Por Carlos Teixeira / Opinión
A pocos días de realizarse las
elecciones presidenciales en Venezuela, para cubrir el período constitucional
de 2025 - 2031, crece la incertidumbre acerca de si el gobierno que encabeza
Nicolás Maduro, aceptará una derrota electoral como lo proyectan todas las
encuestas y que, además, estaría o no dispuesto a facilitar la constitucional
alternancia y transmisión de mando, al nuevo comandante en jefe electo en los
comicios del próximo 28 de Julio.
Quienes dudan que tal cosa ocurra, esgrimen fundamentadas reservas, en atención a la capacidad de maniobra y antecedentes antidemocráticos, mostrados por la cúpula gobernante, con claros matices autoritarios y con sueños delirantes, de perpetuarse en el poder, de espaldas al mayoritario rechazo de la sociedad venezolana, hastiado de tanta destrucción económica que ha traído la ruina y miseria a los hogares venezolanos, el temor de aumentar la emigración de miles de compatriotas, fundamentalmente jóvenes que, no ven posibilidades de superación y realización de sus sueños en Venezuela, en medio de la permanente división y conflicto político, irrespeto a los derechos ciudadanos, laborales y los bajos salarios, los peores de toda América.
Al contrario de lo que sugieren
algunos analistas, asevero que el actual mandatario nacional, Nicolás Maduro,
entregará el poder… y por las buenas.
Veamos las doce razones que
sustentan mi convencida aseveración.
Primero: Maduro cuenta hoy con el
respaldo del estamento militar porque así se los impone la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (CNRBV), él es su comandante en jefe y
de allí deriva la debida obediencia al mismo.
Pero una vez que tengamos un nuevo
comandante en jefe, electo por el voto popular, las cosas serán distintas y las
FANB, cumplirán con su obligación constitucional.
De otra manera, tendrían que dar un
golpe de estado y esa negada posibilidad en pleno siglo XXI, no será
tolerado por los sectores democráticos del chavismo, ni por sus aliados
internacionales más cercanos, mucho menos por las fuerzas democráticas
internas, beneficiaria del mayoritario voto popular.
El escenario de *quedarse en el
poder por las malas*, significaría para las FANB, convertirse en el principal
órgano represor, para imponer un gobierno antipopular, sobre lo que serían sus
ensangrentadas bayonetas. Para ese negado escenario, no existe unanimidad entre
las FANB.
Se impondrá aquella frase de Chávez
*la voz del pueblo, es la voz de Dios* y el pueblo quiere un cambio de gobierno
y de rumbo para Venezuela.
Segundo: La presión y
disposición de mandos bajos y medios, de la corporación militar, es
también mayoritaria en la dirección de respetar la voluntad avasallante
de los venezolanos que quieren un cambio positivo para Venezuela.
Estos mandos medios y bajos, junto
a sus respectivas familias, padecen las injusticias ocasionadas por las
equivocadas políticas económicas, la crisis de los servicios públicos y la
galopante corrupción que algunos de sus superiores, practican con descaro. En
2007, ante los resultados electorales adversos a Hugo Chávez y su reforma
constitucional, vimos la actuación de las FANB, respetando y haciendo respetar
la voluntad de la mayoría.
Lo mismo ocurrió en las elecciones
de 2015, para elegir diputados ante la Asamblea Nacional (AN). Ni porque
Diosdado Cabello presidía ese espacio, se atrevieron los de la FANB,
desconocer el triunfo apoteósico de la oposición venezolana.
El 28 de Julio, la postura de las
FANB no será distinta, pese a la evidente parcialización por el madurismo, por
parte de algunos miembros del alto mando militar.
Con certeza, privará el sentido de
protección y preservación histórica de la imagen corporativa de las FANB. No se
prestarán para sostener a Maduro, a través de un fraude masivo que burle y
desconozca los legítimos resultados electorales, en medio del abrumador rechazo
popular de este ruinoso gobierno y que además, acabará por escoger a su nuevo
comandante en jefe de las FANB.
Maduro es lo más parecido al barco
Titanic, pero los militares nuestros, no serán los músicos de ese barco y su
hundimiento. No sacrificarán sus carreras, ni a la institución, en el altar de
la temeridad y el desquicio de los fanáticos del poder que los envileció.
Se cumplirá una expresión que
popularizó el fallecido Presidente Luís Herrera Campins (QEPD)" *”Los
militares son leales, hasta que dejan de serlo”*.
Tercero: Los sectores empresariales
que hoy respaldan al gobierno Madurista, no están dispuestos a poner en riesgo,
todo el capital y riquezas que han acumulado durante los últimos años. Se
verían afectados sus particulares intereses económicos, si se profundiza
el conflicto político, seguramente, los trabajadores, se pondrán del lado del
país que demanda cambio en paz y de manera democrática.
Cuarto: Si Maduro insistiera en
quedarse en el poder *por las malas*, dándole una patada a la voluntad
mayoritaria que pide democráticamente, el relevo de su pésimo gobierno, *no
podrá lograr la necesaria gobernanza*, siempre encontrará resistencia y
diversos conflictos sociales y políticos, amén de quedarse sin narrativa que
pueda explicar ante las bases chavistas, la *existencia de un gobierno
"democrático" madurista, sin legitimidad de origen*.
Quinto: En circunstancias distintas
como las de ahora, signadas por el hecho electoral, inclusive donde el
oficialismo y su candidato, actúan con ventajismo y abuso de poder, quizás pudo
justificar la cúpula gobernante envilecida, actuaciones de corte autoritario,
represivo y persecutorio, pues apeló al argumento fáctico de que sectores de
*la llamada oposición extremista, quería desalojarlo del poder por
métodos no democráticos* , de manera violenta, pues.
Allí estaban a la vista,
mamarrachos intentos de golpe de estado, guarimbas insurreccionales focalizadas
en el este caraqueño, convocatoria tutelada desde el extranjero, a la mil veces
fracasada política de abstención, intento de magnicidio, contratación de
mercenarios y hasta gritos histéricos, nada nacionalistas, solicitando invasión
militar extranjera sobre territorio venezolano.
Desafortunadamente para la cúpula
madurista, *todas las corrientes opositoras, están metidos y bien
enfocados en perseverar la vía democrática, para derrotar en la urnas
electorales, al gobierno más corrupto de toda la historia de Venezuela*,
aceptando inclusive sus desiguales reglas de juego que incluye al *presidente
en ejercicio, haciendo campaña electoral, sin desprenderse temporalmente de su
cargo* y además, utilizando para sus propios fines, todos los recursos
financieros y logísticos del estado y sus instituciones, ante el silencio
cómplice de un CNE controlado por la cúpula del PSUV.
Sexto: No tendrá manera la cúpula
madurista, de justificarse ante sus aliados ideológicos de toda la izquierda
latinoamericana, cuyos gobiernos electos democráticamente, le exigirán
homologación de origen a Maduro. No le tragan la intención insensata de *quedarse
por las malas* en el poder y más bien le exigirán que se someta a los acuerdos
de Barbados, como marco político diplomático que rige la solución pacífica,
democrática y electoral, a la muy prolongada crisis del país.
Es la única solución que le ofrecen
al madurismo y sin dobleces, para que alcance una salida honrosa y de bajo
costo político para los perdedores que hoy representan, una evidente y
desgastada minoría política.
Dependiendo de su desempeño, podrá
garantizar su vigencia política, para próximas pruebas de escrutinio electoral,
al que debe someterse el liderazgo madurista, con sus manos fuera de los
petrodólares que hoy disponen y sin los necesarios controles institucionales.
Luego, todos los países de América
Latina, gobernados por líderes democráticos de izquierda, padecen la terrible
presión social y política que originan millones de emigrantes venezolanos en
esas naciones, quienes huyen de Venezuela buscando alcanzar, los sueños y metas
que hoy son imposibles en su propia patria.
Séptimo: Las conversaciones
bilaterales y directas entre los representantes de Biden y Maduro (nunca
suspendidas), arrojarán a corto plazo un alivio y disminución al costo de
salida de la cúpula Madurista del poder.
Antecedentes de conversaciones
anteriores entre ambos *(realmente los dueños de las cartas en juego)*,
demuestran los buenos dividendos que han obtenido ambos, de acuerdo a lo
que sabemos.
Los de USA, recibieron unos presos
gringos que solicitaron a Maduro, Chevron y otras compañías pueden explotar gas
y petróleo que surte el mercado norteamericano, extraditan venezolanos
ilegales a Venezuela, apadrinaron y garantizaron las primarias opositoras,
etcétera. A cambio, el gobierno madurista, logró la libertad de dos sobrinos de
la primera combatiente, la liberación y regreso del empresario colombiano
Alex Saab, el retiro de sanciones a PDVSA y su tesorero Malpica Flores, entre
otros.
En este nivel de relaciones
bidireccionales Biden-Maduro, los representantes de la oposición convencional,
semejan al marido cornudo, es decir, son los últimos en enterarse.
Sus opiniones y barajas las
administra un tercero que responde, como siempre, a sus propios intereses como
potencia mundial.
Octavo: La cultura y tradición
presidencialista de Venezuela, prevalece sobre los caprichos, ambiciones
personales y la toxicidad ideológica. Maduro y su entorno del poder constituído
por civiles, lo saben. Diosdado y Carreño fingen no saberlo.
Cuando resulte electo presidente
constitucional de la República, Edmundo González Urrutia, con la ventaja de
votos que obtendrá, según todas las encuestas, de inmediato y sin reserva
alguna, pasa a gozar de todas las prerrogativas inherentes a su condición de nuevo
comandante en jefe electo, incluyendo la custodia y protección de casa militar,
hasta que ocurra la transmisión de mando, el día 10 enero 2025.
Tiempo en el que regresarán los
demonios a sus fosas y dará lugar a un interesante proceso de transición del
modelo autoritario personalista, hipercentralista, con rasgos populistas,
para un modelo descentralizado de democracia plena, garantista, con
poderes independientes y con economía de libre mercado, para aumentar la
producción nacional, generar nuevos empleos y mejorar el poder adquisitivo de
la población, sin descuidar a la población vulnerable, pero sin convertirla en
rehenes sociales del estado, tal como ocurre ahora.
Décimo: Las deserciones y
reacomodos dentro del llamado bloque dominante, estarán a la orden del día, esa
es una constante conductual, cuando ocurren cierres y aperturas de ciclos
históricos.
Este hecho altamente probable,
minará la voluntad de Maduro de querer quedarse "por las malas" y
resurgirá la frase emitida por el exgobernador de Vargas, Antonio
Rodríguez el 11 de abril de 2002, "una cosa es la amistad y otra cosa es
la política".
También viene el deslave de la base
de apoyo político y social del chavismo, mayoritariamente adversa al Diosdado -madurismo.
Los hechos y circunstancias de la
nueva realidad, derivados del 28 de Julio, se impondrán sobre los vanos deseos
de perpetuarse en el poder por parte del cogollo psuvista, divorciado de sus
bases y de espaldas al país que los rechaza mayoritariamente.
Décimo primero: Una cosa es
la campaña electoral, la demagogia radical, los excesos verbales del poder, la
búsqueda de confrontación con el adversario, las viudas del abstencionismo y
sus atajos, mil veces fracasados y, otra cosa es Edmundo González
Urrutia, ataviado con la banda presidencial y su peso específico institucional,
con legitimidad de origen (no la de utilería que usó Juan Guaidó) consciente de
la inmensa responsabilidad colocada sobre sus hombros, para mantener la paz y
la unión de la República.
Edmundo González Urrutia, es un
político diplomático, sereno, con sabiduría y suficiente experiencia en el arte
de la resolución de conflictos de manera negociada, para conducir al país a
buen puerto, seguro.
Se rodeará de calificados asesores
en las distintas áreas de políticas públicas que deben promoverse desde la
jefatura del Estado, transmitiendo la necesaria certidumbre y confianza para
atraer inversiones.
También tenderá la mano civilista y
generosa a sus adversarios de hoy, para reinsertarlos en la nueva
reinstitucionalidad del país. Con reglas de juego democrático claras, sin
revanchismos ni persecuciones. Con el imperio del estado de derecho.
Décimo segundo: Maduro más el
sector civil democrático de su partido, saben que aún perdiendo las elecciones
el 28 de Julio, conservarán una posición de fuerza institucional nada
despreciable y que les servirá para negociar y recomponer su proyecto político,
de cara a nuevos escenarios.
Esa fuerza y experiencia ganada en
el ejercicio del poder durante 25 años, les servirá para contener los demonios
del revanchismo y la venganza que puedan aparecer en el horizonte. Cuentan con
la mayoría de los gobernadores, alcaldes, diputados de la AN y
regionales.
El PSUV y sus aliados, obtendrán un
respaldo electoral cercano al 30 %, nada malo para preservar su capital
político, revisar sus tesis políticas, los errores cometidos, depurar sus filas
de personajes impresentables, reorganizar y unificar sus fuerzas y liderazgos
con miras a próximos eventos electorales.
En 2025 tendrán su primera prueba
como oposición. O actúan con responsabilidad y de manera constructiva para
estabilizar y normalizar al país, o su proyecto político inspirado en el
ideario de Hugo Chávez, naufragará, como ocurrió con el liberalismo en el siglo
XIX, o el gomecismo y el perezjimenismo, en el siglo XXI.
Por todas estas
razones, Maduro entregará el poder… y por las buenas.