Este descenso refleja una preocupante tendencia global en la que los avances democráticos continúan estancándose o incluso revirtiéndose.
Francia pasó de ser una
"democracia plena" a una "defectuosa". Venezuela fue
incluida en el renglón “regímenes autoritarios” junto con Cuba, Haití y
Nicaragua.
Entre Todos
D.
Índice de Democracia de la Unidad de Inteligencia de The Economist de 2024
A pesar de
que 2024 fue un año récord en elecciones, con casi la mitad de la población
mundial acudiendo a las urnas, el Índice de Democracia de la Unidad de
Inteligencia de The Economist registró un nuevo retroceso,
alcanzando su nivel más bajo desde su creación en 2006. La puntuación
promedio cayó de 5,23 a 5,17. Este descenso refleja una preocupante tendencia global en
la que los avances democráticos continúan estancándose o incluso revirtiéndose.
Según el
índice, solo el 45% de la
población mundial vivía en una democracia en 2024, mientras que el 39% estaba
bajo un régimen autoritario y el 15% en “regímenes híbridos”, sistemas
políticos que combinan elementos de democracia electoral con tendencias
autoritarias.
Al mismo
tiempo, solo 25 países fueron
considerados “democracias plenas”, mientras que 46 se clasificaron como “democracias
defectuosas”. La Argentina,
que con una puntuación de 6,51 ocupó el puesto 54, manteniéndose en la misma
posición que en el índice de 2023, forma parte de este segundo grupo.
Los países que lideran el ranking, en orden descendente, son Noruega, Nueva Zelanda, Suecia, Islandia, Suiza, Finlandia, Dinamarca, Irlanda, Países Bajos y Luxemburgo. Nueva Zelanda es el único país no europeo en el top 10.
El retroceso registrado en 2024 no fue impulsado por las democracias,
sino por un deterioro aún mayor en los regímenes autoritarios,
cuya puntuación promedio siguió cayendo. Esta tendencia de los últimos años
parece confirmar que estos
gobiernos tienden a volverse aún más represivos con el tiempo. En lugar
de responder a las aspiraciones populares con reformas democráticas, los
líderes autocráticos refuerzan su control y reprimen con mayor dureza cualquier
forma de disidencia.
Además, estos
regímenes no solo intensifican sus
tácticas represivas de manera individual, sino que también aprenden
unos de otros, intercambiando estrategias para afianzar su poder y neutralizar
la oposición. Este fenómeno refuerza la idea de que el retroceso democrático no es un hecho aislado, sino parte de una
dinámica global en la que los sistemas autoritarios buscan perpetuarse y
resistir las presiones internas y externas por un mayor grado de
libertad política.
Los países
con las puntuaciones más bajas, en orden ascendente, son Afganistán -que se mantiene como el peor calificado-,
seguido por Myanmar, Corea del Norte, República Centroafricana, Siria, Sudán,
Turkmenistán, Laos, Tayikistán y Chad.
Cambios de
categoría
Hubo nueve cambios en la clasificación de
regímenes, una cifra inusualmente alta en comparación con años anteriores. República Checa, Estonia y Portugal
ascendieron a la categoría de “democracias plenas”, mientras que Francia, cuya
escena política interna se ha vuelto cada vez más fragmentada, y Corea del Sur fueron degradadas a
“democracias defectuosas”.
Por otro
lado, Papúa Nueva Guinea y
Paraguay, que en 2023 habían logrado subir a la categoría más baja de
las “democracias defectuosas”, retrocedieron
nuevamente a “regímenes híbridos” en 2024, al igual que Rumania, que cayó 12
puestos en el ranking tras la polémica cancelación de una elección
presidencial. Además, Mauritania
descendió a la categoría de régimen autoritario debido a la baja
participación en las elecciones presidenciales de junio de 2024 y a un
empeoramiento en su calificación de corrupción.
Los cambios
más drásticos
Bangladesh sufrió la mayor caída en el índice de 2024,
con una reducción de 1,44 puntos tras unas elecciones fraudulentas, la
destitución del primer ministro y una creciente inestabilidad política. Esto lo
hizo descender 25 posiciones hasta el puesto 100 de 167, acercándolo al extremo
inferior de la categoría de “regímenes híbridos”. Túnez, que alguna vez fue un referente democrático en Medio
Oriente y el norte de África, registró el segundo mayor retroceso, con una
caída de 0,80 puntos y una posición más cercana al fondo de su clasificación.
También se observaron descensos
significativos en Kuwait, Georgia, Qatar, Rumania, Pakistán y Guinea-Bisáu.
En contraste,
las mejoras fueron más limitadas. Libia
registró el mayor avance, con un aumento de 0,53 puntos, aunque desde
una base muy baja. En Senegal,
las victorias de la oposición en las elecciones parlamentarias y presidenciales
impulsaron su puntuación en 0,45 puntos, acercándolo al umbral para ser
considerado una “democracia defectuosa”. Otros países con ligeras mejoras
fueron Portugal, Letonia y
Jordania.
América
Latina
El puntaje de
América Latina y el Caribe como región bajó 0,07 puntos con respecto a 2023, al
pasar de 5,68 a 5,61. La región se compone de dos democracias plenas ―Costa Rica y Uruguay―, diez
democracias defectuosas, ocho regímenes híbridos y cuatro regímenes autoritarios ―Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela-.
El único país
en la región que experimentó un cambio de categoría fue Paraguay, que descendió de la clasificación de democracia defectuosa
a la de régimen híbrido. Según el informe, esta degradación fue consecuencia de
una nueva ley que restringe la libertad de acción de las organizaciones no
gubernamentales (ONG).
El informe
apuntó a la intensificación de las divisiones
partidistas como una de las causas de deterioro y destacó el caso de la Argentina y de
Brasil. “Las divisiones
partidistas e ideológicas se intensificaron durante el primer año
en el cargo del presidente libertario de Argentina, Javier Milei”, señaló el
informe.
“Milei,
un outsider político cuya influencia se vio amplificada por
las redes sociales, fue elegido con una plataforma firmemente anti-establishment.
Como presidente, ha continuado atacando
a los medios de comunicación y a figuras políticas de la oposición, lo que ha
acentuado la polarización política y ha tenido un efecto intimidante sobre las
voces disidentes”, dice el texto.
Sin embargo,
reconoció que “las mejoras en la protección de la propiedad privada y un mayor nivel de confianza en el gobierno han
compensado parcialmente la disminución en las puntuaciones del índice
relacionadas con la libertad de expresión y los medios de comunicación”.
En Brasil, cuya puntuación sufrió una fuerte caída en 2024, haciendo que
el país descendiera seis lugares en el ranking global hasta situarse en el
puesto 57, el 80% de los brasileños afirma que el conflicto entre
quienes apoyan diferentes partidos políticos es fuerte o muy fuerte, según una
encuesta de Pew realizada el año pasado.
Además, el
informe subrayó la medida tomada por la Corte Suprema de Brasil al prohibir el
acceso a la plataforma X en el país, una acción sin precedente en democracia.
Esta prohibición, que duró dos meses, afectó a decenas de millones de usuarios
y se levantó solo cuando la empresa cumplió con una serie de condiciones, como
designar un representante legal en Brasil, pagar las multas impuestas y
bloquear a ciertos usuarios.
Otro factor
que contribuye al deterioro democrático es el creciente desafío a las democracias representativas. En este
sentido, señaló que las “aplastantes victorias” de Nayib Bukele en El Salvador y Claudia Sheinbaum en México en 2024 parecen “mostrar
que muchos votantes en América
Latina están dispuestos a sacrificar los controles y equilibrios propios de la
democracia representativa a cambio de mejoras tangibles en el nivel de vida y
la seguridad personal, proporcionadas por líderes autoritarios”.
Por
último, Ecuador fue
incluido en la lista de países “a observar de manera negativa” debido a altos niveles de insatisfacción entre los
votantes y una cultura política débil. El país enfrentará una segunda vuelta electoral en
abril, después de un resultado cercano a un empate técnico en febrero. El
informe señala el riesgo de creciente
polarización y violencia política, además de la posibilidad de que surja un
líder autoritario en el contexto de este clima de inestabilidad.
Con
información publicada por LA NACION / Argentina. Imagen: MUNIR UZ ZAMAN - AFP