En My Lai tuvo lugar
una terrible masacre contra civiles desarmados perpetrada por el ejército
estadounidense durante la guerra de Vietnam. A pesar del encubrimiento oficial,
los hechos vieron la luz, pero ninguno de sus autores fue castigado.
La mañana empezaba como otra cualquiera en My Lai, en la
provincia vietnamita de Quang Ngai, el 16 de marzo de 1968. Todo parecía normal
excepto por el ruido de los rotores de los helicópteros norteamericanos que
se iban acercando a la pequeña aldea donde sus habitantes se disponían a
desayunar.
El ejército norteamericano estaba convencido de que la
zona en la que se ubicaba la pequeña aldea de My Lai era un bastión del vietcong, los
temibles guerrilleros vietnamitas a los cuales se estaban enfrentando y a los
que aún no habían podido ver, y que allí tenían su base de operaciones. De
pronto, y al grito de al grito de "Tudi maus", todos los habitantes
de la aldea fueron obligados por los soldados norteamericanos a salir de sus
casas mientras los apuntaban con sus metralletas .No sabían que sus vidas estaban
a punto de terminar.
UN ERROR DE "INTELIGENCIA"
La provincia de Quang Ngai, no solamente había sido un objetivo habitual de los bombardeos estadounidenses y del ejército de Vietnam del Sur, sino que estuvo sometida a continuos ataques con el letal Agente Naranja, un herbicida utilizado por el ejército estadounidense como parte de su programa de la guerra química en la llamada Operación Ranch Hand durante la guerra de Vietnam.
Durante el mes de marzo de 1968, la 11ª Brigada de Infantería
de la División America, conocida como Compañía Charlie, fue advertida de que guerrilleros
del 48ª batallón del vietcong habían tomado el control del
pueblo de Son My (del que formaba parte la aldea de My Lai).
Rápidamente la Compañía Charlie se trasladó al área el 16 de marzo con una
única misión: buscar y destruir al enemigo.
La provincia de Quang Ngai estuvo sometida a continuos
ataques con el letal Agente Naranja, un herbicida utilizado por los militares
estadounidenses como parte de su programa de la guerra química.
Los servicios de inteligencia norteamericanos sugirieron que
el 48º Batallón del vietcong se había refugiado en el área de
My Lai, pero lo que desconocían es que esa unidad en realidad se encontraba en
las tierras altas de la región, a más de 65 kilómetros de la zona de aterrizaje
de los helicópteros. El día anterior, el comandante de la Compañía Charlie, el
capitán Ernest Medina, comunicó a sus hombres que finalmente se verían
las caras con los escurridizos vietcongque los había estado
esquivando durante más de un mes.
Creyendo que los civiles ya habían abandonado el área hacia
la ciudad de Quang Ngai (que tiene el mismo nombre que la provincia), Medina
ordenó que cualquier persona que se encontrara en My Lai fuera tratada como un
combatiente o simpatizante del vietcong, por lo cual los
soldados eran libres de disparar contra quien se encontraran. Aparte
de "matar a todo lo que vieran", se les ordenó que destruyeran todos
los cultivos, quemaran las casas y acabaran con el ganado.
SE DESATA EL TERROR
El oficial al mando de la operación era el teniente William
Calley, quien poco antes de las 7:30 de la mañana ordenó bombaradear la zona de
Son My para despejar el área de aterrizaje de los helicópteros y forzar a los
habitantes de las aldeas circundantes a abandonar el lugar. Pero el efecto fue
el contrario, y bajo una lluvia de bombas los habitantes se refugiaron
en sus cabañas.
Creyendo que la zona ya estaba "asegurada", la
Compañía Charlie se dispuso a avanzar adentrándose en el área de Xom Lang,
marcada en los mapas militares norteamericanos como My Lai. Sorprendidos, los
soldados se encontraron con una aldea llena de mujeres, ancianos y niños,
y no había ni rastro de guerrilleros vietcong. Tras
registrar el pueblo y comprobar que los habitantes solo tenían escondidas
algunas armas, Calley ordenó a sus hombres que sacaran a toda la gente de las
cabañas y empezaran a disparar.
El oficial al mando era el teniente William Calley, quien
poco antes de las 7:30 de la mañana ordenó bombardear la zona de Son My para
despejar el área de aterrizaje de los helicópteros y forzar a los habitantes de
la aldeas circundantes a abandonar el lugar.
Existen multitud de testimonios de quienes sobrevivieron a aquel
aciago día. Muchos de ellos los ha recogido Christian G. Appy en su libro La
guerra de Vietnam: una historia oral. Uno de ellos es el de Pham Thi Thuan,
de 30 años, que llevaba en brazos a su hija de tres: "...Cuando las
metralletas callaron, algunas personas se levantaron. Yo vi a mi padre. Quise
decirle que se tumbara, que no se moviera, pero tuve miedo y me callé. Le vi
caer en la segunda ráfaga, y aún hubo una tercera. Yo seguía allí doblada,
apretando a mi hija, que temía que se hubiera ahogado. Al rato, cuando ya no se
oía nada, fui apartando los cuerpos para salir. Dos mujeres que también remontaron
la zanja fueron vistas por los soldados que aún quedaban. Las persiguieron y
las mataron. A nosotras no nos vieron". Al finalizar la matanza tan
solo hubo una veintena de supervivientes y al finalizar la guerra, en
1975, algunos volvieron para rehacer sus vidas.
FOTOGRAFÍAS INCRIMINATORIAS
Entre los testigos de lo que ocurrió en My Lai estaba el
sargento Ron Haeberle, un fotógrafo que iba "incrustado" en la
Compañía Charlie. Haeberle estaba encargado de documentar la misión y para ello
usó carretes en blanco y negro en los que debía plasmar los registros y los
interrogatorios a la población, que era lo que le había encargado el ejército
estadounidense. Pero lo que no sabían los mandos militares es que Haeberle
también hizo fotos en color con su cámara personal, que nunca fueron
entregadas al ejército y que se publicarían más tarde en el periódico Cleveland
Plain Dealer y en la revista Life.
En dichas imágenes podía verse un reguero de cadáveres, y a
un grupo de mujeres y niños aterrorizados momentos antes de que les mataran.
Estas instantáneas, algunas de las cuales se convertirían en imágenes icónicas
del conflicto, causaron conmoción en Estados Unidos y sirvieron para
reavivar los movimientos contra la guerra de Vietnam en el país.
Haeberle hizo fotos en color con su cámara personal que nunca
fueron entregadas al ejército y que se publicarían más tarde en el periódico
Cleveland Plain Dealer y en la revista Life, lo que reavivaría los movimientos
contra la guerra.
Tras más de una hora de tiroteo indiscriminado, que se
cobró 504 víctimas, el suboficial Hugh Thompson, que sobrevolaba la zona en
misión de reconocimiento, aterrizó su helicóptero entre los soldados que aún
estaban disparando y los aldeanos que trataban de huir. Thompson, horrorizado,
amenazó a sus compatriotas con abrir fuego si continuaban los ataques:
"Seguimos volando de un lado a otro… y no pasó mucho tiempo hasta que
comenzamos a notar la gran cantidad de cuerpos en todas partes. Dondequiera
que miráramos, veíamos cuerpos. Eran bebés, niños de dos, tres,
cuatro, cinco años, mujeres, hombres muy mayores; ninguna persona en edad de
reclutamiento", afirmaría Thompson en una conferencia sobre My Lai
celebrada en la Universidad de Tulane muchos años después, en 1994. Thompson y
su tripulación trasladaron en helicóptero a los aldeanos supervivientes para
que recibieran atención médica y en 1998, él y otros dos miembros de su
tripulación recibieron la Medalla del Soldado (una condecoración que
el ejército de Estados Unidos otorga por actuaciones consideradas heroicas,
pero que no comportan contacto directo con el enemigo).
LA MASACRE SALE A LA LUZ
Tras su regreso a la base, Thompson informó a sus
superiores de la matanza generalizada e indiscriminada de civiles que
había tenido lugar en la aldea de My Lai. En los días posteriores se llevó a
cabo una investigación superficial para comprobar la veracidad de estas
acusaciones, y a pesar de los informes ofrecidos por funcionarios vietnamitas
sobre el hecho de que cientos de civiles habían muerto en My Lai y de que Son
My había sido arrasada casi por completo, las conclusiones finales de la
investigación dictaminaron que la operación My Lai había sido un éxito rotundo.
El 24 de abril de 1968, el coronel Oran Henderson, comandante
de la 11ª Brigada de Infantería, concluyó que solo veinte civiles habían muerto
accidentalmente en My Lai a causa del bombardeo inicial de la artillería o por
el fuego cruzado entre las fuerzas estadounidenses y las del vietcong y concluyó
que el informe de Hugh Thompson era falso.
Se llevó a cabo una investigación superficial sobre las
acusaciones de Thompson, y a pesar de los informes ofrecidos por funcionarios
vietnamitas, las conclusiones finales de la investigación dictaminaron que la
operación My Lai había sido un éxito rotundo.
El encubrimiento de la masacre de My Lai continuó hasta que
Ron Ridenhour, un artillero de helicótperos de la 11ª Brigada que conocía la
realidad de la masacre, pero no había participado en ella, inició una
campaña para sacar a la luz los hechos. Después de escribir cartas al
presidente Richard
Nixon, al Pentágono, al Departamento de Estado, al Estado Mayor
Conjunto y a varios congresistas, y no obtener respuesta, Ridenhour finalmente
concedió una entrevista al periodista de investigación Seymour
Hersh, quien publicó la historia en noviembre de 1969. El
relato de Hersh, que ganó el premio Pulitzer en
1970, sobre el "asesinato a quemarropa" en My Lai, apareció en los
periódicos junto con las fotografías que había tomado Haeberle y que
conmocionaron al mundo.
Al final, varios oficiales fueron acusados de delitos
relacionados con la matanza de My Lai, entre ellos el teniente William
Calley, el capitán Ernest Medina y varios soldados más. Con la excepción de
Calley, todos los acusados fueron absueltos o se desestimaron los casos en su
contra antes del juicio porque se argumentó que solo cumplían órdenes. Al
finalizar el consejo de guerra de Calley, en marzo de 1971, este fue declarado
culpable del asesinato de 22 civiles vietnamitas y condenado a cadena perpetua.
El único condenado por aquella misión criminal fue puesto en libertad
condicional en 1974.
* Especialista en actualidad histórica.
Foto: Cordon Press Texto tomado de National Geografic