Prof. Manuel Fariñas* /
Especial para entretodosdigital.blogspot.com
Desde su zona de confort, el próximo año será sin duda
alguna, de una gran expectativa para todos los venezolanos, algo parecido se
decía en el 2018 ante las apremiantes elecciones presidenciales en las que
resultó electo Nicolás Maduro más por culpa de las tradicionales oposiciones
políticas, que por el propio mérito del elegido. Pues ninguno de los oponentes
fue capaz de poner sus intereses individuales por debajo de los intereses de la
nación. Esta vez, si para los oponentes con sus apetencias se preocupan por
estudiar un poco de historia, entenderán que sin un consenso las posibilidades
de éxito serán iguales a las del 2018. Entonces, será otra vez la frustración
del pueblo que resurja desde las entrañas de la nación.
Transcurrido el tiempo, desde el 2018 al presente, la frustración no ha podido ser mayor, convirtiéndose en una inmensa brecha para la productividad nacional y el bienestar social. Entonces la economía de puerto ha surgido como la mejor solución ante la mirada complaciente del gobierno. Pareciera que la importación de bienes y servicios es la política pública preferida. ¿Cómo disminuir esa brecha?
Primero. - que la actual dirección sindical se ponga a
derecho con las demandas de sus agremiados (el pueblo mismo) y llame al proceso
de respaldo a un solo candidato presidencial que mediante una lista manejable
de acuerdos mínimos que se haga pública concuerden un programa de ajustes
salariales y nóminas, coherentes con las dimensiones y capacidades de las
instituciones, empresas u organizaciones de manera tal que desaparezca la
fuerza laboral ociosa y la ilegal nómina paralela, como una sombra de carga
para el Estado (que somos todos).
Segundo. - que,
respetando la CRBV, la convención colectiva sea el camino a transitar la
reconstrucción del aparato productivo nacional.
Tercero. – que, desde el sensato objeto de la Carta Magna, el
ejercicio militar se restrinja a sus inminentes funciones técnicas y
especializadas.
Cuarto. – que, el apoyo a un candidato no sea personal, sino
social, político y democrático. Un acuerdo que abra las puertas para recuperar
la verdad como un valor en la lucha política.
Quinto. – que, se incorpore en un único programa
constitucional de gobierno a 24 años las líneas gruesas de políticas públicas
para construir un país desarrollado y en constante evolución (sin revolución)
de justicia social hacia esa república de ciudadanos que está reclamando la
sociedad.
Sexto. – que, los subsistemas educativos vuelvan priorizar el
conocimiento y desmonten cualquier caracterización ideológica.
*Doctor en educación,
dirigente nacional de Alternativa 1.