David Pecker, exeditor del diario The National Enquirer,
testificó en el juicio, indicando que favoreció la campaña del expresidente en
2016 tras un acuerdo que, según la Fiscalía, formaba parte de una estructura
criminal para corromper los comicios.
El juez que preside el juicio penal
contra Donald
Trump en Nueva York pospuso este martes el posible castigo para
el expresidente de Estados Unidos por supuestamente violar la "orden
mordaza", que limita sus comentarios públicos sobre varias figuras clave
del caso.
La Fiscalía solicitó una multa de
mil dólares por cada una de las diez publicaciones --difundidas en la red
Truth Social y en la página web de la campaña de Trump-- que considera que
infringen la orden, pero el juez Juan Merchán dijo que no se pronunciaría al
respecto en ese momento. Merchán tiene la posibilidad de emitir una resolución
por vía electrónica en las próximas horas, en el mismo tribunal cuando se
reanude el proceso el jueves, o incluso más adelante. Trump tiene prohibido referirse
públicamente a fiscales o testigos --y sus familiares--, así como al jurado,
cuya identidad está protegida.
El
expresidente está acusado, con 34 cargos, de haber disfrazado como
gastos legales de la Organización Trump, la empresa familiar, el pago de
130.000 dólares a la actriz porno Stormy Daniels a través de su exabogado
Michael Cohen Cohen para que se mantuviera en silencio sobre una presunta
relación sexual en 2006, poco después de haber contraído matrimonio con su
actual esposa, Melania Trump, y de que naciera el hijo que tienen en común,
Barron. El magnate habría hecho esto para proteger su campaña por las
elecciones presidenciales 2016, que finalmente ganó contra la demócrata Hillary
Clinton. Esta acusación puede acarrearle una condena de hasta cuatro años
de cárcel.
La sesión
Durante la sesión, el fiscal
Chris Conroy detalló la fecha y contenido de las publicaciones que
supuestamente vulneraron la orden judicial y argumentó que fueron una amenaza
real para los implicados, que temían represalias por sus declaraciones. "El
acusado violó esta orden en repetidas ocasiones y no ha dejado de
hacerlo", afirmó Conroy, quien también pidió que las publicaciones
fueran eliminadas y que el juez recordara a Trump que, de continuar violando la
orden, afronta un castigo de hasta 30 días en prisión.
El abogado defensor de Trump, Todd
Blanche, respondió que su cliente sabe "qué permite hacer la orden mordaza
y no hubo por su parte ninguna violación intencional". "Está en su
derecho de responder a ataques de carácter político", argumentó Blanche,
explicando que el magnate utilizó Truth Social para responder a Cohen por temas
relativos a la campaña electoral y no al juicio.
Lo que vino después fue un tire y
afloje --con Trump vestido con su típica corbata roja e inmóvil mirando al
frente-- entre Blanche y Merchán, quien acabó diciéndole al abogado defensor
que estaba perdiendo toda la credibilidad ante la corte. "Usar su
nombre (el de Michael Cohen) no está prohibido; trazar una conexión con el
juicio, sí", subrayó el juez encargado del caso, cuya figura, así como la
del fiscal titular, son las únicas que no están protegidas legalmente por la
"orden mordaza".
"Esto es como leer una novela.
Incluso si reposteo un artículo y se menciona el nombre de alguien, estoy
violando la orden mordaza. Creo que es una venganza y es totalmente
inconstitucional", se quejó el expresidente republicano después en los
pasillos del tribunal neoyorquino.
Comprar historias
Mientras tanto David Pecker,
exeditor del diario The National Enquirer, testificó en el juicio,
indicando que favoreció la campaña de Donald Trump en 2016 tras un acuerdo que,
según la Fiscalía, formaba parte de una estructura criminal para corromper los
comicios.
Pecker habría comprado los derechos
de publicación de otras dos historias extramaritales de Trump --un presunto
affaire con la modelo Karen McDougal y un falso hijo ilegítimo del magnate--
para dejarlas guardadas en un cajón y proteger así la candidatura del político
republicano.
Se trata de una estrategia conocida
en inglés como "catch and kill" (atrapar y matar), que aplicó
tras abonar 150.000 dólares a McDougal y 30.000 al hombre que aseveraba
tener la exclusiva del supuesto hijo no reconocido, reveló el exeditor.
"Tomé la decisión de comprar las historias debido a la posible vergüenza
que supondría para la campaña y para el señor Trump", aclaró.
Poco antes, el exmagnate de medios
estadounidenses había explicado que también perjudicaron a rivales políticos
del exgobernante. "Lo que yo debía hacer era publicar historias positivas
sobre el señor Trump y publicar historias negativas sobre sus oponentes",
afirmó con actitud calmada Pecker, el primer testigo en declarar en el
juicio, quien fue llamado por la Fiscalía tras terminar los alegatos iniciales.
Los fiscales argumentaron el lunes
que esta presunta conspiración, en la que mediaba Cohen, se tramó con una
reunión en la Torre Trump en 2015. Según Pecker, Trump era por entonces
"el soltero más codiciado y salía con las mujeres más bellas", por lo
que el exmandatario pidió a Cohen que agendara un encuentro para articular la
trama. "Recibí una llamada de Michael Cohen diciéndome que el jefe quería
verme (...) Pensé que ayudaría a su campaña, pero que yo también me
beneficiaría", añadió Pecker.
El directivo de medios reconoció
que publicó historias amarillistas para perjudicar las aspiraciones de dos
rivales conservadores de Trump: Marco Rubio y Ted Cruz. Asimismo, dijo que usó
la influencia de The National Enquirer para denigrar la imagen
de la entonces candidata demócrata, Hillary Clinton: "Yo sacaba a Hillary
como facilitadora de casos en los que Bill Clinton quedaba como un
mujeriego", precisó.
La Fiscalía procedió entonces a
preguntarle por titulares concretos del diario acerca de estos perfiles
políticos, lo que provocó que, casi por primera vez en toda la sesión, Trump
cambiara su postura impasible y se acercara a la pantalla donde se proyectaban
los titulares.
Pecker también desveló que el
exmandatario le presentó en 2016 a su exasesor Steve Bannon --condenado en 2022
por desacato al Congreso cuando se juzgaba su vinculación con el asalto al
Capitolio el año anterior-- porque consideraba que podían "trabajar muy
bien juntos".
Otras causas abiertas
Trump enfrenta más juicios en
diferentes lugares del país. En Florida, está acusado por el manejo
inadecuado de documentos clasificados, incluidos secretos nucleares,
trasladándolos de la Casa Blanca a su residencia en Mar-a-Lago. También
enfrenta cargos por obstruir los esfuerzos del gobierno para recuperar esos
archivos.
En Washington, afronta un juicio
federal por su intento de revertir los resultados de las elecciones de 2020 en
las que perdió contra Biden y por haber instigado el asalto al Capitolio del 6
de enero de 2021. El expresidente está acusado de varios delitos que podrían
acarrearle un máximo de 55 años de cárcel y el juicio estaba previsto para el
pasado 4 de marzo, pero sus abogados lograron estirar el caso hasta el punto de
que muy difícilmente se celebraría antes de las elecciones de noviembre.
En Georgia, también enfrenta cargos
relacionados con sus intentos de revertir las elecciones. Sin embargo, el
proceso judicial estuvo marcado por la polémica por la relación sentimental que
la fiscal del condado de Fulton, Fani Willis, mantuvo con Nathan Wade, un
subordinado al que contrató para llevar el caso contra Trump. Eso desató una
controversia legal que acabó con la dimisión de Wade y dilató el proceso contra
el presidente, para el que todavía no hay fecha, durante semanas.
Tomado de Página 12 / Argentina. Imagen: EFE