Luz Araceli González U. / @laguresti
En junio de 1970, el diplomático
estadounidense Henry Kissinger afirmó: “No veo por qué tenemos que
esperar y permitir que un país se vuelva comunista debido a la
irresponsabilidad de su propio pueblo”. Ello en alusión al triunfo
electoral que se veía venir del socialista Salvador Allende en Chile.
En plena Guerra Fría, la idea
de un gobierno de orientación socialista en América Latina, después de la
experiencia cubana, era un acto que atentaba contra los valores de la democracia
liberal y los intereses hemisféricos de Estados Unidos.
La democracia liberal que tanto han impulsado los gobiernos occidentales, particularmente Estados Unidos y la actual Unión Europea, promueve, entre otros valores: la división de poderes, la defensa de todas las libertades como la de expresión, de tránsito, de empresa, la defensa irrestricta del Estado de derecho y la creación de todo un sistema institucional de pesos y contrapesos que eviten la concentración del poder en una sola instancia.