La líder del partido de ultraderecha no mostró reacción
inmediata mientras la jueza principal leía el veredicto; se fue antes de que
anunciaran la pena a 4 años de prisión y 5 años de inhabilitación
PARÍS.- Este lunes, una corte francesa declaró
culpable a Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional (RN, por sus siglas
en francés), por un caso de desvío de
fondos. La sentencia la condena a cuatro años de prisión,
dos de los cuales sin libertad condicional con posibilidad de brazalete
electrónico, y cinco de inhabilitación, poniendo en jaque sus
aspiraciones presidenciales para 2027.
Poco después de conocerse el veredicto en Francia, el abogado de la líder ultraderechista anunció que apelaría la condena. “Es un golpe a la democracia”, agregó durante una breve declaración a la prensa ante la sede en París de RN. Según el vocero de la formación, su líder se mantiene “combativa”.
Durante la lectura del fallo, Le Pen, de 56 años, permaneció
en la primera fila del tribunal de París sin mostrar reacción alguna y se
retiró antes de que se anunciara la pena.
La magistrada Bénédicte de Perthuis también
declaró culpables a otros ocho miembros de su partido, tanto
actuales como anteriores, quienes, al igual que Le Pen, ocuparon cargos como
legisladores en el Parlamento Europeo.
“La finalidad es asegurar que los representantes electos, al
igual que cualquier ciudadano, no reciban un trato preferencial”, afirmó la presidenta del tribunal
correccional de París al anunciar la pena de ejecución inmediata para
Le Pen y los demás acusados.
Tras una breve conversación con su abogado, la líder de la
ultraderecha francesa abandonó el tribunal sin esperar los detalles de la
condena y sin hacer declaraciones a la prensa. Horas después, anunció en X que
participará como invitada en el programa de TF1 a las 20 (hora local).
Durante el juicio, la fiscalía había solicitado cinco años de
prisión (dos de cumplimiento obligatorio), una multa de 300.000 euros y cinco
años de inhabilitación. En sintonía con esta petición, la sentencia bloquea la
candidatura de Le Pen para las elecciones presidenciales de 2027, en las que el
actual presidente, Emmanuel Macron, ya no puede presentarse.
Las encuestas la situaban como favorita en la primera vuelta. Ella misma había calificado
previamente este escenario como una “muerte política”.
La denuncia por malversación de fondos
Entre septiembre y noviembre, la justicia procesó a
Le Pen, a su partido y a otras 24 personas por presuntamente haber utilizado
fondos del Parlamento Europeo para pagar a empleados de su formación política
entre 2004 y 2016.
Según la investigación, se estableció de manera
“concertada y deliberada” un “sistema de malversación” que desviaba los 21.000
euros (22.700 dólares) mensuales asignados a cada eurodiputado para el pago de
sus asistentes parlamentarios.
El tribunal determinó que estos empleados, en
realidad, trabajaban para el partido Frente Nacional (FN), rebautizado como
Agrupación Nacional (RN) en 2018, lo que habría permitido a la organización
ahorrar importantes sumas de dinero mediante una práctica prohibida por la
legislación europea.
Las audiencias revelaron, por ejemplo, que parte de
estos fondos de la Unión Europea (UE) se utilizó para pagar al guardaespaldas
de Le Pen—quien en su momento protegió a su padre—y a su asistente
personal.
“Muerte política”
Le Pen quedó en segundo lugar detrás del presidente Emmanuel
Macron en las elecciones de 2017 y 2022, mientras que el apoyo a su partido ha crecido en los
últimos años.
Durante el juicio de nueve semanas, que se llevó a cabo a
finales de 2024, la líder de la ultraderecha defendió que su
inhabilitación “tendría el efecto de privarme de ser candidata presidencial” y,
además, vulneraría los derechos de sus seguidores. “Once millones de
personas votaron por el movimiento que represento. Así que, potencialmente,
millones de franceses se verían privados de su candidato en la elección”,
argumentó ante el panel de tres jueces.
Si Le Pen no puede postularse en 2027, su sucesor natural
sería Jordan Bardella, su protegido de 29 años, quien la reemplazó
al frente del partido en 2021.
Le Pen negó haber dirigido “un sistema” destinado a desviar
fondos del Parlamento Europeo para beneficiar a su partido, al cual lideró
entre 2011 y 2021. En su defensa, sostuvo que era legítimo adaptar el
trabajo de los asistentes parlamentarios a las necesidades de los legisladores,
incluso en tareas altamente políticas relacionadas con el partido.
El ascenso de Le Pen
Le Pen ha conseguido posicionar a la extrema derecha
como un actor político ineludible en Francia, suavizando su imagen pública
sin abandonar los principios fundamentales de su programa. A sus 56 años, esta
figura parecía tener todas las condiciones a su favor para conquistar el
Palacio del Elíseo en las elecciones de 2027, más de una década después de
asumir el liderazgo del histórico partido de extrema derecha fundado por su
padre, Jean-Marie Le Pen.
Con el oficialismo sin un candidato claro para suceder al
actual presidente centroderechista, Le Pen se perfilaba como una contendiente
dominante en las encuestas. Este ascenso se vio impulsado por el
creciente respaldo a sus posturas antimigrantes en una Francia
cada vez más inclinada hacia la derecha, un fenómeno que también se observa a
nivel global, con el auge de líderes populistas en países como Italia,
Hungría, Argentina y Estados Unidos.
En febrero, ante una reunión de la extrema derecha europea en
Madrid, Le Pen afirmó: “Desde el regreso de Donald Trump, el mundo y
Europa están experimentando una aceleración de la historia. Estamos ante un
verdadero cambio”. Esta abogada de formación, reconocible por su distintiva
melena rubia, ha construido su carrera política integrando las principales
preocupaciones de los franceses —como la seguridad y el poder adquisitivo— al
tradicional discurso antimigrantes de su partido.
De manera metódica, la actual diputada francesa logró desvincularse
del legado racista y antisemita de su padre, Jean-Marie Le Pen, de
quien heredó en 2011 las riendas del Frente Nacional (FN), rebautizado en 2018
como Agrupación Nacional (RN). Su estrategia de normalización alcanzó un punto
culminante en 2015, cuando expulsó a su padre del partido que él mismo
había fundado, una decisión que, según admitió recientemente tras su
fallecimiento en enero, “nunca” se perdonará.
AFP, AP y ANSA –
Tomado de LA NACION / Argentina. Imagen: Thomas Padilla – AP.