Gaspar Llamazares exige unidad en el espacio a la izquierda al PSOE:
"Todo lo que no sea apoyar a Sumar es lo que hemos hecho a lo largo de los
últimos meses, más unos que otros, que es enredar"
Se debe hacer una reflexión estratégica: o populismo o
política, dice el experimentado dirigente político español.
Sostiene que la
izquierda post-28M es un paciente con “pronóstico
reservado”. “Con muchas posibilidades de salir adelante, pero también muchas
dificultades”, esgrime. Lo disecciona en su doble condición de médico y
veterano de la política, curtido en las aguas siempre procelosas del espacio a
la izquierda del PSOE. Gaspar Llamazares es uno de los protagonistas
que sobrevivió al tsunami del domingo. Su candidatura, Convocatoria por
Oviedo, regresó al ayuntamiento asturiano aunando a Izquierda Unida y Más
País. En cambio, Podemos, contra la que Llamazares no ha
escatimado en críticas desde su irrupción electoral en 2014, quedó fuera.
“Nuestro objetivo principal era volver y lo hemos hecho por la puerta grande”, comenta Llamazares en conversación con El Independiente. Quien fuera coordinador general de Izquierda Unida en la era que sucedió a la salida del icónico Julio Anguita nunca se ha ido del todo. Ocupó escaño en el Congreso de los Diputados hasta 2015, cuando dio el salto a la política autonómica como aspirante de IU a la presidencia del Principado de Asturias. A principios de 2019 formalizó su baja de IU y –tras el fiasco de Actúa, partido fundado junto a Baltasar Garzón– retornó a escena para los recientes comicios municipales bajo una coalición integrada por IU, la formación de Errejón – Más País - e Izquierda Asturiana.
De su éxito en un consistorio en el
que el PP gobernará con mayoría absoluta -3 concejales-, Llamazares recalca la
capacidad de la alianza de “conectar con el anhelo de diálogo y negociación que
tiene una parte de la ciudadanía”. “Tengo la impresión de que hay una
revitalización de la preocupación por la ciudad y por la capacidad que tiene la
política de solucionar los problemas. Que la política no sea un problema más,
sino que contribuya a solucionarlos”, desgrana quien durante la campaña
electoral se dejó arropar por Yolanda Díaz, cuyo proyecto, Sumar, apoya sin titubeos.
Pregunta.- Apenas hemos salido de unas
elecciones municipales y autonómicas para entrar, de golpe, en unas generales…
Respuesta.- Al final las elecciones
municipales y autonómicas han sido una rara mezcla entre lo local y lo general.
La política local y autonómica ha quedado en un segundo o tercer plano.
Desgraciadamente ha sido lo que quería buena parte de la derecha: convertirlas
en una primera vuelta de las elecciones generales o en un plebiscito sobre
el sanchismo*. Yo no creo en las elecciones
plebiscitarias. Somos mucho más pluralistas en este país. Plantearlas en
términos de sí o no tiene que ver con el populismo, la sociedad digital y el
cero o el uno. Realmente la política no es eso. Es algo más rico en matices,
con más posibilidades de encuentro y con menos confrontación.
Echo de menos el análisis reposado
de los datos y la reflexión que permite el debate colectivo de un partido
P.- Inmersos ya en la segunda vuelta, ¿cómo pinta
para la izquierda?
R.- Con la convocatoria, independientemente de su mayor o menor
audacia o de su mayor o menor inteligencia, se reafirma el marco de elecciones
plebiscitarias que ha escogido la derecha. Se está aceptando un marco ajeno y
eso te hace salir con una mano atada a la espalda. Por parte de Sánchez, hay un
elemento importante de estrategia electoral: de aprovechar que se va a producir
una alianza con la ultraderecha para llamar al voto del miedo; y, por otra
parte, aprovechar también que cogemos en una fase embrionaria a Sumar para, de
alguna manera, galvanizar el voto de la izquierda. Quizás soy muy antiguo, pero
echo de menos el análisis reposado de los datos y la reflexión y la
rectificación que permite el debate colectivo de un partido. Debería haberse
dado un tiempo para reflexionar sobre cuáles han sido las causas de esta
debacle electoral para no ir a la segunda vuelta en las mismas o peores
condiciones.
Todo lo que no sea apoyar a Sumar
es lo que hemos hecho a lo largo de los últimos meses, más unos que otros, que
es enredar
Unidad a contrarreloj
P.- Con el 9 de junio marcado como límite para la
presentación de coaliciones, ¿Qué debe hacer ahora la izquierda a la izquierda
del PSOE?
R.- Ponerse detrás de Yolanda
Díaz y apoyar el proyecto de Sumar. No me cabe ninguna duda. Todo
lo que no sea eso, en mi opinión, es lo que hemos hecho a lo largo de los
últimos meses, más unos que otros, que es enredar, como diríamos en Asturias.
En vez de solucionar o desatar los nudos, los hemos enredado.
P.- Ha sido muy crítico con Podemos. ¿Va a ser posible ahora la unidad o está la
izquierda condenada a seguir devorándose a sí misma?
R.- Es posible. Lo que pasa es que aquí no hay
solo un debate, ya sea personal o de proyectos políticos. Hay un debate, que me
parece más interesante, que es el de la estrategia. Qué es lo que debe primar
en la campaña electoral de quien ha estado en el Gobierno y ha tomado
decisiones: si responder a esas decisiones y, de alguna manera, proponer unos
nuevos desarrollos de esas decisiones en modo de reformas sociales y laborales
o volver otra vez a la polarización populista. Podemos legítimamente plantear
volver a la nostalgia de la polarización populista, pero sería un error
electoral de bulto. [Podemos] tiene que formar parte de las candidaturas, pero
deben hacerlo reconociendo la realidad de quién representa hoy el futuro y quién
debe mantener de alguna manera el liderazgo. Es indudablemente Yolanda.
P.- ¿Puede la actual dirección de Podemos aceptar
la unidad y no querer acaparar listas y programa?
R.- Siempre he creído en la racionalidad política, aunque sé que
hay otros componentes de la política que no son precisamente racionales, pero
yo siempre he creído en ella hasta el último minuto. Espero que sea la que
prime ahora.
Una izquierda «amable» frente a la
antipática
P.- Ha tenido ocasión de estar con Yolanda en la
campaña electoral. ¿Es la vicepresidenta consciente de los riesgos y la ve con
una idea clara de lo que debe ser Sumar?
R.- Creo que tiene una idea clara de lo que es Sumar y
probablemente en esta convocatoria electoral no le dé tiempo a desplegar toda
su potencialidad. Como es una persona bastante realista, estoy seguro de que
sabrá adaptar el proyecto a la coyuntura. Ahora sabe que se trata de un
proyecto electoral, pero que a medio plazo este es un proyecto político de
reconstrucción de lo que podemos denominar una izquierda al mismo tiempo amable
y útil. Es lo que tiene un poco la imagen de Yolanda, una mujer que ha
combinado dentro del gobierno la utilidad de su gestión con una imagen amable y
cercana.
Podemos tiene que formar parte de
las candidaturas, pero reconociendo el liderazgo de Yolanda Díaz
P.- ¿Se ha convertido Podemos en una izquierda
antipática para parte del electorado?
R.- Es una de las reflexiones que habría que hacer. Se debe hacer
una reflexión estratégica: o populismo o política. Creo que hay otras
decisiones que podemos considerar más tácticas sobre qué tipo de acción
política o de forma y funcionamiento político son las más adecuadas para la
sociedad de hoy y de mañana. Creo en una acción política comprensiva, empática
y amable y considero que es cada vez más necesaria.
Una parte de la división de la
izquierda tiene un componente personal o sectario que resulta inexplicable para
los ciudadanos
P.- ¿Cómo debe Yolanda encarar la campaña?
R.- No le voy a dar consejos, pero, si formara
parte del equipo de campaña de Sumar, intentaría que se explique lo que se ha
hecho bien y también que se reconozcan los errores con humildad. Y que se
propongan medidas posibles y no quimeras. Decir ahora que el gobierno no llegó
más lejos por culpa del aliado, tampoco me parece adecuado porque el gobierno
responde solidariamente.
P.- En cualquier caso, según usted, hay que huir
de la tentación del populismo…
R.- Lo fundamental de un partido político es que esté en los
barrios, en las fábricas o en la sociedad en general y que sepa sacar de ahí la
vida que existe en la sociedad así como las sensaciones y las preocupaciones.
Eso está fallando. Es necesario recuperar de nuevo la presencia en la sociedad
y, por otra parte, favoreciendo una dinámica de pensamiento que tenga en cuenta
el límite de la política. Los partidos llamémosle nuevos, los
partidos populistas que en estos momentos están prácticamente en crisis, salvo
Vox, piensan que lo de la sociedad es lo de menos; lo que
hay que hacer es apelar a las bajas pasiones, a las vísceras para buscar el
enemigo interno. Eso es un desastre desde el punto de vista social y creo que eso
lo deberíamos de convertir en un tema menor o accesorio. Convencido, como
estoy, de que el populismo ha existido siempre y existirá, pero que hay que
reducirlo a una parte minoritaria de la política. La preocupación de los
clásicos en la Grecia clásica y Roma era reducir el espacio del populismo para
fortalecer así la democracia.
P.- Se habla estos días del efecto Huesca,
ciudad en la que hasta cuatro candidaturas de izquierda quedaron fuera rozando
el 5% y Vox, con el 10%, logró tres ediles. ¿Pesará en la voluntad de unidad el
miedo a que la división reste?
R.- Espero que influya para que haya más generosidad en cuanto a
las posibilidades de acuerdo. Una parte de la división o de la pluralidad de la
izquierda es constitutiva de la izquierda. Eso no lo vamos a cambiar. Pero otra
parte tiene un componente inexplicable para los ciudadanos, un componente
personal o sectario que no lo entienden los ciudadanos y habría que hacer todos
los esfuerzos para que los ciudadanos entiendan los procesos unitarios. Si existe
la decisión previa de que vamos a una campaña a cara de perro con el populismo
y el miedo de por medio, a mí que no me apunten, que no quiero estar. Esa
campaña no me gusta nada. Esa campaña hace que la gente huya de la política.
El bloquismo se
impone
P.- ¿El bloquismo de izquierda y
derecha ha sustituido al bipartidismo?
R.- Una parte de la dialéctica es izquierda-derecha y es
constitutiva de la política. Lo que no forma parte constitutiva de la política
es tratar al adversario como enemigo, simplificar los mensajes o apelar
únicamente a las vísceras. Si bajáramos el diapasón del populismo y eleváramos
el nivel de la política, estaríamos contribuyendo a que la campaña fuera más
pedagógica.
Una campaña tóxica nos llevará al
proceso de inestabilidad que vivimos en la última etapa de Rajoy
P.- Visto el clima general, ¿existe margen para
eso?
R.- Tiene mala pinta. Después de dos mociones de
censura, me da una idea de por dónde va la estrategia de campaña, basada en la
deslegitimación del adversario y en decir que ésta es la campaña de España o
Sánchez. Es más de lo mismo: todos los que son no son los míos, son la anti
España y los que son los míos son España. A mí me parece una barbaridad de un
enorme calibre y yo espero que eso no cuaje, pero tengo la impresión de que de
que por ahí van los tiros, y que se pretende ganar las elecciones con la
premisa de España contra la anti España. No solo es una campaña tóxica en sí
misma, sino que los resultados a continuación va a ser de nuevo un proceso de
inestabilidad política como el que vivimos en la última etapa de Mariano
Rajoy. Eso no lo quiero para mi país. Yo quiero que mi país resuelva sus
diferencias políticas en campañas políticas explicativas sin mayor crispación y
que consiga gobiernos homologables. Este planteamiento nos lleva a un modelo de
gobierno escorado e inestable.
P.- A tenor de los resultados electorales, el
votante de derechas está altamente movilizado. ¿El temor a Vox puede movilizar
al de izquierdas?
R.- La derecha está muy movilizada porque lo ha estado toda la
legislatura, con la estrategia de la deslegitimación y la polarización
populista. Y también hay que reconocer que una parte de la izquierda le ha
seguido el juego y es lo que lo que hemos vivido en los últimos tiempos. Espero
que eso tenga un punto de inflexión y que, al igual que algunos ciudadanos en
algunos ámbitos locales se han desembarazado del plebiscito y han votado en
función de las condiciones locales, pues que también se evite esa dialéctica.
En las próximas elecciones generales no soy muy optimista pero como digo, yo
apelo a la racionalidad política para evitarlo.
Para algunos, abrazarse aún al
populismo de izquierdas puede ser satisfactorio a nivel personal, porque están
unidos a ese proyecto. Cualquier estrategia populista beneficia hoy a la
ultraderecha
P.- Escuchándole parece que da por superado el
populismo de izquierdas…
R.- Totalmente. El populismo de izquierdas ha muerto. Y quien no lo
considere así es porque ha optado por abrazarse a un cadáver. Ya no da nada de
sí. Para algunos puede ser satisfactorio desde el punto de vista personal,
porque están unidos a ese proyecto populista. Desde el punto de vista de la
eficacia política, hoy cualquier estrategia populista beneficia a la
ultraderecha. Cualquiera que se le pase por la cabeza beneficia finalmente al
machismo, racismo u homofobia de la ultraderecha, esto es, la antipolítica de
la ultraderecha. Ese territorio está en estos momentos como si hubiera pasado
un incendio explosivo por él. Está totalmente agostado. No es un territorio que
permita un tránsito político, solamente a la ultraderecha.
Veo el final del populismo de
izquierdas con alivio
P.- ¿Lo ve con alivio?
R.- Sí, aunque también con preocupación por la
potencia que tiene la ultraderecha. Me preocupa que la derecha blanquee a la
ultraderecha únicamente por unos escaños o un gobierno. Veo el final del
populismo en la izquierda con alivio. Para la izquierda, el populismo ha sido
un espejismo. Durante ese período ha vivido acelerada, pero realmente es la
diferencia entre inquietud y agilidad. Y la inquietud puede ser moverse hacia
todas partes sin ninguna eficacia mientras que la agilidad consiste en moverse
en una dirección y con eficacia.
P.- ¿Le inquieta el
escenario de un PSOE capaz de robar sufragios a su izquierda
en nombre del voto útil?
R.- No lo he visto así en la campaña de las
municipales. No quiero decir que no lo pueda hacer. El voto del PSOE es muy
sólido, pero no he visto un margen de movilización muy importante en el PSOE y
mucho menos un margen para la absorción de voto de otros sujetos políticos con
el argumento ya bastante pasado del voto útil. Lo importante no va a ser cuánto
restemos cada uno de nosotros del partido que nos ha acompañado en este período
de gobierno, sino que sumemos cada uno de nosotros de la abstención, de los
desanimados y de los sectores que se han sentido olvidados. Ahí es donde hay
que hacer hincapié en la campaña, no en competir por lo mismo quitándose votos
unos a otros.
Tomado de El Independiente /
España. En la gráfica, Gaspar Llamazares y Yolanda Díaz.
*Partidarios del presidente del
gobierno de España. (ETD).