"El problema es que el mundo
está manejado por gente vieja. Que se olvidan como eran ellos cuando eran
jóvenes", dice el expresidente uruguayo.
A sus casi 90 años lamenta que las políticas actuales "no estén a la
altura" de los avances en tecnología y ciencia. Los países no entienden a
China, los Gobiernos no entienden el comportamiento
humano y Estados Unidos siempre tiene prisa, señaló.
Montevideo. José Mujica fue guerrillero,
prisionero, después presidente de Uruguay y ahora se ha convertido en un
símbolo para la izquierda latinoamericana, pero él se considera sobre todo un
campesino y amante de la naturaleza.
En su pequeña propiedad en las
afueras de Montevideo, la capital de Uruguay, el expresidente que cumplió 89
años esta semana dijo que todavía alimenta a las gallinas y disfruta de un
paseo en el tractor.
"Es entretenido, mucho más que
un auto, porque andas despacio y estás en permanente contacto con la
naturaleza, con los bichos, con los pájaros".
Es la misma casa con techo de chapa
donde vivió durante su mandato de 2010 a 2015, tras negarse a mudarse a la
residencia presidencial. El viejo VW Beetle que conducía desde la granja al
trabajo todavía está en un estado "fenomenal", dijo, pero en un
tractor "tienes tiempo para pensar".
Las ideas progresistas sacaron del jardín al niño que ayudaba a su madre a cultivar flores y verduras para finalmente convertirlo en un faro de la izquierda política en Sudamérica.
Durante su presidencia, se
legalizaron el matrimonio entre personas del mismo sexo, el aborto y la
marihuana, un cambio importante para muchos en un continente predominantemente
católico.
Ahora, a sus casi 90 años lamenta que
las políticas actuales "no estén a la altura" de los avances en
tecnología y ciencia. Los países no entienden a China, los Gobiernos no
entienden el comportamiento humano y Estados Unidos siempre tiene prisa, dijo.
El cambio climático es quizás la
mayor "tragedia" en lo que respecta a la política, agregó.
"La política no tuvo nada de
respeto a las recomendaciones de la ciencia", se queja Mujica, sentado en
la mesa de la cocina frente a su esposa, exvicepresidenta y senadora Lucía
Topolansky, que lee un periódico.
La pareja cultiva hortalizas como
ajo, cebolla y calabaza en su jardín. En el porche, se apilan cajas de troncos
y maíz fresco "para las gallinas" y el fuego de la chimenea.
Cuando se le pregunta si él y sus
contemporáneos de izquierda podrían haber hecho más para mitigar los problemas
del cambio climático, tal vez centrándose menos en las exportaciones para
impulsar el crecimiento, Mujica opta por no decir si descuidaron el
medioambiente.
En cambio, señala una falta de
liderazgo por parte de las grandes potencias. "¿Qué podemos hacer en el
área pobre del mundo? Y en esto necesitamos una política mundial".
"(La nuestra) es una
civilización formidable en su capacidad técnica y científica, sin dirección
política", agrega.
Es "milagroso" que esté
aquí
Conocido por muchos uruguayos
simplemente por el apelativo "Pepe", Mujica habló con Reuters horas
después de recibir tratamiento de radioterapia para un cáncer, que según los
médicos le plantea retos tras el diagnóstico en abril. El tumor en su esófago
es benigno y no se ha extendido, dicen los médicos, pero desaconsejan una
cirugía debido a que padece una enfermedad autoinmune.
Mujica ha tenido una vida dura en sus
60 años en la política. Fue encarcelado cuatro veces en las décadas de 1970 y
1980 por ser líder del grupo rebelde urbano de extrema izquierda Tupamaros,
durante la dictadura militar de Uruguay. Logró escapar dos veces, una de ellas
haciendo un túnel hacia una casa cercana.
"He tenido una vida complicada,
varias heridas, estuve preso muchos años", recuerda, y cuenta que ha
tenido que reducir el consumo de ron, su bebida preferida.
Mujica expresó en la entrevista
preocupación por el estado de la democracia en América Latina y en otros
lugares.
No es optimista sobre las próximas
elecciones de julio en Venezuela, las primeras presidenciales desde 2018. No
habla con el presidente Nicolás Maduro, dijo. "No sé lo qué pasará".
"Chávez era distinto, muy
distinto", añadió Mujica sobre el predecesor de Maduro, el fallecido líder
izquierdista Hugo Chávez. "Perdió elecciones y aceptó".
Varios de sus compañeros de izquierda
finalmente han perdido ante candidatos de derecha. El ejemplo más reciente fue
el de Argentina, donde el economista libertario Javier Milei asumió el cargo en
diciembre, prometiendo recortar el presupuesto del país y burlándose de
"comunistas" como Lula da Silva, el presidente de Brasil y un viejo
amigo de Mujica.
"Se peleó con (el presidente
colombiano Gustavo) Petro, se peleó con (el presidente chileno Gabriel) Boric.
Después le mandó una carta y todo, pero Lula no le contestó nunca".
Mujica cree que Milei fue elegido
sólo debido a las enormes alzas de precios en Argentina. "La
hiperinflación enloquece a los pueblos".
Topolansky le señala la chimenea.
Mujica se pone de pie lentamente y saca un tronco de la caja, lo coloca en el
fuego antes de sentarse a leer. "El problema es que el mundo está manejado
por gente vieja. Que se olvidan como eran ellos cuando eran jóvenes".
Reuters – Tomado de La Jornada / México. .
Foto: Archivo.