La influencia financiera de China en América Latina crece año
tras año, pero hay un país que lidera el endeudamiento con cifras que
sorprenden. Este vínculo económico encierra oportunidades, tensiones y un
delicado equilibrio geopolítico en la región.
La
expansión de China en América Latina no solo se mide en comercio o
infraestructura, sino también en deuda. Desde hace dos décadas, Beijing
ha financiado proyectos millonarios en varios países del continente,
consolidando una red de préstamos estratégicos. Pero entre todos, hay
una nación que destaca por encima del resto por el volumen de su deuda con el
gigante asiático.
El país con mayor deuda: un vínculo estratégico y complejo
De acuerdo con un análisis del Inter-American Dialogue y el Boston University Global Development Policy Center, Venezuela es el país latinoamericano más endeudado con China. Se estima que ha recibido más de 60.000 millones de dólares en financiamiento desde 2007, gran parte canalizado a través del Banco de Desarrollo de China (CDB) y el EximBank chino.
Este
endeudamiento responde en su mayoría a préstamos respaldados por
petróleo, lo que convirtió a Venezuela en un socio energético clave para
Beijing durante la última década. Sin embargo, la
profunda crisis económica y política venezolana complicó los pagos,
generando una renegociación silenciosa de los términos de la deuda y un
redireccionamiento del enfoque chino hacia otros países más estables.
Más allá de los números: una influencia que se expande
Aunque Venezuela lidera en volumen, otros países también han
incrementado su dependencia financiera de China. Brasil, Ecuador y
Argentina figuran entre los principales receptores de préstamos chinos en la
región. Estos
fondos han sido utilizados para financiar desde represas
hidroeléctricas hasta sistemas de transporte y telecomunicaciones.
En muchos casos, los
acuerdos implican condiciones especiales: contratación de empresas chinas,
uso de tecnología del país asiático o garantía de recursos naturales como
colateral. Esto ha encendido alertas en sectores
políticos y económicos sobre una posible “trampa de deuda” y la
pérdida de soberanía en decisiones clave.
Un futuro incierto, pero interdependiente
La
relación entre América Latina y China se ha vuelto cada vez más
interdependiente. Mientras que para algunos gobiernos esta relación ofrece
alternativas al financiamiento tradicional occidental, para otros supone nuevos
riesgos. Venezuela,
en particular, se mantiene como el ejemplo más visible de cómo el endeudamiento
con China puede moldear el rumbo económico y diplomático de un país.
Tomado de GIZMODO en español. Imagen: © Expediente Público.