Pedro Mosqueda* / Opinión.
Chávez te amo, fue un grafiti que leí hace tiempo en la
entrada de Maracay. Hoy bien temprano leí otro: María Corina dame un beso.
No tengo una gran explicación, han mediado alrededor de 20
años entre uno y otro grafiti; pero son sensibilidades y emociones similares.
Los fenómenos sociales son así: la gente puede pasar del Che
Guevara a Donald Trump, sin mediar ninguna explicación y que conste, ocurre a
nivel de cualquier estrato social. Por lo visto la fidelidad en política no es
tan cerrada como en el deporte.
Cada quien tiene su versión o explicación Walt Disney de la historia, es una especie de enfermedad infantil de ciudadanos de cualquier edad abrazando la política; de ese torbellino o hervidero aparecen líderes carismáticos y estrafalarios que han logrado tocar la tecla emocional de la gente. Es una epidemia para la cual no hay vacunas. Houston tenemos un problema.
Aquellos, los que a finales del siglo XX venezolano, decían
Chávez te amo, y los de hoy que dicen María Corina dame un beso, actúan
impulsados por las mismas razones: son los sobrevivientes de los cataclismos
políticos que les tocó vivir a cada uno en su momento. Aunque hay que dejar
claro algo: no ha habido una ley humana ni divina que el chavismo no haya
violado. Al final la cuarta república con, todo y sus defectos, presenta
mejores desempeños, aunque sea el simple hecho de que antes uno salía a la
calle, y desayunaba cachito, cuartico de naranja y café en la panadería del
portu, y no se le descoyuntaba el presupuesto diario. Pero esa es otra
discusión, nostalgia aparte.
Son dos décadas o más en guerra, y ya sabemos, en las guerras
se cometen atrocidades; de por sí son terribles y llenas de brutalidades.
Está llegando la hora de firmar un pacto de transición y
aceptar que la guerra la perdimos o la perdemos todos.
Es posible que haya llegado la hora de sacarle la pata o la
zapatilla al acelerador. Lo recomienda perogrullo y también las escuelas
de política del mundo mundial.
Todo ya fue inventado, no hay nada nuevo que no hayan creado
o iniciado los griegos, los romanos y el Antiguo Testamento.
Aunque nadie tiene consigo el algoritmo de la verdad, ni
siquiera Oráculo; y ya que los héroes clásicos no pudieron, qué tal sí
ensayamos con un nuevo tipo de héroes: los héroes de la retirada. Vale para
Maduro, Diosdado, Padrino y también vale para María Corina , Henry Ramos,
Ledezma o Leopoldo y toda esa cuadrilla de amigos que cada se parecen a los
protagonistas de aquella película de nuestra adolescencia llamada los 12 del
Patíbulo.
Héroes de la retirada fueron en sus tiempos:: Gorbachov,
Jaruzelski y Adolfo Suárez. Sin ir muy lejos, que Petro (antiguo guerrillero)
ocupe la silla presidencial de Colombia o "Lula" y AMLO uno en Brasil
y el otro en México sean presidentes es un reconocimiento de la derecha y sus
matices dentro de la pluralidad y una gran contribución a la paz. La calle les
habló y votó, lo cual aceptaron. La guerra en parte de Centro América terminó
gracias a sus Héroes de la retirada (leer a Joaquín Villalobos); Mandela fue un
héroe de la retirada; los protagonistas de la Unidad en Chile fueron Héroes de
la retirada y Pinochet a su manera también lo fue. De otra manera pero en lo
económico, los vietnamitas y los chinos también fueron Héroes de la retirada.
¿De lado y lado, cuesta mucho por acá renunciar un poco a las
poses radicales y empezar a hacer gestos?
Las guerras, dicen los expertos, suelen acabar con malos
acuerdos para todas las partes.
Sin ánimos de banalizar o blanquear a nadie, pero provoca
tomar un Spray y a medianoche desembuchar: yo también quiero que María Corina
me dé un beso y si es posible que Maduro me dé un abrazo. Coñooo dejen el peo
que ya están ladilla vale.
*Abogado, dirigente político
en el estado Aragua.
