Por Víctor
Baptista* / Opinión
Las guerras se asoman sin recato, la intolerancia se pasea
risueña por el mundo ante la angustia y el horror. Las democracias se tambalean
ante la feroz autocracia manipuladora que desafía los contrapesos institucionales,
se impone la política del espectáculo, y de los grandes negocios por encima de
la gente y las desigualdades sociales. Estamos amenazados por la
violencia, aquí en Venezuela no estamos exentos de esa realidad, al contrario,
nuestra situación interna y con este régimen de vocación totalitaria tenemos la
soga al cuello y solo vivimos envueltos en peleas qué nos consumen, para el
placer del inquilino de Miraflores.
¿Nos imaginamos el destino de esos niños de primaria y secundaria que hoy no cuentan con un sistema educativo, ni de salud, ni de nada para su desarrollo? ¿Qué país tendrán ellos? ¿Estaremos consientes de las penurias, el atraso y la desolación de Venezuela por no ponernos de acuerdo para hacer viable los cambios?
Después del 27 de Julio el reto nos va a decir si seguimos fragmentados
o si decidimos en medio de las diferencias, ponernos de acuerdo para trabajar
juntos y evitar el Estado Comunal y la desaparición de la democracia.
De todos depende, si evitamos las exclusiones, la arrogancia,
el sectarismo y la mezquindad.
*Dirigente político en el estado Aragua.