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05 julio, 2023

5 de julio de 1811: la independencia de la Provincia de Caracas

 Por Ángel Rafael Lombardi Boscán*

Uno percibe como un buen historiador como Caracciolo Parra Pérez (1888-1964) intenta ser fiel al título que escogió para su obra, la imprescindible y clásica: “Historia de la Primera República de Venezuela” (1959). Aunque no se le nota cómodo con los actores de reparto. Decimos esto porqué el actor principal de la Independencia, firmada el 5 de julio de 1811, no es Venezuela sino Caracas, la Provincia de Caracas para ser más exactos. Además, la Provincia de Caracas también fue conocida como Provincia de Venezuela. Y esa Venezuela no es la actual sino la formada por un territorio equidistante entre Caracas, Valencia, San Carlos y Barquisimeto.

Lo que se llamó en ese entonces: Confederación de Venezuela fue un variopinto regional fallido con aspiraciones federales dictadas por la geografía junto a la inmensidad de los espacios; el aislamiento más recóndito y salvaje; la falta de caminos y una densidad demográfica muy baja. No había un solo país: sino muchos: Caracas o Venezuela, Oriente, Maracaibo, Guayana, Andes y Llanos con apenas conexiones insalvables y grandes recelos entre sí.

No hubo Independencia de Venezuela en un sentido estricto, sino básicamente de Caracas y sus aliados furtivos y díscolos. Lo que sucedió en Caracas el 5 de julio de 1811 fue completamente rechazado por Maracaibo, Coro y Guayana que se mantuvieron realistas. Y luego nos enteraríamos que hasta los mismos aliados de Caracas no convinieron del todo con el paso independentista. Tal es el caso del alzamiento de la ciudad de Valencia apenas unos días después de la histórica fecha

El 5 de julio fue la Independencia de Caracas y no del resto de las Provincias de Venezuela. El pacto federal fue frágil, muy frágil. Y Caracas ejerció preponderancia sobre el resto por tener más población y músculo económico. Lo que generó celos y rencillas de los otros. La provincia de Caracas: 412.857 habitantes. Las demás, excluidas Coro, Maracaibo y Guayana, tuvieron: 264.770.

El 5 de julio terminó lo que se inició en 1808 (Conjura de los Mantuanos) y 1810 (19 de abril de 1810). Una Independencia más de compromiso que por convicción ante la ausencia de la Metrópoli debido a la invasión de la Francia de Napoleón Bonaparte en 1808. “No es que los americanos se levantaran contra España: España se apeó de América”. Nos dice un famoso americanista inglés: Raymond Carr (1919-2015).

Los protagonistas del 5 de julio son los propietarios o los llamados patricios de la época: el mantuanaje. La presencia popular no existió. Fue una Independencia para justificar el rompimiento contra España sobre supuestos ideológicos muy diversos y hasta contradictorios. “El Congreso de 1811 es una asamblea de republicanos, pero de republicanos blancos que, nobles o letrados, legislan para sí mismos en recinto cerrado con la creencia de que les sería fácil reemplazar a los españoles de España en la dominación del país”, sostiene Caracciolo Parra Pérez.

El Congreso proclamó la Independencia pero fue la Sociedad Patriótica la que impulsó la misma bajo el radicalismo de sus integrantes: Miranda, Bolívar y Espejo entre otros. Hay un afán grande de figuración entre estos líderes revolucionarios. Fueron el elemento radical que sirvió de catalizador para remover las resistencias de un conservadurismo atrincherado en la seguridad de lo conocido.

Los “malvados” de Coro, Maracaibo y Guayana apoyaron a la Regencia, es decir, lo que en ese entonces quedaba de una España invadida por los franceses. Y también al Comisionado Cortabarria, que desde Puerto Rico, dirigió la contrarrevolución. Hay un Bloqueo de los principales puertos venezolanos aunque los bloqueadores apenas contaron con los esenciales barcos y pertrechos de guerra. La guerra civil, interprovincial, incluso, hasta la social y étnica, ya existe en ese momento, entre los años 1810 y 1811. Las previsiones optimistas sobre el primer experimento americano de Independencia: “de un pueblo libre, sin los horrores de la anarquía ni los crímenes de las pasiones revolucionarias” se hicieron polvo cósmico de inmediato.

El “hombre” del 5 de julio de 1811 fue Francisco de Miranda (1750-1816). Un héroe de la libertad contra el colonialismo hispánico en América. Los mantuanos nunca le quisieron. Y Germán Roscio (1763-1821) lo odió. El fogoso Miranda ha sido injustamente etiquetado como el “Precursor” para que no le haga sombra al “Libertador” dentro de la mitología patriota. Aunque en realidad fue el principal actor y protagonista del 5 de julio de 1811 y los sucesos posteriores que terminaron desencadenándose de una manera trágica. Toda la Primera República (1811-1812) y el primer gran republicano de la Historia de Venezuela fue Francisco de Miranda.

Bolívar no estuvo en el 5 de julio de 1811 pero si en la Sociedad Patriótica y en la represión a la ciudad de Valencia entre el 11 de julio y el 13 de agosto. Valencia se alzó en armas contra Caracas esgrimiendo las mismas razones de Caracas para declararse independiente de España. Varios observadores extranjeros del momento, como el inglés Robert Semple (1766-1816), anotaron en sus diarios no sin sorpresa, la rápida mudanza de Caracas que pasó de dominada a dominador. La Independencia nacía prisionera de las paradojas.

Pocos venezolanos saben que hubo un solo diputado que salvó su voto y no estuvo de acuerdo con la Declaración de la Independencia el 5 de julio de 1811. Se trata de Manuel Vicente de Maya, sacerdote y político, diputado por La Grita. Es bueno conocer también a las disidencias. Para Maya la iniciativa de la Independencia contradecía la lealtad de “formar el cuerpo conservador de los derechos de Fernando VII”. Murió realista.

La representación pictórica del 5 de julio que está en la cabeza de millones de venezolanos es “históricamente falsa”. En ese cuadro de Tovar y Tovar es improbable que Miranda se haya presentado con uniforme de gala francés. Todo esto según José Gil Fortoul.

Así tenemos un 5 de julio de 1811 revisitado y revisado. Que merece ser visto en perspectiva y en clave desmitificadora. Siendo un acto estrictamente civil, hoy se ha convertido en una exaltación peligrosa y agresiva de la hegemonía militar en el presente. También hace falta sacudirnos del imperio caraqueño y su monopolio administrativo e historiográfico como asiento de un centralismo furibundo que anula el espíritu federal con el cuál nació Venezuela alrededor de sus distintas provincias.

*Ángel Lombardi Boscán es Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Tomado Morfema Press.