Jerusalén. El periodista y escritor
estadounidense Nathan Thrall no se imaginaba que este mayo sería el ganador de
un premio Pulitzer 2023 por su última novela de no ficción, ni que el tema
central de su obra -la ocupación israelí de Palestina- resurgiría de forma
paralela en todo el mundo a raíz de la guerra en la Franja de Gaza.
"Es una catástrofe
moral", asevera sobre ese sistema control militar y civil de Israel en los
territorios palestinos.
En su obra 'Un día en la vida de
Abed Salama' -publicada mañana en español por Anagrama-, Thrall exprime un
suceso verídico ocurrido en 2012, "un accidente cualquiera en un pueblo
palestino cualquiera" para mostrar el sistema de opresión israelí bajo el
que viven los palestinos: con órdenes de desalojo diarias, retenciones en
puestos de control militares o sin el derecho a velar la muerte de sus seres
queridos.
"Siempre tuve claro que quería partir de un hecho cotidiano porque realmente quería llamar la atención sobre el sistema de control. No quería escribir sobre una guerra en Gaza o algo que pudiera ser tratado como excepcional", explica Thrall en una entrevista con EFE en Jerusalén, donde reside con su familia desde hace más de doce años.
En el libro, Thrall recrea el
calvario vivido por el palestino Abed Salama, quien intenta de forma
desesperada conocer el destino de su hijo Milad, de cinco años, después de que
el autobús escolar en el que viajaba con sus compañeros se accidentara cerca de
la aldea palestina de Anata, en Cisjordania ocupada.
Ese día, el primer camión israelí
de bomberos tardó más de media hora en llegar: el accidente se produjo en el
Área C, donde los servicios palestinos no pueden operar sin permiso israelí,
mientras que estos no estaban familiarizados con la zona y se dirigieron
erróneamente hacia un asentamiento cercano. Seis niños murieron en el autobús
en llamas, entre ellos Milad.
"Ver a un padre, en el peor
día de su vida, intentar encontrar a su hijo y no poder ni siquiera ir a los
hospitales donde le dijeron que está; pensé que era una muy buena manera de
describir el sistema", explica el autor.
Se refiere al hecho de que Abed
Salama, como la mayoría de palestinos de Cisjordania, carece del permiso
israelí o DNI necesarios para pisar Jerusalén; ni siquiera para visitar
hospitales. A lo que se suma que Anata está rodeada por el muro de separación
israelí, partes de la urbe han sido ilegalmente anexionadas o expropiadas por
Israel y, además, está al lado de asentamientos de colonos.
Colonización de Palestina
En el acuerdo de coalición del Gobierno que encabeza el primer ministro, Benjamín Netanyahu, se recoge que "el pueblo judío tiene el derecho exclusivo e indiscutible a todas las partes de la Tierra de Israel", lo que incluye Judea y Samaria; los nombres bíblicos con los que los israelíes se refieren a la Cisjordania palestina ocupada.
Allí, al menos 18 aldeas palestinas
han sido desalojadas por Israel desde el inicio de la guerra en Gaza en
octubre, según datos de la ONG B'tselem, mientras que se han erigido unos 14
'puestos de avanzada' (inicios de asentamientos); en lo que supone una
proliferación inaudita desde los años 90. Todo a la sombra del clamor bélico en
Gaza.
Thrall no duda en describir como un
"mito" la idea extendida y, según explica, adquirida del imaginario
de "centro-izquierda israelí" de que una cosa es el Gobierno y el
Israel democrático y otra, muy distinta, los colonos radicales y desbocados que
atacan a los palestinos y ocupan su territorio.
El autor considera que poco
cambiará para los palestinos hasta que más gente no entienda que ambas
realidades responden un único proyecto, pidan a Israel rendir cuentas en la
arena internacional, y a sus gobiernos adoptar políticas punitivas.
"Incluso, si hablamos de la
opción más factible, algo que todos los liberales de Europa probablemente
apoyarían (...) ¿Por qué estamos dando dinero a los colonos? ¿Por qué están su
vino y sus dátiles en los mercados?, se pregunta Thrall, como ejemplo de que la
creciente movilización social no se ha traducido en cambios legislativos.
"¿La gente está hablando de
genocidio y no se pueden prohibir los productos de los asentamientos?",
reitera. El periodista, sin embargo, sí piensa que el momento de actuar sería
ahora, mientras persisten el enfado global y la atención mediática sobre Gaza.
Por ello, Thrall desea que su libro
sirva para que personas comunes sientan "en sus huesos" qué significa
vivir bajo una ocupación militar desde hace más de 75 años, y tengan una
comprensión más profunda de esa "catástrofe moral".
"(Los israelíes) tal vez no lo
llamen ocupación, pero saben que están controlando a otro pueblo en contra de
la voluntad. No hay ningún israelí que no sepa eso", afirma.
Patricia Martínez Sastre
(c) Agencia EFE / Texto tomado de yahoo noticias en español.