorializar”, en 42 millones de kilómetros cuadrados, la
idea de libertad que procedía de Europa y Norteamérica, a procurar la
modernidad de sociedades separadas y favorecer la elaboración de una dimensión
nacional de la identidad en el ámbito de hispanoamerica.
*Vientos foráneos
Al menos, cuatro de esos factores tenían procedencia extra
local: la difusión de las tesis de la ilustración y de las ideas liberales; el
impacto de la independencia de Norteamérica; los influjos de la revolución
francesa y la política exterior de Inglaterra, que protegía a los rebeldes
americanos del imperio español
Pero el evento activador del pensamiento y la causa
independentista como fenómeno continental, surge cuando en la metrópoli se
produce un vacío de poder por la sustitución ilegitima de Fernando VII.
La invasión de Napoleón a España y la usurpación del
trono fueron circunstancias que hicieron posible pasar de las palabras a los
hechos para asumir la gobernabilidad, por decisión y acción fundamental
de los nativos de las colonias.
Entonces la idea de independencia comenzó a adquirir,
formas históricas específicamente nacionales, movimiento interno para exigir
una autonomía y un desplazamiento de poder del centro imperial a su expansión
en América.
Este desplazamiento admitía variantes que contemplaban desde
una autonomía recortada sin afectar la dependencia con la metrópoli; la ruptura
absoluta con la monarquía o la monarquía constitucional.
*El conocimiento como fuerza del cambio
En el caso específico de la élite criolla del conocimiento,
aquella que se forjó en el saber escolástico de la Real y Pontificia
Universidad de Caracas, hay que poner de relieve tres asuntos.
En primer lugar, que su creación obedeció a la necesidad
imperial de contar con una burocracia nativa leal a la Corona, ya que´ésta no
podía proveer personal de España para todos los cargos de gobierno.
En segundo lugar, que en este papel de burocracia de relleno
la élite criolla no podía ejercer un conjunto de funciones de alto nivel. Esta
prohibición infranqueable generaba persistentes descontentos y concitaban el
repudio a reglas que empaquetaba, desde afuera y desde lejos, el monarca
a su absoluta y real ignorancia sobre sus colonias.
Tercero, la élite criolla comienza a nutrirse con
profesionales de un nivel de formación superior al promedio de los
europeos. En el desarrollo de estas competencias culturales, políticas y
gubernamentales aparece en los nativos una cualidad prohibida: pensar por
si mismos, producir conocimientos y generar una explicación sobre su
sociedad fuera de la lógica de los que mandan y de los dogmas
que Roscio califica como teología feudal.
Esta rebelión, en el plano de las ideas es inconcebible e
incontenible por quienes imponen una sola forma de pensar.
Todos estos aspectos se combinan y confluyen en una
peculiaridad: la impugnación del Estado colonizador nace en su interior, en el
estamento privilegiado de aquellos nativos instruidos que forman parte de él.
Es una capa cuya instrucción los faculta no solo para aplicar servilmente el
conocimiento hecho sino también para producirlo, ex novo.
Este cambio en el sistema imperial de producción de las ideas
trastoca el mecanismo del conocimiento como adaptación y refrescamiento de
ideas ya elaboradas e interrumpe su trasmisión unidireccional del centro
del imperio a sus posesiones coloniales.
Aumenta el choque entre las ideas que reproducen el
pensamiento colonizador y las nuevas ideas políticas y filosóficas expuestas
por Rosseau, Voltaire, Montesquieu, Descartes, Locke, Condillac,
Leibnitz, Spinoza; de las tesis de los jesuitas Suarez, Mairena o
Viscardo o de las formulaciones científicas de Newton.
*Los dos anillos de la dominación*
Estas especificidades ayudan a explicar por qué a un ala
importante del movimiento por la independencia, que disfrutaba de una holgada
situación económica, le resultaba natural, además de conveniente, defender los
derechos imperiales del Rey, incluida la opresión de ellos mismos y todos
los demás pobladores de las colonias trasatlánticas.
A esta franja de patriotas le molestaba el poder absoluto de
la monarquía, pero no al punto de sentir que perjudicaba sus intereses vitales.
En muchos de ellos apareció la jugada de cobrar su
respaldo al Rey con nuevos privilegios para su estamento y obtener a cambio de
proporcionar estabilidad, el derecho de los blancos criollos a ocupar
posiciones de alto gobierno.
Proponen un nuevo esquema de roles dominantes, no la
abolición de la dominación.
Se ofrecen para ser el lado interno del yugo que enlo
externo está en manos de la Corte y la monarquía.
Esta idea parcial de independencia, reducida a
construir un segundo anillo interno de dominación, es un rebote de la
heterogeneidad del campo patriota y en consecuencia indica la presencia de un
conflicto entre actores de la sociedad colonial cuyas manifestaciones podrían
entenderse mejor si no fueran ocultadas por concepciones de la historia que
evitan afectar reputaciones de panteón y que consagran la infalibilidad
de los próceres.
La concepción de la emancipación, influida por la
conservación de intereses estamentales, es la que predomina en los
agitados y complejos sucesos del 19 de abril: ese día se desconocieron y
sustituyeron las autoridades del Rey, al mismo tiempo que se reconoce la
conservación de los derechos de Fernando VII a gobernar las colonias.
*Actos y actas de independencia
Las divergencias y pugnas en el campo emancipador, pese a
intrigas y agresividades, no bloquearon la necesaria lucha común por la
independencia.
En la plaza y en el Cabildo los días de abril fueron de
discusiones y confusiones.
Para algunos las discrepancias son menores en comparación al
objetivo a ganar. En su mayoría giran en torno a oportunidad, velocidad y
contenido del cambio político.
Por lo tanto, se podría esperar a abordarlas oportunamente
sin arriesgar la pérdida del chivo y el mecate.
La oscilación de emociones y opiniones era tan fuerte
que el 19 de abril se aprobaron hasta dos actas, una revocando a la otra,
para dar cuenta de los propósitos del Cabildo y de la gente.
Entre abril de 1810 y julio de 1811, transcurrieron quince
meses durante los cuales se procuró conciliar las divergencias entre dos
mayorías, la de los radicales que presionaban desde la Sociedad
Patriótica y la de los moderados que controlaban el Congreso. En
éste, se aprobará el texto de Constitución de Roscio frente al de Miranda.
Cuando el venerable anciano va a firmar el acta, informa que
entregará por escrito al Secretario sus reservas a lo aprobado.
Desde la tribuna, un radical mudado a extremista, frecuente
asistente a las reuniones abiertas de la Sociedad Patriótica, grita vendido y
traidor a Miranda. El alborotador fue sacado del edificio y detenido por
unos días.
La zona de acuerdo se produjo gracias a la disposición
compartida de no tolerar que un supuesto regreso del Rey al trono,
significara el retorno a la situación anterior de una colonia sin derechos ni
autonomía.
Hubo una decisión de compromiso entre los polos
que no concordaban acerca de hasta donde debía llegar la autonomía.
Privó, en una negociación, un consenso débil para dar, entre todos, un paso
concreto hacia la existencia legítima de una nación con la mayor
pluralidad posible.
Detrás de ese paso concreto había una mayoría inclusiva y
democráticamente provisional, armada en numerosas gestiones del diputado
Roscio.
El Acta aprobada el 5 de julio marcó el ingreso de Venezuela
a la historia. También el inicio de una larga guerra para la cual se carecia de
preparación.
Entre indecisiones sobre lo que procedía hacer ante distintas
disyuntivas; con incertidumbres sobre la forma del cambio; de dudas sobre cómo
aplicar los principios republicanos en una sociedad analfabeta que no conocía
la democracia; en medio de carreritas para contener extremismos y atenuar
prejuicios, envidias y ambiciones; la mayoría de los patriotas se
sobrepusieron a las circunstancias negativas y supieron proteger los avances
parciales como un logro de todos, no de una parte.
*Valor y significado de Roscio*
Roscio destaca como animador de esa unidad, forjador de
consentimientos políticamente racionales y cohesionador de una estrategia para
consolidar los cambios mediante una conducta para vencer “los hábitos de la
esclavitud…conservar la libertad, y repeler ventajosamente los abusos del
despotismo y de la arbitrariedad”. Son frases presentes en las
Instrucciones, que dicta el 25 de mayo de 1810, para tratar con los realistas y
patriotas alzados en Coro.
Entre ellos hay connotados partidarios de mantener el
yugo colonial borbónico o incluso napoleónico
La marca de la yunta no importaba.
Roscio se empeña en cultivar el proceso independentista
teniendo en cuenta su proyecto: crear una nación unida con un gobierno federal
y descentralizado. Este propósito lo mantiene un año después, en “El
patriotismo de Nirgua y abuso de los reyes”, donde agrega dos aspectos
fundamentales de su doctrina de la libertad. Uno, la falsedad sobre el origen
divino de los reyes porque “Dios no creo Reyes ni Emperadores sino hombres
hechos a imagen y semejanza suya”.
Y el otro, su concepción de soberanía, implícita en el
espíritu salvífico de la creación del hombre por Dios, que le atribuye al ser
humano “…libre albedrio para establecer el gobierno que fuese más conveniente a
su felicidad: y de esta fuente nace el derecho que tienen los pueblos
para quitar, alterar o reformar el gobierno establecido cuando así lo exige la
salud pública y el convencimiento de ser establecido para servir, no para
dominar a los hombres…”.
En el sistema republicano la soberanía reside en el
pueblo y no en una persona. Los gobiernos son representativos y
alternativos.
Roscio, consecuente con sus ideales, practica la democracia
también con sus adversarios, con el beneficio agregado de neutralizar, atraer y
persuadir a sectores o figuras claves en ellos.
Roscio recomienda observar y convencer al Comandante de
Coro, reconocido como partidario de la ocupación francesa, para poder
hablarle a sus seguidores.
Las Instrucciones ya mencionadas son claras: “…procure
propagar y hacer circular entre aquella gente los impresos y papeles relativos
a nuestra causa, y asegurar y persuadir a todos ellos de nuestras intenciones
pacíficas y los sinceros y vivos deseos que tenemos de verlos unidos a
nosotros…”
*América toda existe en nación
Si el descubrimiento de América completó geográficamente el
mundo, la proclamación y posterior victoria de la independencia
Suramericana, mostró su rostro hasta entonces reprimido, mediante la simultánea
irrupción de varias naciones libres, enlazadas entre si por territorio, idioma,
religión, costumbres, instituciones e ideas que re-descubren un
continente que, con integrantes de distintas categorías económicas, reclama su
derecho a gobernarse a sí mismo. Roscio sustenta esta reivindicación americana:
“Sin ley, es verdad, nadie puede vivir…pero sin rey cualquiera puede y debe
vivir porque es un gobierno pésimo, nacido casi siempre de la violencia y el
fraude…”.
Roscio fue una de las extraordinarias figuras que arribó y
defendió su convicción que el progreso humano resultaba incompatible con
la dominación despótica y absoluta de la América por un imperio.
Roscio, junto a otros héroes civiles, elaboró y sostuvo con admirable lucidez, constancia y coraje las bases ideales y constitucionales para la creación de Venezuela. Diseña un proyecto de nación y emprende una acción a favor de su concepción republicana que lo convierte en uno de los fundadores de Venezuela.