Por Melquiceded Blandón Mena*
La lucha política en Colombia se desenvuelve como una serie
de tormentas invernales, como un conjunto de huracanes sucesivos que van
generando estragos por zonas, regiones, territorios, pero al igual que las
fuerzas que pretenden controlarlo, el fenómeno natural va perdiendo su
potencial tempestuoso y fenece para abrirle paso a la siguiente borrasca.
El proyecto político del Pacto Histórico en cabeza del presidente Gustavo Petro, construyó un gran acuerdo nacional con fuerzas “progresistas” y revolucionarias para liderar un frente político que reformara las instituciones y cambiara la racionalidad neoliberal y gansteril del Estado, hacia una sociedad de bienestar garantista de los derechos a través del gasto público, la redistribución de las tierras y la riqueza.
Sin embargo, a un año de gobierno del cambio, hay algunas
desavenencias que impiden tomar control del devenir político nacional, y como
fatalidad histórica, vacían su contenido reformista y transformador,
asimilándolo con una débil brisa, incapaz de desarrollarse como un viento o
manantial de constantes cambios.
En esa medida, emergen una serie de retos para materializar
el programa de cambio que aún se sigue vendiendo a través de discursos y
anuncios, pero que lejos de convertirse en realidad política, transitan hacia
el camino de las ilusiones perdidas.
Por tanto, construir una dinámica de cambio y reforma
política ampliada requiere de la configuración de un gabinete comprometido con
la nueva realidad política y que responda a movimientos políticos con capacidad
legislativa y de apalancamiento territorial de las reformas. Inconcebible la
interinidad que se mantiene en el Ministerio de Cultura y la desconexión de
algunos ministros y ministras con el país.
Como un segundo reto, está la necesidad de acotar la agenda
legislativa. El gobierno adolece de mayorías parlamentarias, y las fuerzas
opositoras están exhibiendo fuerza y generando diversas derrotas políticas al
gobierno, lo cual implica priorizar y focalizar la agenda de reformas para dos
años, con una estrategia legislativa eficiente y realista que recomponga las
mayorías y garantice el control político del parlamento.
Un tercer elemento, tiene que ver con la estructuración del
gobierno popular. Se debe construir un modelo y estrategia de trabajo con los territorios
que mantenga la conexión del proyecto del cambio con la gente. En esa medida,
tal como se realizaron las jornadas de gobierno desde la Guajira, se debe
consolidar ese modelo y trasladar temporalmente la institucionalidad de
territorio en territorio (Urabá, Bajo Cauca, norte de Santander, Montes de
María, Tumaco, Quibdó, Buenaventura, Magdalena medio, y un largo etcétera, que
incluiría las zonas urbanas) con un trabajo técnico que dé respuestas efectivas
a las ciudadanías. Este modelo de trabajo llenaría de contenido popular al
gobierno, construiría una relación diferente entre los territorios, la gente y
la institucionalidad. Allí radica la matriz del cambio y la posibilidad de la
pervivencia del proyecto político.
Con la misma urgencia, es necesario construir una
coordinadora de medios alternativos que funcione, una política de masificación
y ampliación de la cobertura de los medios alternativos y comunitarios,
fortalecer la RTVC y apoyarse en experiencias mediáticas exitosas de otros
países, para enfrentar al poder de los medios de comunicación del capital.
Por último, quedan los retos de depurar la tecnoburocracia y
cargos directivos que dejo el gobierno anterior y que operan en contra del
cambio; así mismo, abanderar la lucha contra la corrupción, para romper el
estado corporativista y gansteril, que pasa por el esclarecimiento y
judicialización efectiva de los delitos y de la construcción de un gobierno
contra la corrupción; acotar la propuesta de paz y diseñar una estrategia para
que el bloque popular gane las elecciones de octubre.
Son los retos que implica el cambio, pues aquello que
aparenta estar sólido, puede perecer desvanecido en el aire.
*Doctor en Ciencias
Humanas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia.
Texto tomado de www.diaspora.com.co / Colombia.