El comunicado llega después de
que tres importantes grupos armados decidieran el martes una pausa de un mes en
las hostilidades
RANGUN, Myanmar.- La junta
militar que gobierna Myanmar anunció este miércoles un alto el fuego
temporal en la lucha contra los grupos armados alzados contra el poder,
para ayudar a la recuperación después del devastador
terremoto de magnitud 7,7 de la semana pasada.
La junta informó en un comunicado
que el alto el fuego se extenderá desde este miércoles hasta el 22 de
abril “con el objetivo de acelerar los esfuerzos de ayuda y reconstrucción, y
mantener la paz y la estabilidad” tras el terremoto del viernes
pasado, que dejó cerca de 2900 muertos.
El terremoto golpeó Myanmar en
medio de una devastadora guerra civil, agravando aún más una crisis
humanitaria ya de por sí crítica. Más de tres millones de personas habían sido
desplazadas de sus hogares, y casi 20 millones necesitaban asistencia incluso
antes del sismo, según las Naciones Unidas.
El anuncio de la junta militar
llega después de que tres importantes grupos armados de minorías
étnicas anunciaran el martes una pausa de un mes en las hostilidades para
facilitar el despliegue de ayuda humanitaria. Previamente, las Fuerzas de
Defensa Popular, un grupo formado por disidentes tras el golpe militar de 2021,
también habían declarado un alto el fuego parcial tras el sismo.
Según un informe televisivo, los grupos armados étnicos y las milicias locales deben abstenerse de atacar a las fuerzas de seguridad estatales y las bases militares, así como de organizarse, reunir fuerzas o expandir territorio. El comunicado advirtió que, de no cumplirse estas condiciones, el ejército tomará las medidas necesarias.
La junta militar anunció el cese
al fuego pero es demasiado pronto para decir si una pausa en los
combates podría llevar a algo más duradero, explicó Morgan Michaels, un
analista con sede en Singapur del Instituto Internacional de Estudios
Estratégicos que dirige su proyecto Mapa del Conflicto de Myanmar.
“Habrá algunos, especialmente en
la comunidad internacional, que esperarán que una pausa humanitaria pueda ser
un bloque de construcción para una desescalada más amplia, pero también habrá
una fuerte resistencia de partes de la sociedad de Myanmar que rechazan la idea
de más negociaciones con el régimen”, dijo a The Associated Press.
“Requeriría una diplomacia muy
hábil y activa para transformar una pausa humanitaria en algo más duradero. Y
eso no está garantizado”, agregó.
Una milicia opositora
perteneciente a la Alianza de los Hermanos, uno de los poderosos grupos que
controla una gran parte del país, informó que el ejército disparó
anoche contra un convoy de ayuda de la Cruz Roja China, compuesto por nueve
vehículos, en la parte norte del estado de Shan, cerca del pueblo de Ohn Ma
Tee.
El Ejército de Liberación
Nacional Ta’ang declaró que la Cruz Roja China estaba transportando suministros
a Mandalay y había informado su ruta al ejército.
Sin embargo, el general de
división Zaw Min Tun, vocero del régimen militar, aseguró que el convoy
no había notificado con anticipación su ruta a las autoridades, según
informó MRTV. Aunque no mencionó directamente a la Cruz Roja, afirmó que las
fuerzas de seguridad dispararon al aire para disuadir a un convoy que se negó a
detenerse cerca del pueblo de Ohn Ma Tee, donde se habían producido recientes
combates con el TNLA.
El vocero del Ministerio de
Relaciones Exteriores de China, Guo Jiakun, no se pronunció sobre el ataque,
pero afirmó que “los suministros de ayuda proporcionados por la Sociedad de la
Cruz Roja de China a Myanmar han llegado a Myanmar y están en camino a
Mandalay”. Además, agregó que “el personal de rescate y los suministros están
seguros”.
China, vecina de Myanmar, es
un socio económico clave para el país y uno de los mayores proveedores de armas
del ejército, junto con Rusia. Por su parte, la Federación Internacional de
Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja informó que está
investigando el incidente.
Continúan las tareas de rescate
El miércoles temprano, los
rescatistas lograron salvar a dos hombres de las ruinas de un hotel en
la capital de Myanmar. Sin embargo, cinco días después del devastador
terremoto, la mayoría de los equipos de rescate solo encontraban
cuerpos, lo que aumentaba las preocupaciones de que los continuos ataques
militares a las fuerzas de resistencia pudieran obstaculizar aún más los
esfuerzos de ayuda.
El terremoto de magnitud 7,7
golpeó el país el viernes al mediodía, derribando miles de edificios,
colapsando puentes y deformando carreteras. El número de muertos
aumentó a 2886 el miércoles, con otros 4639 heridos, según la televisión
estatal MRTV, aunque los informes locales sugieren que las cifras podrían ser
mucho más altas.
El sismo también afectó a la
vecina Tailandia, donde se derrumbó un edificio de gran altura en
construcción en Bangkok. El miércoles por la mañana, un cuerpo fue
rescatado de los escombros, elevando a 22 el número de muertes en Bangkok, con
35 heridos, en su mayoría trabajadores del sitio de construcción.
Una obra en construcción se viene
abajo durante el terremoto
Frente a esta tragedia, varios
países han prometido millones de dólares en asistencia para apoyar a
Myanmar y las organizaciones humanitarias en la titánica tarea de rescate.
Australia anunció el miércoles que proporcionaría 4,5 millones de dólares
adicionales, sumando 5,75 millones en total, y ya tenía un equipo de respuesta
rápida en el terreno. La India también envió ayuda, incluyendo dos barcos de la
marina con suministros y 200 trabajadores de rescate. Además, China envió 270
personas, Rusia 212 y los Emiratos Árabes Unidos 122.
Un equipo de tres personas de la
Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) llegó el
martes para evaluar cómo responder a la emergencia, dada la limitación de
recursos de Estados Unidos debido a los recortes presupuestarios y al
desmantelamiento de la agencia durante el gobierno de Donald Trump. Washington
ha prometido dos millones de dólares en asistencia de emergencia.
Los informes hasta ahora han
llegado principalmente desde Mandalay, la segunda ciudad más grande del país,
que se encuentra cerca del epicentro, y desde la capital, Naipyidó, a unos 270
kilómetros al norte. Muchas áreas siguen sin electricidad, teléfono o
conexión celular, y son de difícil acceso por carretera. Sin embargo, se
espera que lleguen más detalles.
En el municipio de Singu, a unos
65 kilómetros al norte de Mandalay, 27 mineros de oro perdieron la vida en un
derrumbe, según la Voz Democrática de Birmania. En la zona del lago
Inle, al noreste de la capital, muchas personas murieron cuando las casas
construidas sobre pilotes de madera en el agua se derrumbaron durante el
terremoto, aunque el Global New Light of Myanmar no proporcionó cifras exactas.
Agencias AFP y AP – Tomado de LA
NACION / Argentina. Imagen: SAI AUNG MAIN – AFP.