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08 septiembre, 2024

¿Quién es Paul Watson, el ambientalista detenido en Groenlandia a petición de Japón?


 

Las autoridades locales confirmaron la detención de Paul Watson, famoso activista ambiental en contra de la caza ilegal de ballenas, en el puerto de Nuuk, cuando su embarcación se detuvo para reabastecerse de combustible y continuar rumbo al océano pacífico norte, con el objetivo de interceptar un barco ballenero japonés, según informó la fundación de Watson. El arresto del ambientalista tuvo lugar tras una notificación internacional emitida por la Interpol a petición de Japón, una medida señalada de estar políticamente motivada.

Por Maximiliano Pérez Gallardo

El 'Capitán Watson' está bajo arresto. La embarcación del ambientalista, el John Paul DeJoria, paró en el puerto de Nuuk, donde al menos "una docena" de uniformados ingresaron a Watson y procedieron a su eventual arresto, según detalló una publicación de la Fundación Capitán Wilson el pasado 22 de julio, una de las múltiples organizaciones sin fines de lucro de las que Watson es miembro.

"Un equipo SWAT y la policía danesa abordaron el barco de inmediato, esposaron a Paul Watson y lo arrestaron en virtud de una notificación roja emitida por Interpol a petición de Japón", reveló Locky MacLean, capitán del barco que tripulaba Watson, en un video publicado por la Fundación Capitán Watson, donde se narra la detención del ambientalista canadiense.

El arresto del ambientalista se dio con motivo de una 'notificación roja" de la Interpol en contra de Watson, impulsada por Japón en 2012 después de acusar al activista de traspasar dentro de las instalaciones de un buque japonés en el océano ártico dos años antes, poniendo en riesgo la infraestructura del barco y obstaculizando sus labores.

Según Interpol, una notificación roja no es una orden de detención internacional como tal, por lo que queda a discreción de los países miembro "detener o no a una persona objeto de una notificación roja", según un comunicado publicado por la agencia de seguridad internacional tras la detención de Watson.

Además, la fundación del ambientalista añadió que, tras ser arrestado por las autoridades en Groenlandia, territorio autónomo, pero parte de Dinamarca por relación de mancomunidad, Watson fue llevado ante la justicia danesa, misma que decidió aplazar la decisión de su extradición a Japón hasta el 15 de agosto, con objetivo de otorgarle a la Fiscalía danesa tiempo para verificar si existen suficientes bases jurídicas para justificar la sentencia de Watson, o no.

El aclamado ambientalista y rostro de la lucha en contra de la caza ilegal de ballenas enfrenta una pena de hasta 15 años en una prisión japonesa.

Cuando el activismo se convierte en crimen

Con 73 años, Paul Watson es considerado un ícono moderno del activismo ambiental, protagonizando numerosos encontronazos con buques balleneros en alta mar, logrando frustrar muchas veces la caza ilegal de cetáceos con una manera de protestar más confrontacional que los ambientalistas convencionales.

Antiguamente, líder de la Sociedad de Conservación Sea Shepherd, el activista canadiense también es cofundador de la organización sin fines de lucro Greenpeace, con quienes separó caminos en 1977, debido a constantes críticas y desacuerdos internos sobre los métodos de protesta poco convencionales de Watson.

"Se llama Santuario de Ballenas del Océano Antártico por una razón: allí no se matan ballenas (…) Queremos ser capaces de localizarlas e interceptarlas como hemos hecho antes, y estamos más que preparados para hacerlo de nuevo", declaró Watson para CNN el pasado 30 de mayo, cuando rechazó las actividades del buque ballenero japonés Kangei Maru, que presuntamente estaría involucrado en planes de la industria japonesa de caza comercial en aguas árticas.

La más reciente detención de Watson no es la primera en su carrera como ambientalista. En 2012, el canadiense fue detenido por las autoridades alemanas tras la emisión de una orden de captura internacional impuesta por Costa Rica, originada tras un incidente en 2002, cuando Watson enfrentó a un barco pesquero costarricense en las costas de Guatemala, poniendo "en riesgo" la integridad de los nueve tripulantes, según la versión de las autoridades locales.

Watson tuvo que pagar una fianza de unos 250.000 euros para quedar bajo arresto domiciliario, hasta que se dio a la fuga tiempo después de que el Gobierno alemán aprobara su extradición a Costa Rica para ser juzgado. En 2019, la justicia costarricense desestimó el caso.

Ahora, el ambientalista y protagonista del reality show 'Whale Wars' se enfrenta judicialmente al Estado japonés, uno de sus más grandes antagonistas, debido a su política permisiva, y hasta impulsora, de la caza de ballenas en alta mar. La contraposición entre el historial de activismo de Watson y la tradición ballenista japonesa generan un conflicto de interés, mismo que politiza las acusaciones japonesas.

"Imploramos al gobierno danés que libere al 'Capitán Watson' y no acepte esta solicitud políticamente motivada", sentenció MacLean.

Japón y el tabú de la caza de ballenas

Japón, junto con Noruega e Islandia, es parte del minúsculo grupo de tres países que aún permiten la caza de ballenas, alegando que la comercialización y consumo de la carne de ballena es parte de su tradición, dieta y pilar de la seguridad alimenticia japonesa, aunque el consumo real de esta ha decrecido desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando alcanzó su pico histórico ante la falta de otras proteínas.

También desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, Tokio ha intentado limpiar su nombre a nivel global, mostrándose como una nación pacífica, desarrollada, y amigable, aunque el tema de la caza de ballenas sigue mostrándose como una gran mancha en su proyección internacional.

En 2018, Japón salió de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), organismo multilateral creado en 1986 para regular la caza de ballenas, que habían sido llevadas al borde de la extinción en esas fechas.

Tokio argumentó su salida del instrumento por su fracaso en convencer a la CBI de permitir de nueva cuenta la caza comercial de ballenas, ya que durante décadas Japón ha justificado su cacería por presuntamente ser para "investigación científica".

En marzo, la empresa ballenera japonesa Kyodo Senpaku presentó su nuevo buque para caza, el Kangei Maru. De 112 metros y unas 9.300 toneladas, el gigante de hierro está capacitado para ir más allá de las aguas japonesas -único lugar donde los buques tienen permiso para cazar comercialmente-, y aunque sus creadores descartan esa posibilidad, activistas como el mismo Watson advierten lo contrario.

"El único propósito de un barco como ese es que pueda viajar largas distancias hasta el océano Antártico para cazar ballenas, (y) lo que los balleneros están haciendo ahora mismo es realmente solo una prueba. Están probando el nuevo barco en sus aguas", dijo Watson, para CNN, el 30 de mayo.

Fuente: France 24.