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06 julio, 2024

Pero no convenceréis...

 (Tomado de @HistoriasLitera)

     El 12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, se celebró el día de la raza. El auditorio estaba repleto. Está presente Carmen Polo, esposa de Franco, las principales autoridades del franquismo y altos mandos militares y eclesiásticos. 

     Miguel de Unamuno, rector de la universidad, decide no ser orador. 

     Durante las sucesivas intervenciones, se cargó contra los vascos, los catalanes y contra todo aquel contrario al régimen. Se dice que el militar español José Millán-Astray, llegó a gritar: “muera la inteligencia, viva la muerte”. 

     Esto hizo que Unamuno cambiara de parecer y se decidiera a participar de la oratoria: 

     "Sé que estáis esperando mis palabras, porque me conocéis bien y sabéis que no soy capaz de permanecer en silencio ante lo que se está diciendo. Callar, a veces, significa asentir. No quería hablar, porque me conozco. Pero se me ha tirado de la lengua y debo hacerlo. Vencer es convencer. Pero no puede convencer el odio que no deja lugar a la compasión, ese odio a la inteligencia. 

     Se ha hablado de catalanes y vascos, llamándoles la antiespaña. Y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española que no sabéis. Acabo de oír el grito de ¡viva la muerte! Esto suena lo mismo que ¡muera la vida! Este es el templo del intelecto y yo soy su supremo sacerdote. Vosotros estáis profanando su recinto sagrado. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para eso, necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho." 

     Tras las palabras de Unamuno, la tensión era insoportable en el recinto debiendo salir escoltado, para evitar ser linchado por los falangistas. 

     Días después de lo acontecido en la Universidad, un decreto firmado por Franco le destituyó como rector y se le impuso arresto domiciliario. "Si me han de asesinar como a otros, será aquí en mi casa", escribió 

     Unamuno. El 31 de diciembre del mismo año, aún arrestado, murió de forma repentina.