Contrapunto.com
Texto:
Vanessa Davies
La izquierda se relaciona con Edmundo González porque sabe que viene a
restablecer el modelo democrático, subraya la dirigente política. A su juicio,
el gobierno no ve la necesidad de una transición porque ha perdido la conexión
con los sectores sociales, pero evalúa sus escenarios para ver si le conviene
más que haya elección presidencial o suspenderla con cualquier excusa
Una mujer que
quiera hacer política se arriesga a todo y para ganar muy poco. Si asciende, es
porque se acostó con alguien. Si brilla, es porque un hombre la apuntala. Si se
equivoca, «mujer tenía que ser». Las destruyen en redes sociales, las atacan
por su militancia. Dura es la vida de las políticas, y Venezuela no es la
excepción. Andrea Tavares ha caminado entre fuegos y ha logrado no quemarse, o
quemarse poco.
¿Es un momento de transición? «Yo creo que sí, porque creo que la sociedad ha entendido que este modelo político, este modelo económico, este modelo social es inviable, y la gente está presionando para lograr realmente evolucionar. Eso se puede plantear como un inicio de la transición, pero abajo», responde Tavares, secretaria general de La Causa R.
La situación
arriba, a su juicio, es otra. «Hay una cúpula que está atrincherada y que,
aunque saben que su modelo tocó fondo, por razones relacionadas con juicios de
crímenes de lesa humanidad, o por el control de algunos emporios financieros,
se niegan a entregar o a entender que es el momento de esa transición», analiza
en conversación con contrapunto.com.
Países y
líderes que fueron aliados del gobierno venezolano, con proyectos políticos
similares, «entendieron que la alternabilidad y la garantía de la
institucionalidad del Estado beneficia a toda la sociedad, incluyéndolos a
ellos». Habla sobre Cristina Fernández en Argentina y Gabriel Boric en Chile:
«Estos modelos entienden la importancia de la institucionalidad democrática, la
importancia de la alternabilidad y la política como instrumento de debate de
las ideas para generar cambios, pero en Venezuela no pasa esto».
Tavares se
pregunta qué más deben hacer los venezolanos que quieren un cambio político si
hay presos políticos, la gente se ha marchado, los dirigentes han negociado.
«¿Qué puede convencer al liderazgo político de que debe entregar el poder?
Quizá sentir impunidad, y ahí es donde está la piedra de tranca. Yo creo que
Maduro dirá ‘a dónde me voy si yo entrego el poder’. Entiendo que parte de la
negociación de ellos es llegar a un pacto, que les levanten esa solicitud de
captura y que les permitan cierta supervivencia en algún sitio, poder hacer
política sin tener la espada de Damocles». No solo por las solicitudes
internacionales, sino por los presuntos hechos de corrupción «que han sido
realmente impactantes».
En las
transiciones, recuerda, hay espacios de perdón, de acuerdos, pero también «unas
líneas rojas» y delitos ante los cuales no cabe el borrón y cuenta nueva
«porque la justicia también tiene que prevalecer». En un proceso de transición
«todas esas cosas hay que conversarlas, hay que dialogar, y en este momento
pareciera que no hubiese puentes. Sí, pareciera que no hubiese puentes. Hay un
interlocutor del lado opositor, reconocido además por la comunidad
internacional», que es la Plataforma Unitaria con Gerardo Blyde a la cabeza.
«Pero está el otro espacio que es bilateral con, por ejemplo, el gobierno de
Estados Unidos».
Como
dirigente de un partido progresista Tavares ve ciertas urgencias. «Nosotros
estamos abajo con la gente y vemos esa necesidad de transición, pero el
gobierno no la ve quizá porque ha perdido esa conexión con los sectores
sociales. Ellos asumen que tienen que avanzar en un proceso de legitimación. Yo
creo que es lo que más le interesa a Maduro: legitimarse, que la comunidad
internacional lo reconozca como presidente y se levante las sanciones y se
devuelvan los activos. Es el escenario Erdogan, tal vez».
Considera que
la candidatura del gobernador de Zulia, Manuel Rosales, «servía mucho para sus
fines, porque ellos sabían que Rosales tenía mucho rechazo las bases sociales y
era más difícil lograr remontar una victoria; sin embargo, creo que la primaria
los marcó mucho. Yo creo que el régimen a veces también se equivoca, a veces no
son tan infalibles. Sí, sí es difícil engañarlos, sí es difícil enfrentarse al
poder y evidentemente estas son unas elecciones en condiciones extremas, pero a
veces, como dicen, al buen cazador, se le va la liebre».
Una liebre
escapada, según su análisis, fue la primaria. «Como eran unas primarias
autogestionadas, con pocos recursos, creo que pensaron que venían a votar así,
graneadito y sobre todo porque aquí no solamente el régimen, sino que hubo
sectores opositores que siempre vieron a María Corina como aquella líder que
tenía un techo de 4% y de ahí no pasaba. Entonces pagaron el descuido, la
primaria fue creciendo, y esa necesidad de la gente de renovar el liderazgo
político también».
Otra liebre
fue la candidatura de Edmundo González, a quien Tavares describe como un
demócrata. «Hay cosas que a veces yo creo que son del destino, también. Edmundo
es el arquitecto de la Mesa de la Unidad Democrática, Edmundo fue uno de los
autores fundamentales para crear la Mesa de la Unidad Democrática», señala.
-¿Pueden
parar la candidatura?
-La única
forma de parar la candidatura es eliminar la tarjeta, que tiene, además, un
juicio abierto. Ahora, el costo político de eso es bastante elevado, tanto para
los fines de la legitimación en el reconocimiento internacional, e incluso para
el propio ego de Nicolás Maduro y para poder decir «yo derroté». El costo
político podría ser elevado en la balanza de Maduro.
Incluso, si
el gobierno repite el 28 de julio, «hay una cantidad de condiciones objetivas
políticas que quizás no le permitan llegar a enero a ir a recibir la banda
presidencial otra vez». La situación interna y la presión externa van a jugar.
«María Corina
logró algo que no se había podido lograr antes y que hacía mucho tiempo, yo
creo que, desde Chávez, no lograba un liderazgo, que esa conexión orgánica con
la gente. Es una conexión que va entre lo emocional y el carisma, pero de una
manera muy centrada. No la percibo con el perfil típico del Mesías, del
mesianismo. Es más: María Corina nos ha sorprendido a todos, a mucha gente, muy
gratamente después de ganar la primaria», refiere.
Tavares hace
un recuento de todo lo que ha asumido Machado: Ir al TSJ a introducir un
recurso, no dejarse amilanar por la inhabilitación. «Se convirtió en una pieza
fundamental para convertir una candidatura que era provisional en una
candidatura y en una opción real para la oposición. Realmente María Corina ha
venido comportándose más como estadista, está haciendo política, está operando
políticamente y esa visión de estadista la conjuga con el de líder popular que
es capaz de conectarse abajo con la gente», alega. «Ella habla de que esto es
una lucha espiritual, y yo creo que ella lo siente realmente en el fondo»
aunque no se presenta como la salvadora.
El gobierno,
prosigue, «hasta ahora no ha encontrado, o está en la búsqueda, de una fórmula
que permita sacarse del medio la tarjeta de la unidad y al candidato Edmundo
González; incluso, la propia María Corina recorriendo el país sin que eso tenga
un costo político muy alto, porque en definitiva ellos saben que pueden
quedarse en el poder, pero si no hay el reconocimiento internacional ya el tema
de poder conseguir recursos para permanecer en el poder también es un elemento,
pues ya no tienen plata y ¿dónde la van a conseguir si no les levantan las
sanciones?».
Otro mecanismo
para cerrar el paso electoral, observa Tavares, es un conflicto con Guyana,
tema que el gobierno venezolano no ha abandonado. O que intenten involucrar a
Machado en alguna trama. «Creo que están trabajando, creo que están viendo sus
escenarios para ver qué les conviene más: si dejar que la elección pase, buscar
una excusa para suspenderla, quitar la tarjeta».
-Si no
hubiese elecciones el 28, ¿cuál sería el escenario para la vida nacional?
-Si se
suspenden por Guyana, por tarjeta o por cualquier pretexto, para la gente será
de mucha indignación. La gente está tan esperanzada, porque esta es su
posibilidad de recuperar una vida normal, una calidad de vida, una normalidad
ciudadana, que frente a una suspensión de elecciones creo que hay dos opciones:
o entran en una especie de estado cataléptico o saldrán a exigir fecha de
elección, pacíficamente. La comunidad internacional tendrá que jugar duro. Si
la comunidad internacional se hace la vista gorda y permite que esto pase, por
mucho que la gente quiera protestar, quiera salir, ya el régimen tiene hasta
los métodos y las prácticas para controlar.
Sin embargo,
«con la gente adentro diciendo ‘queremos elecciones’, si no las hace ahorita
las va a tener que hacer en algún momento. Suspender las elecciones sería
correr la arruga, y entonces a lo mejor lo que más le conviene es hacerlas de
una vez como las tiene previstas porque si María Corina sigue recorriendo el
país, la cosa se le sigue enredando».
-¿Cómo se
entiende la izquierda con un candidato como González?
-Yo creo que
la izquierda democrática entiende que el modelo democrático es necesario. La
izquierda democrática hoy no ve la democracia como un producto de la democracia
liberal burguesa, sino como una conquista de la gente, porque al fin y al cabo
todas estas instituciones de la democracia liberal burguesa fueron luchas
históricas de la gente por igualdad, por espacio. ¿O es que acaso lo que pasó
en la Comuna de París no fue parte de esa lucha, no? Al final se fueron
abriendo espacio para que estuvieran representados todos los sectores, y el
modelo de democracia perfeccionado en el siglo XX logró esa institucionalidad y
esa posibilidad de igualar a la gente. Yo creo que la izquierda hoy reivindica
la democracia como un instrumento de la gente, y se relaciona con Edmundo
porque Edmundo viene a restablecer ese modelo democrático. Y en ese modelo
democrático se respetan las visiones, se respetan las opiniones y a quienes se
adversa también. Las distintas visiones ideológicas tendrán la posibilidad de
expresar sus ideas en un modelo democrático, y someterlas al debate y el
escrutinio público como cualquier otro modelo sin que haya la hegemonía de un
modelo sobre el otro. Yo creo que a la izquierda democrática entiende eso; la
izquierda democrática ya no cae en esas trampas de la vieja izquierda dogmática
de encajonar las cosas. Cuando niegas la dialéctica obviamente te estancas en
un modelo, estás en el fascismo, ya no estás en la dialéctica; entonces yo creo
que estamos más cercanos al fascismo que otra cosa, y obviamente la izquierda
va a luchar donde esté contra el fascismo y contra esos modelos totalitarios
que violan derechos humanos.
-El gobierno
dice que está luchando contra el fascismo.
-Tú sabes que
cuando yo estaba en la escuela, el típico bullying, yo iba a buscar a mi
hermano, «mira, que se están metiendo conmigo, me dijeron este sobrenombre, y
este y este», y mi hermano me enseñó esta frase: «botellita de jerez, todo lo
que digas de mí eres tú al revés». Es decir, todo lo que lo que ellos son y lo que
hacen, generan una matriz comunicacional -porque en eso sí son unos maestros y
tienen la plata y las herramientas- para adjudicárselo a los demás. Cuando tú
tienes claros los conceptos y sabes lo que significa el fascismo, cómo se
comporta el fascismo y el pensamiento único, ves que ellos lo hacen. Pero ellos
se saben por tanto poder que pueden hacer cualquier ley, cualquier cosa para
perseguir.
Ante los
comentarios del diputado Diosdado Cabello sobre la salud de Edmundo González,
Tavares replica que seguramente tiene «algunas cosas de salud dentro de la
normalidad, y no es el primero ni será la última persona que tenga una edad
determinada para ejercer la Presidencia de la República». Aclara, igualmente,
que «él no tiene el plan de eternizarse en el poder ni de una reelección
indefinida, pero ha expresado que está en condiciones de asumir la candidatura,
sabe cuál es el papel que está jugando en este momento, en esta coyuntura
política. Yo lo noto que está muy bien; con las limitaciones que tiene una persona
de su edad, pero está activo. Tiene movilidad. Tiene una experiencia increíble
en estos temas diplomáticos, que son vitales para un proceso de transición. Yo
creo que sin darnos cuenta el destino nos llevó a tener el mejor hombre para la
transición que nosotros hubiésemos buscado».
La Causa R le
ha planteado a Edmundo González una agenda social, apunta. «La recuperación del
valor del trabajo es uno de los temas cruciales. También, el respeto a los
trabajadores públicos, que siempre tienen esa incertidumbre cuando hay cambios
de patrono. El respeto a la estabilidad laboral de los empleados públicos y la
necesidad de recuperar el valor del salario son temas cruciales. Hay un tema
que nosotros hemos planteado en la agenda con él, y es la defensa del medio ambiente,
que quizá es un tema que la gente no ve prioritario, pero nosotros creemos que
es fundamental».
No falta en
las acciones «la liberación de los presos políticos, el regreso del exilio» y
cómo «generar las garantías para la inversión para lograr despegar la economía.
Y le pusimos a la orden el programa nuestro», que incluye la creación de un
fondo de pensiones con las regalías del petróleo.
-Hay un
sector de la izquierda que está llamando a votar nulo porque dice que ni
González Urrutia ni Maduro los representa. ¿Qué les plantearía?
-Votar nulo
implica que tú tienes que quedarte en la máquina 3 minutos hasta que se cierra;
lo veo muy difícil, porque la gente además va a tener una presión de los
miembros de mesa para que no se quede tanto tiempo allí. Además, si tengo que
escoger entre tener a Nicolás Maduro allí y tener un presidente que va a
iniciar un proceso de transición hacia un modelo democrático, creo que es una
respuesta muy obvia, ¿no? Porque es posible que quienes tengan una visión de
izquierda consideren que Edmundo no representa sus aspiraciones, pero con un
gobierno de Edmundo ellos puedan expresar sus aplicaciones y pueden tener una
representación parlamentaria. Si quieres realmente tener incidencia en la
política de acuerdo a con tu visión ideológica como mínimo necesitas un modelo
democrático que te permita llegar allí, que te permite opinar, que te permita
expresarte, que te permita decir «eso no es por aquí, es por aquí». Eso es
válido. Hoy no se puede expresar ni ellos ni nadie.
La Causa R
tiene un preso político, acusado de un presunto intento de magnicidio por
hablar sobre la muerte política del mandatario Nicolás Maduro. No obstante, en
la boca de Andrea Tavares relumbra la palabra diálogo.
-¿Es
necesario un proceso de pacificación?
-Yo creo que
aquí hay muchos sectores del chavismo y del madurismo que están tratando de
buscar puentes para conversar, y no se están rindiendo en el sentido de decir
que ahora son de otro lado, sino que entienden que hay que recuperar la
democracia y la institucionalidad. Con todos esos sectores hay que conversar,
hay que hablar, hay que estar, porque en la transición coexisten lo malo que no
terminó de morir y lo bueno que no ha terminado de nacer. Claro, eso no incluye
a ciertos factores que tienen una responsabilidad más directa. No soy una
experta en transiciones, pero cuando la gente empieza a hablar de Chile y
Sudáfrica yo le digo «no no no no, no, no, ninguna transición se parece a otra
ninguna». Es que son tan distintas, y las cosas ocurren en unos contextos tan
diferentes, que predecir cómo va a ser la transición nuestra es casi un trabajo
de adivinación. Entonces yo diría que no tenemos cómo saber si hay algunos
factores que pueden terminar en una negociación recibiendo una tregua,
recibiendo un perdón, a lo mejor una condena mucho más suave de la que en
términos normales cumplirían.