Advierte sobre un posible fin de ciclo para la fuerza de
izquierda boliviana fundada y liderada por el expresidente Evo Morales.
Desde La Paz
Javier Larraín nació en Chile pero hace once años vive
en Bolivia. Es profesor de Historia y Geografía, tiene un máster en Estudios
Latinoamericanos por la Universidad de La Habana y dirige la revista Correo del
Alba, un medio donde se destacan las columnas de opinión de su compatriota, el
sociólogo Marcos Roitman, el escritor uruguayo Raúl Zibechi, el
exministro de Evo, José Pimentel y el politólogo argentino Atilio Borón.
Dice con crudeza lo que nadie quisiera escuchar en el campo progresista. Un
posible fin de ciclo del MAS después
de haber gobernado durante dos décadas.
-¿Estamos ante el advenimiento de una derrota electoral para
el Movimiento al Socialismo tal como expresan las encuestas?
- Hay una posibilidad real de que gane la derecha y que pasen
a segunda vuelta dos candidatos de esa expresión política. Da lo mismo el
orden, si es Doria Medina o Tuto Quiroga. Lo que está por
verse es si Andrónico Rodríguez alcanza con un voto oculto o no declarado a
encaramarse entre medio de los dos y puede ser una alternativa. Hasta el
momento las encuestas son así y eso para mí es un fin de ciclo.
- ¿Cuándo ubica usted el comienzo de esta crisis del MAS?
- Yo creo que el proceso de descomposición del MAS venía
desde antes. Desde el 2013, 2014 y si recordamos que en 2019 sacó la votación
más baja con Evo del 47 por ciento y había perdido un referéndum cuyo resultado
desconoció, entonces lo que hemos venido viendo es esa caída. Hubo un impulso
con la victoria de Arce por el 55 por ciento en 2020, pero su implosión
rápidamente y esa división en el MAS que generó un malestar social muy grande.
-¿Y cómo se expresa ese malestar?
- Existe una mayoría casi abrumadora que no se ve
representada por los candidatos del MAS y le da el beneficio de la duda a la
oposición para que pueda desmontar el estado plurinacional y todo lo que quiera
en el Parlamento. Pero sin dudas, también en Bolivia hay un 20, un 30 por
ciento nacional y popular como le llaman acá, que tiene memoria y un rechazo al
neoliberalismo. Entonces va a ir con resignación a las urnas, o no va a ir, o
votará nulo, por Andrónico o por quién sea.
-¿A qué atribuye la división en el MAS?
- Lo más profundo que tuvo el MAS como proyecto político fue
la famosa agenda de octubre que la cumplió cuando accedió al gobierno Evo y
consistía en la refundación del país, la asamblea constituyente, los
hidrocarburos, todo eso pasó en 2011, 2012 y después hasta el 2014 siguió esa
línea. Pero el último gobierno de Morales fue administrativo, sin relato, sin
horizonte, el lema fue la industrialización, aunque no hubo algo que convocara,
que tuviera una mística y eso provocó las diferencias intestinas que nunca
fueron bien canalizadas.
-¿Y el golpe de Estado de noviembre de 2019 contra Evo cuánto
influyó?
- Para mí fue la guinda de la torta cuando los dirigentes del
MAS empezaron a irse del país y acá la militancia se quedó sola y no sabía qué
hacer. Yo estaba acá. No había nadie. Llegó un twitter dos días después. Se
fueron acumulando estas cosas y todo puso en tela de juicio el liderazgo de Evo
y de otras personalidades del gabinete. Con el agregado de una lucha de egos
entre Arce y Morales.
- ¿Hay matices entre los candidatos de derecha, si hablamos
de los dos que están ubicados hasta hoy en primer y segundo lugar: Tuto Quiroga
y Samuel Doria Medina?
- Yo veo a Doria Medina como un empresario más pragmático,
como un Piñera Uno, que va a poder convivir con los bonos sociales, que va a
tener un nivel de apertura al diálogo un poquito mayor. Y creo que Tuto Quiroga
es la pata más derechista y más reaccionaria.
-¿Qué piensa de Andrónico Rodríguez y su distanciamiento de
Evo, quien le quitó apoyo a su candidatura?
-Andrónico es un líder cocalero con toda su trayectoria en el
Trópico de Cochabamba, era el secretario de una federación y el delfín de Evo.
En estos cinco años fue el presidente del Senado y opositor a Arce. Él hasta
enero o febrero pasado estaba en contra del gobierno. O sea, nunca tuvo
cercanía con el MAS oficialista porque era de ese núcleo de hierro de Evo.
¿Dónde se rompe eso? Con su postulación.
- ¿Qué opina del voto digno o voto nulo que plantea el
expresidente Morales?
- Creo que es un disparate. El senador Leonardo Loza habla de
tres millones de votos. Yo no lo creo. Cuando dijeron que la gente renunciara
al MAS no renunció más del uno por ciento del millón de militantes. Cuando
dijeron que salieran del aparato público o de los cargos en embajadas no
renunciaron. No creo que tengan esos 3 millones de votos. Ese voto nulo en la
coyuntura actual es un voto reaccionario, un voto derechista, porque se va a
ver sobrerrepresentada la derecha.
- Hablamos de Morales pero no tanto de Arce, ¿qué tipo de
errores le atribuye al presidente en esta crisis del MAS?
- El no manejó bien la división del MAS cuando comenzó. Uno
de los que trató de llamar a la unidad o ver una fórmula de convivencia fue
Álvaro García Linera, quien pensó en la idea de que uno era el líder político y
el otro, el líder histórico de los movimientos sociales. A partir de no
procesar bien esas diferencias, Arce se concentró mucho en destruir la figura
de Morales, en envolverse en una guerra que lo llevó a no comprender en
determinado momento el escenario político y hacer una buena gestión de
gobierno.
Fuente: Página 12 / Argentina.