Un recorrido por las ideas de sus padres ideológicos
De acuerdo a su sustento teórico, el presidente electo la
entiende en su versión negativa, priorizando el aspecto económico por sobre el
civil. Sus mentores intelectuales son Ludwig von Mises y Friedrich Hayek.
Por Vladimir L. Cares *
Las permanentes apelaciones a la libertad que
realizan Javier Milei y sus seguidores, y que figuran en el propio nombre de su
agrupación política de extrema derecha La Libertad Avanza, obliga a indagar
sobre los significados del término "libertad" y
exponer en cuál o cuáles se encuadraría Milei. Para ello, será necesario
mostrar las ideas de dos de sus más cercanos mentores intelectuales: Ludwig
von Mises (1881-1973) y Friedrich Hayek (1899-1992).
En líneas generales, tanto von Mises como Hayek, aunque austríacos ambos, abrevan en la tradición británica del liberalismo nacido al calor de la Revolución Gloriosa de 1688. Este proceso político habilitó el desarrollo de dos elementos básicos para la convivencia en una sociedad: la tolerancia religiosa y la concepción que señala que únicamente se permitirán aquellas restricciones a los individuos que provengan del marco legal vigente.
La libertad individual es innegociable en esta tradición,
forma parte del derecho natural de las personas y no puede permitirse la
intrusión del Estado en la misma. En todo caso, el ordenamiento jurídico de un país solo
tiene como rol central impedir que el Estado pueda interferir en los derechos
inalienables de los individuos. Thomas Hobbes, John Locke y John
Stuart Mill son algunos autores que dieron sustento teórico a estas
ideas.
Sin embargo, en la Europa continental del siglo XVIII se
respiraban otros aires intelectuales. Immanuel Kant, el filósofo de Könisberg,
señalaba que el movimiento de la Ilustración tenía como principal objetivo “la
salida del hombre de su autoculpable minoría de edad”. Así, la libertad era
entendida aquí como el poseer la capacidad y la autonomía para llevar adelante
el precepto de “ser el dueño de uno mismo”. Lo anteriormente expuesto nos
muestra enfrentadas dos nociones asociadas al concepto de libertad.
Una hace hincapié en la necesaria autonomía del ser humano
para satisfacer sus necesidades materiales y espirituales; la otra considera
imprescindible el impedir cualquier obstáculo a la libre elección de un
individuo por parte de cualquier persona o agente gubernamental. El destacado filósofo liberal
Isaiah Berlin publicó en 1958 un texto, Two Concepts Of Liberty,
que sintetiza estas dos concepciones: se llama libertad positiva aquella
que privilegia la autonomía del individuo; libertad negativa, por
el contrario, se afirma en la idea de la carencia de cualquier coerción sobre
una persona.
Libertad negativa
Una idea que desarrolla Berlin en su texto y que tiene mucho
que ver con el derrotero de Von Mises y Hayek (y, por ende, de Milei) es la que
considera que la libertad negativa no es contradictoria con los regímenes
autócratas ya que lo importante a la hora de señalar la vigencia de las
libertades no es preguntarse quién está gobernando, sino si tal gobierno ejerce
alguna coerción específica sobre el ciudadano (por ejemplo, puede
existir una pérdida de libertad en los derechos civiles pero, a la vez, darse
una amplia libertad en términos económicos).
Hayek abraza de manera consistente el núcleo argumental de la
‘libertad negativa’.
En su conocido libro La constitución de la libertad (1960)
afirma que “el estado en virtud del cual un hombre no se halla sujeto a
coacción derivada de la voluntad arbitraria de otro o de otros se distingue a
menudo como libertad ‘individual’ o ‘personal’... la ‘libertad’ se refiere
únicamente a la relación de hombres con hombres, y la simple infracción de la
misma no es más que coacción por parte de los hombres”.
Dicho esto, ¿en dónde pone Hayekel énfasis, en las libertades
civiles o en la libertad económica? El destacado filósofo argentino Ricardo
Gómez en su libro Neoliberalismo, fin de la historia y después señala
que para la sociedad moderna es básicamente una sociedad de mercado a la que se
ha arribado por medio de una evolución de carácter darwiniano desarrollada en
el ámbito social. Este ordenamiento social no es fruto de algún diseño o
planificación específico sino que es, añade Gómez, “el resultado de la
coordinación de las consecuencias no intencionadas de las acciones deliberadas
de los individuos”.
Esta es la famosa tesis de Hayek acerca de la existencia de
un orden espontáneo en la sociedad que, sin embargo, es coordinado mediante el
apego a un conjunto de tradiciones en las cuestiones de carácter moral y por el
mercado en aquellas instancias de raigambre económica. Si para Hayek el mercado
es el grado más alto de la evolución humana y en donde la piedra de toque allí
es el irrestricto apego y protección de la propiedad privada se comprende que
para el autor austriaco la libertad económica sea la más importante instancia a
tutelar.
Apoyo a regímenes autoritarios
Dado a escoger en situaciones límite entre libertad política
y libertad económica Hayek, y también su principal influencia Ludwig von Mises,
no dudaría. La libertad económica debe primar por sobre todo. Recordemos
una vez más que Berlin señalaba la no existencia de contradicción entre la
libertad negativa y los regímenes autocráticos. Hagamos un breve repaso que
sucedía con Mises y Hayek en momentos claves de la humanidad durante el siglo
XX. Para Mises las ideas revolucionarias que dieron lugar a la Revolución Rusa
solo pudieron asentarse debido al carácter tolerante del liberalismo.
A su juicio, la violencia era el recurso idóneo para
enfrentar la amenaza del bolchevismo a la sociedad occidental pero esto solo
podría hacerlo un movimiento que no trepidara en utilizar los mismos métodos
que su adversario. Para Von Mises este papel lo cumplió con creces el fascismo.
De todas maneras, Von Mises entendía que la violencia sin cuartel era una
expediente provisorio, pues a largo plazo el triunfo de las ideas liberales
sólo sería posible mediante el uso de la fuerza de las ideas.
La opinión de Von Mises respecto del fascismo queda
claramente especificada en esta citada tomada de su libro Liberalismo
en su tradición clásica (1927): “No se puede negar que el fascismo y
movimientos similares que apuntan al establecimiento de dictaduras están llenos
de las mejores intenciones y que su intervención ha salvado, por el momento, la
civilización europea. El mérito que el fascismo ha ganado así vivirá
eternamente en la historia. Pero, aunque su política ha traído la salvación por
el momento, no es del tipo que podría prometer un éxito continuo. El fascismo
fue una improvisación de emergencia”.
Como se puede apreciar en el texto anterior, en
épocas de crisis y amenazas al régimen capitalista la reacción fascista es
imprescindible a la hora de salvar el sistema. Hayek, por su parte, hacia
1962 se comunicó epistolarmente con el portugués Antonio de Oliveira Salazar, a
la sazón el más longevo dictador europeo. En la misiva, acompañada de un
ejemplar de la Constitución de la libertad, Hayek le indicaba que la lectura
atenta del libro lo ayudaría a diseñar una constitución política del Estado que
pusiera límites a los abusos de la democracia.
Asimismo, en 1978 Hayek se dirigió por carta al diario The
Times. Allí afirmaba la existencia de casos en donde las libertades
públicas eran mejor custodiadas por gobiernos autoritarios que por regímenes
democráticos. Mencionaba como ejemplos al Portugal de Salazar y al Chile de
Pinochet. Con referencia a Chile Alan Ebenstein, biógrafo de Hayek, recuerda
que en 1981 Hayek afirmó que en ese tiempo en toda América Latina no había
ningún gobierno totalitario y que el único existente en esa región había sido
el Chile de Allende.
Por último, recordemos que en una entrevista que le realizara
en 1981 el diario El Mercurio Hayek sostenía que “una
dictadura puede ser un sistema necesario durante un período de
transición. A veces es necesario que un país tenga, durante un tiempo, alguna
forma de poder dictatorial. Como comprenderá, es posible que un dictador
gobierne de manera liberal. Y también es posible que una democracia gobierne
con una total falta de liberalismo. Personalmente, prefiero un dictador
liberal a un gobierno democrático carente de liberalismo”.
Volviendo a la pregunta inicial, ¿cuál es el concepto
de libertad que profesa Milei? La que le han enseñado sus maestros: que la
libertad sea entendida en su versión de ‘libertad negativa’; que lo esencial es
la libertad económica dentro de un régimen de mercado; que las libertades
civiles están supeditadas a la vigencia de la libertad económica y que por ello
la democracia es deseable pero no imprescindible; que en determinadas situaciones
la violencia fascista es necesaria para enfrentar las crisis sistémicas
graves.
* Facultad de
Ingeniería – Universidad Nacional del Comahue / Argentina.
Texto tomado de Página
12 / Argentina. Imagen: Bernardino Avila.
