Carlos Ochoa
El amigo Simón García ha recopilado buena parte de sus
crónicas plenas de valencianidad en el sentido incluyente y positivo y nos las
regala para que volvamos a vivir como lectores lo que ya vivimos o nos
contaron los que nos antecedieron en este espacio vital.
La historia regional, la pequeña historia de los pueblos y ciudades es un área de la investigación histórica que tiene su importancia en el aporte que brinda en la formación del conjunto de la sociedad en su aspecto económico, político, cultural y en la manera como se produce la socialización de los diferentes estratos, a esa particular manera de autodefinirse se le llama identidad, por eso los valencianos tienen unas maneras que le son propias, como las tienen los caraqueños, los maracuchos, los cumaneses, los boconenses y los llaneros de Barinas o Apure, cada uno siente justo orgullo por su proceso de formación y desarrollo como pueblo, somos todos venezolanos, pero con singularidades particulares que nos distinguen, esas singularidades se reconocen en el tono del habla, la geografía, la gastronomía, el arte, la cultura y otras como la arquitectura y el paisaje, donde se fundaron de hecho o de derecho las ciudades, en Caracas el maestro Manuel Cabré reafirmó con sus pinturas del Ávila el carácter icónico de la montaña que luego Ilán Chester convertiría en un himno musical en su conocido tema "Cerro Ávila", en Valencia los maestros Leopoldo La Madrid y Braulio Salazar fijaron para la posteridad el cauce del río que atraviesa la ciudad, dándole presencia a chamiceras, aguadoras del Cabriales, que en el imaginario colectivo continúan su faena de una Valencia que se marchó para no regresar y que existe gracias al sentido de pertenencia que a través de sus obras podemos traer al presente.
En esta amena recopilación de crónicas valencianas que
nos entrega Simón García, quizá por su extensa e intensa actividad política que
inició en 1958, hay un conector que le da pasaporte de ciudadanía a la
transición hacia la modernidad, la narrativa de Simón tiene como eje transversal
a los oficios y los gremios, recordemos que la formación y actividad de los
distintos gremios en la edad media dió paso en Europa a una nueva manera de
producir y concebir la vida, ese proceso tuvo como protagonistas a los
artesanos, el mundo feudal rural fue desapareciendo para dar paso a las
ciudades y continuar el giro de la rueda de la historia.
Por eso no es casual que el autor de "Crónicas de
Tiempos Idos", centre sus relatos valencianos en los oficios, en los
gremios, en los lugares de reunión de los valencianos de ayer, su mirada
política atraviesa el tiempo y rescata para nuestro presente los constructores
de sueños que forjaron nuestra ciudad, por eso los tiempos idos son
indispensables para entender el presente y darle respuesta a esa interrogante
universal que se ocupa de los orígenes aclarando el pasado.
Nos produce emoción y orgullo que Simón García se haya
ocupado de aportar su grano de arena a la selecta biblioteca de autores
carabobeños que no han permitido que el pasado se convierta en olvido.