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15 junio, 2025

Este loro es tan grande que no puede volar y los científicos recurrieron a la inseminación artificial para evitar su extinción

Por Obed Nares

Pesa hasta 4 kilogramos, vive de noche, no puede volar y emite sonidos profundos desde agujeros en la tierra para atraer pareja. Se trata de un animal llamado kākāpō y es una de las aves más raras del planeta. Solo quedan pocos ejemplares en las islas de Nueva Zelanda y su supervivencia pende de un hilo.

Pero la ciencia aún quiere salvar a estos extraños animales, ya que un grupo internacional de investigadores utilizó inseminación artificial para lograr que este loro gigante tenga crías.

El kākāpō (Strigops habroptiluses el único loro del mundo que no vuela, que es nocturno y que se reproduce mediante un sistema de “lek, una especie de escenario natural donde los machos emiten llamados desde cuencos que amplifican el sonido.

El problema es que este sistema hace que muy pocos machos logren reproducirse. Además, los kākāpō tienen una tasa de fertilidad baja, una alta mortalidad embrionaria y se reproducen solo cada dos a cinco años, cuando ciertos árboles como el rimu dan frutos en masa.

La situación se agravó con la llegada de colonos europeos, que introdujeron ratas, armiños y comadrejas en el ecosistema. Estas especies, que cazan por el olfato, encontraron en el sigiloso y camuflado kākāpō una presa fácil. Para protegerlos, los conservacionistas trasladaron a los últimos ejemplares a islas sin depredadores, pero el número de aves sigue siendo extremadamente bajo.

Tecnología veterinaria para una crisis evolutiva

Ante este panorama, los científicos decidieron intervenir directamente en el proceso reproductivo. Según Phys.orgdesde 2009 se ha intentado usar inseminación artificial, pero con resultados limitados. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista PLOS ONE detalla una técnica más refinada y exitosa.

Durante la temporada de cría de 2019, los investigadores recolectaron semen de 20 machos de kākāpō. Para ello, emplearon una combinación de masaje abdominal y estimulación eléctrica mediante una sonda multipolar, desarrollada especialmente para aves grandes.

Después de analizar la calidad del semen en condiciones de campo, las mejores muestras fueron usadas para inseminar artificialmente a 12 hembras. La fertilidad de la segunda puesta de huevos pasó de un 29.4% sin ayuda a un impresionante 70% con inseminación artificial.

Además, se confirmó que al menos cuatro polluelos nacieron gracias a esta técnica. Lo más relevante es que algunos de estos polluelos provinieron de machos que nunca habían logrado reproducirse, lo que permitió reintroducir genes raros y valiosos al acervo genético de la especie.

Más que salvar una especie: preservar una historia evolutiva única

Según el estudio, este tipo de intervención no solo aumenta las probabilidades de éxito reproductivo, sino que también ayuda a mantener la diversidad genética, uno de los principales cuellos de botella evolutivos para el kākāpō. Se trata de una especie con tan pocos ejemplares vivos que algunos de sus genes fundamentales podrían perderse en una sola generación si no se interviene.

Los investigadores planean repetir la técnica en futuras temporadas reproductivas y ya trabajan en protocolos de almacenamiento de semen y posibles técnicas de criopreservación.

Fuente: XATAKA / México.