Si Kamala Harris le
debe su lugar en la historia a alguien es a la inmigrante india de veintiséis
años que la trajo al mundo en el Kaiser Hospital de Oakland, California,
en otoño de 1964. Quizá no fuera coincidencia que naciera solo dos semanas
antes del día de las elecciones, ni que eso sucediera en California. Aquel año
y aquel estado serían la incubadora perfecta para una niña que creció
demostrando que el progreso social y la política descarnada van de la mano.
Aquella niña creció hasta convertirse en una mujer dura, inteligente, rigurosa, trabajadora, lista, versátil y multicultural. A Kamala Harris no se le pasa casi nada, y es aún menos lo que se le olvida. Tiene fieles apoyos que han formado parte de su organización política desde el inicio, y ha apartado de su vida a personas que en otro tiempo fueron tan próximas como algunos de sus familiares. Lejos de las cámaras se ha mostrado empática y considerada con gente de la que no podía sacar ningún partido, y algunas personas que la han conocido la ven como alguien frío y calculador.
Pese a ser un personaje público,
Harris comparte pocos detalles personales. Es una persona que disfruta de la
comida, cocinando y comiendo fuera, sea en restaurantes elegantes o en
establecimientos poco conocidos. La única vez que fuimos a almorzar juntos escogió
un pequeño y familiar restaurante caribeño frente al Capitolio, en Sacramento;
me habló de las diversas especias y comió despacio (no como yo, observó) Ella
es, por encima de todo, la hija de su madre. La gente que trabaja con Harris
afirma que raramente pasa una semana sin que mencione algún sabio consejo que le
dio Shyamala Gopalan Harris, que falleció en 2009. El que más repite en público
es este: «Puede que seas la primera en hacer muchas cosas, pero asegúrate de no
ser la última». Alguna vez, en momentos importantes de su vida, los ojos se le
llenan de lágrimas al recordar a su madre, y es evidente que desearía que
estuviera allí, a su lado.
"Mi madre, Shyamala
Gopalan Harris, fue una fuerza de la naturaleza y la mayor fuente de
inspiración de mi vida —escribió Harris en un post de Instagram en recuerdo de
su madre, durante el Mes de la Historia de las Mujeres de 2020—. Nos enseñó a
mi hermana Maya y a mí lo importante que es trabajar duro y
creer en nuestro poder para corregir lo que está mal".
Alguna vez, en momentos importantes
de su vida, los ojos se le llenan de lágrimas al recordar a su madre, y es
evidente que desearía que estuviera allí, a su lado
Shyamala Gopalan medía poco más de
metro y medio. Era la mayor de los cuatro hios de un alto funcionario, y creció
en una familia de personas de éxito, en una nación que conquistó su
independencia de Gran Bretaña en 1947, cuando ella tenía nueve años. Tenía
diecinueve en 1958, cuando se graduó en Economía Doméstica en el Lady Irwin
College de Nueva Deli, y con el beneplácito de su padre viajó a Berkeley en
busca de una educación superior y más completa. Estudió Nutrición y
Endocrinología, se doctoró, y en las décadas siguientes obtuvo reconocimiento
público por su investigación del cáncer de mama. Sus estudios han sido citados
centenares de veces en otros artículos de investigación publicados, y consiguió
recaudar nada menos que 4,76 millones de dólares en subvenciones para su
trabajo.
Una madre activista
"Mi madre se había criado en
una familia en la que el activismo político y el liderazgo social eran algo
normal", escribió Kamala Harris en su autobiografía, The truths we
hold, publicada en 2019. En ella explicaba: "Mi madre desarrolló una
gran conciencia política por influencia de mis abuelos. Tenía en cuenta la
historia, era consciente de las luchas libradas, de las desigualdades. Nació
con el sentido de la justicia grabado en el alma".
En otoño de 1962, Shyamala Gopalan asistió a una reunión de estudiantes negros
en la que la voz cantante la llevaba un joven universitario jamaicano, Donald
Jasper Harris, que estudiaba Economía. Había emigrado desde Jamaica en 1961, y
también había ido a Berkeley a ampliar sus estudios. Era algo radical o, tal
como dirían los economistas, un "heterodoxo". No compartía las
teorías económicas tradicionales predominantes en aquella época en las
universidades estadounidenses. Donald Harris contaría después al New
York Times que Gopalan se había dirigido a él tras una conferencia,
vestida con su sari tradicional, y que fue "una presencia que destacaba
sobre todos los demás, hombres y mujeres". Le conquistó, quedaron
charlaron unas cuantas veces más y, tal como cuenta él mismo, "el resto ya
es historia".
La llamaron Kamala Devi. Devi es la
diosa madre hindú. "Una cultura que adora a diosas produce mujeres
fuertes", dijo su madre
Gopalan y Harris se casaron en
1963, el año después de que Jamaica se independizara del Reino Unido. El
anuncio de su boda, publicado en el Kingston Gleaner el 1 de noviembre de 1963,
informaba de que ambos estaban cursando su doctorado. Kamala Devi nació en
1964, y su hermana, Maya Lakshmi, dos años más tarde. Devi es la diosa madre
hindú. Lakshmi es la diosa del loto, de la riqueza, de la belleza y de la buena
suerte. En 2004, Shyamala le contó a un reportero del Los Angeles
Times que les había puesto nombres derivados de la mitología india a
sus hijas para que conservaran su identidad cultural, y añadió: "una
cultura que adora a diosas produce mujeres fuertes".
A mediados y finales de los años
sesenta, Shyamala y Donald estaban muy involucrados en el movimiento que
luchaba por los derechos civiles. Kamala recuerda que la llevaban a las
manifestaciones en un carrito. Cuenta que en una ocasión, yendo en su
cochecito, tuvo un berrinche y su madre le preguntó qué era lo que quería.
«¡Liber-tad!», parece que respondió.
Como muchos académicos, en sus
primeros años, Donald Harris fue de un lado para otro, pasando
de Berkeley a la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, a la Northwestern
University y a la University of Wisconsin, para acabar volviendo a Stanford, en
la zona de San Francisco, en 1972. El Stanford Daily, periódico de
los estudiantes, definió su filosofía económica como "marxista".
Fuera cierto o no, no era una filosofía estándar, lo que suponía un riesgo para
su estabilidad laboral. En 1974, cuando su contrato como profesor asociado
llegaba a su fin, algunos de los profesores de Economía de Stanford se
mostraron reticentes a recomendarlo para un contrato fijo.
La Unión por una Economía Política
Radical se posicionó a favor de Harris y el asunto acabó convirtiéndose en un
tema de debate en el Stanford Daily. Los estudiantes lanzaron una
petición firmada por más de doscientos cincuenta personas en la que exigían que
el Departamento de Economía se "implicara formalmente" con la
economía marxista y que mantuviera a tres profesores trabajando en este campo,
con lo que el claustro de profesores acabó recomendando a Harris para un puesto
fijo como profesor titular. Donald Harris ha escrito que no tenía "ninguna
obsesión por permanecer" en Stanford. Pero acabaron contratándolo y se
convirtió en el primer economista negro que conseguía un puesto de por vida en
el Departamento de Economía de Stanford. Permaneció en la universidad hasta
1998, cuando se retiró de la docencia. Harris sigue conservando el estatus de
profesor emérito.
Kamala recuerda que la llevaban a
las manifestaciones en un carrito. Cuenta que en una ocasión, yendo en su
cochecito, tuvo un berrinche y su madre le preguntó qué era lo que quería.
«¡Liber-tad!», parece que respondió
Shyamala y Donald se separaron en
1969, cuando él daba clases en la Universidad de Wisconsin. Kamala tenía cinco
años, y Maya, tres. Presentaron la demanda de divorcio en enero de 1972. Harris
escribió en su autobiografía que "si hubieran sido un poco mayores, algo
más maduros emocionalmente, quizás el matrimonio habría podido sobrevivir. Pero
eran muy jóvenes. Mi padre había sido el primer novio de mi madre".
"Mi padre es un buen hombre,
pero no estamos muy unidos"
En un ensayo de 2018, Donald Harris
lamentaba haber "perdido de pronto" el contacto con Kamala y Maya
tras la dura batalla por la custodia. Criticó la sentencia de adjudicación de
custodia porque "el estado de California se basa en la falsa premisa de
que los padres no pueden gestionar la educación de sus hijos (especialmente en
el caso de este padre, negro y caribeño)", por el "estereotipo
yanqui" que hacía pensar que un padre como él "¡podría acabar
comiéndose a sus niñas para desayunar!". Escribió: "Aun así, no me
rendí: el amor por mis hijas me hizo persistir".
La sentencia final del divorcio,
con fecha de 23 de julio de 1973, establecía que Shyamala conseguía la
custodia, pero daba a Donald la posibilidad de llevarse a las niñas un fin de
semana de cada dos, y durante sesenta días en verano. Él ha contado que se
llevó a sus hijas a Jamaica para que conocieran a sus parientes y para
enseñarles el mundo que había conocido él en su infancia. "Intenté
transmitirles ese mensaje en términos muy concretos, con frecuentes visitas a
Jamaica, haciéndoles participar en la vida de allí, en toda su riqueza y
complejidad".
"Por supuesto —escribió Donald
Harris—, cuando pasaron los años y fueron lo suficientemente maduras como para
entenderlo, intenté explicarles también las contradicciones de la economía y la
sociedad en un país 'pobre', la llamativa yuxtaposición de la pobreza extrema
con la riqueza extrema, y al mismo tiempo trabajé duro con el Gobierno de
Jamaica para diseñar un plan y una política que pudiera corregir esas
circunstancias".
Pero, por mucho que lo intentara,
parece ser que las lecciones de su madre son las que más impactaron en Kamala,
que hace referencias a ella a lo largo de toda su autobiografía. Menciona a su
padre en apenas una docena de páginas. "Mi padre es un buen hombre, pero
no estamos muy unidos", declaró en una entrevista en 2003.
En su biografía oficial del sitio
web de la Fiscalía del distrito de California, Harris se describe como
"la hija de la doctora Shyamala Gopalan, especialista tamil en cáncer de
mama que viajó a Estados Unidos desde Madrás (la India) para cursar sus
estudios universitarios en la Universidad de Berkeley". Esa biografía no
menciona a su padre.
Los ancestros jamaicanos y un
esclavista
En un ensayo sobre sus ancestros
jamaicanos, Donald Harris escribe sobre un tal Hamilton, aunque el Hamilton
antepasado de los Harris, Hamilton Brown, tenía poco en común con Alexander
Hamilton, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, que era
abolicionista. "Llegué a conocer a mi abuela paterna, Miss Chrishy (nacida
Christiana Brown, descendiente de Hamilton Brown, que según los registros fue
terrateniente y dueño de esclavos, y fundador de Brown’s Town)".
Halmilton Brown nació hacia 1775 en
County Antrim (Irlanda) y zarpó con destino a Jamaica cuando aún era joven. Su
primer acto registrado en su país de adopción data de 1803, una venta de
"negros" a otro hombre. En las tres décadas siguientes, Brown
participó en el brutal sistema de esclavitud jamaicano y se opuso con
vehemencia al movimiento abolicionista impulsado por baptistas y metodistas.
La suya era una actividad lucrativa
común entre los hombres blancos de su época y de su procedencia. "Negociar
con esclavos era un trabajo y, para los hombres blancos, poseer esclavos era un
medio para conseguir la prosperidad material, la independencia y una mayor
libertad", tal como escribe Christer Petley, profesor de Historia de la
Universidad de Southampton, en su libro Slaveholders in Jamaica. Efectivamente,
Hamilton Brown ascendió en la sociedad jamaicana, llegando a obtener un escaño
en la Asamblea Nacional, órgano legislativo de la isla.
Extracto de Kamala Harris,
de Dan Morain y publicado en España por Roca Editorial, Kamala Harris
es la reveladora biografía de la primera mujer de color en presentarse a la
vicepresidencia de Estados Unidos, demostrando cómo la hija de dos inmigrantes
en la segregada California se convirtió en una de las políticas más poderosas del
país.
En el libro, Morain explica su
carrera profesional desde sus inicios, trabajando en casos de abusos de menores
y homicidios como fiscal de distrito del condado de Alameda y también la
relación que a los veintinueve años mantuvo con Willie Brown, alcalde en
aquella época de la ciudad de San Francisco y el hombre más poderoso del estado
de California, una relación que terminó cambiando por completo la vida de
Kamala.
*Dan Morain ha
cubierto la vida política, a los políticos y todos los aspectos relacionados
con la justicia del estado de California durante más de cuatro décadas,
incluidos veintisiete años en Los
Angeles Times y ocho en The
Sacramento Bee. Escribió su primer artículo sobre Kamala Harris en 1994,
cuando trabajaba en Sacramento para Los
Angeles Times, y cubrió su candidatura a fiscal general de California en
2010 y su mandato en ese cargo y como senadora de los Estados Unidos.
Tomado de El Independiente /
España. En la imagen, Kamala Harris con su madre.