“Está bien, con ánimo,
con ganas, haciendo sus cosas, sin dolor”, asegura la médica personal del
expresidente uruguayo
Motevideo. “Al fin y
al cabo, que me quiten lo bailado”. Con esas palabras, José Mujica, cerraba la
conferencia de prensa que ofreció en la mañana de este lunes en Montevideo para
anunciar que le habían detectado un tumor en el esófago. Mujica habló
serenamente, tocado por las circunstancias, pero con el humor intacto. “En mi
vida más de una vez anduvo la parca [muerte] rondando el catre [cama], pero me
siguió pastoreando todos estos años (…) Esta vez viene con la guadaña en
ristre”, dijo. El anuncio duró poco más de cinco minutos, a los que siguió un
silencio poco conocido en las comparecencias del más locuaz de los políticos
uruguayos. “¡Vamos, Pepe!”, soltaron sus compañeros del Movimiento
de Participación Popular (MPP), agrupación de izquierda de la que Mujica es
el líder histórico. “¿Tienen alguna pregunta?”, dijo el expresidente a los
periodistas. No hubo preguntas, tampoco muchos comentarios.
“Gozo de una mala salud de hierro”, explicaba Mujica a este periódico hace poco más de un año, antes de comenzar una charla de dos horas. En la chacra donde vive, al oeste de Montevideo, conversó distendido, rodeado de nísperos, almácigos y zorzales. Aquel día había amanecido a las cinco y pico de la mañana para trabajar la tierra; luego había tomado mate y conversado por Zoom con el historiador Yuval Harari. En la pausa del mediodía, había almorzado con Lucía Topolansky, su compañera de toda la vida, exsenadora y exvicepresidenta de Uruguay. A grandes trazos, esa es la vida tranquila que sigue llevando hoy el exmandatario uruguayo de 88 años, según explican a EL PAÍS personas de su entorno. En su casa de Rincón del Cerro, donde se encuentra la chacra, ambos cocinan, leen, escuchan la radio. También reciben a visitantes de todos los rincones del mundo, que siguen peregrinando hasta la casa atraídos por el modo de vida y las ideas de Mujica. Además, la pareja milita activamente en el Frente Amplio (centroizquierda), participando en actos de campaña con la mira puesta en las elecciones nacionales de octubre de 2024.
“Es algo muy comprometido y doblemente complejo en mi caso,
porque tengo una enfermedad inmunológica hace 20 años que me afectó, entre
otras cosas, los riñones”, señaló Mujica sobre el tumor que le detectaron en el
esófago durante un chequeo médico del viernes pasado. En diálogo con EL PAÍS, su
médica personal, Raquel Pannone, dijo que habrá que esperar a los resultados de
los estudios clínicos que están en curso para determinar el tratamiento más
adecuado. En estos casos, indicó, suelen ser de tipo quirúrgico, quimioterapia
o radioterapia. “Esto no significa que se adapte al paciente en cuestión”,
aclaró. Consultada por el estado de ánimo del exmandatario, Pannone aseguró:
“Está bien, con ánimo, con ganas, haciendo sus cosas, sin dolor”. Esa parece
ser la voluntad de su paciente, que no tiene previsto retirarse. “Mientras
pueda, seguiré militando con mis compañeros, fiel a mi manera de pensar,
entretenido con las verduras y las gallinas (…) Mientras el rollo aguante, voy
a estar”. “Veremos qué pasa”, agregó.
Como ocurrió este lunes, en varias ocasiones Mujica ha hecho
referencia sobre su relación con la muerte. Explicó que la conoció de cerca,
sobre todo, cuando fue detenido y encarcelado en 1972, por pertenecer al
movimiento guerrillero del MLN-Tupamaros que surgió en los convulsos años 60 en
Uruguay. En la cárcel fue sometido a un aislamiento total, sufrió torturas
físicas y psicológicas de todo tipo, entre sus 37 y 50 años. “Sigo vivo por
milagro”, suele decir. Fue liberado con el retorno de la democracia en 1985 y
desde entonces milita en el MPP, facción del Frente Amplio por la que fue
electo diputado en 1994. Su carrera política siguió en el Senado hasta que
Tabaré Vázquez, primer presidente de izquierdas uruguayo, lo nombró ministro de
Ganadería, Agricultura y Pesca, en 2005. Cuando accedió a la presidencia, en
2010, Mujica llamó la atención del mundo por su modo de vida austero, un
discurso combativo y políticas progresistas que lo convirtieron en un referente
indiscutido de la izquierda latinoamericana.
Para la carrera presidencial de octubre, el elegido por Pepe
Mujica es Yamandú Orsi, político del MPP y exintendente de Canelones (sur de
Uruguay). “Nos va a costar asimilarlo”, dijo Orsi tras haber escuchado la
conferencia de esta mañana. Para Orsi, hay pocos referentes que hablen del
“valor de la vida” como lo hace Mujica desde hace mucho tiempo. “Al punto de
valorar la vida a través de un insecto. En sus momentos más difíciles aprendió
a valorar eso: la complejidad y el milagro”, expresó. Recordó que el
expresidente había tenido otros achaques de salud, como una vasculitis,
mientras gobernaba en 2012. También había padecido una afección renal severa en
2004. Orsi, precandidato por el Frente Amplio, contó que ante la pregunta:
“¿Cómo andás, Pepe?”, Mujica suele contestarle: “Vivo”, a secas. “Lo mejor que
es que siga haciendo las dos cosas que dijo que iba a hacer: trabajar la
tierra, como siempre lo ha hecho, y la militancia, porque no concibe otra forma
de vivir”, concluyó.
En el transcurso del lunes Mujica recibió muestras de apoyo
de sus correligionarios del Frente Amplio, de referentes de la coalición
gobernante de centroderecha, así como de líderes más allá de fronteras, como
su amigo Lula da Silva, presidente de Brasil: “Eres un faro en la lucha por un
mundo mejor. Siempre hemos estado juntos en los buenos momentos y en los
momentos difíciles”, escribió el mandatario brasileño en X.
Texto tomado de El País / América.