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06 febrero, 2023

*Tequila sabe cuándo es domingo

Tequila_ es la perra consentida, no solo por ser única, de nuestros próximos y entrañables vecinos, Douglas y Emilia. Y, que con el tiempo, el que se resume en su edad, siete años, ha venido tomando rasgos que, algún observador compartiría conmigo, corresponden en alguna medida con los de sus amos. Asunto este, que por lo demás, viene dejando en claro la investigación canina. Es discreta, sin dejar de ser afectuosa, pero a la vez sin prodigarse, y parece tener un silencioso mundo interior, en el que parece desenvolverse como el pez en el agua.

Esto, por supuesto, corresponde a lo que un observador pudiera apreciar, y no a la vida más doméstica e íntima de Tequila en su grupo familiar; rico, si se quiere, pues contempla a los tres hijos de la pareja, a los que se añade Fabiana, la bebé nieta, que con sus ojos negros y su cabello parado debe llamar también la atención de Tequila. Amén de las atenciones que un ser tan familiar como ella, de seguro sabrá brindarle.   

Tequila y yo, cuando coinciden nuestras soledades, compartimos un rito de compañía. Ella, que resiente su soledad, impuesta por alguna imperiosa salida, casi siempre breve, de Emilia, su ama –pero más que todo su inseparable compañera−, aúlla, sacando a relucir su ancestral condición lobuna. Que a mí, desde el comienzo, me pareció como una lejana comunicación con un viejo y nostálgico amor. Y que en mi sesgo antropológico lo comparo con esos amores cuyo recuerdo, en la medida en que se desvanece, va cobrando la forma de una idílica idealización. Pues bien, mi presencia, a través de la reja, interrumpe su “nostálgica comunicación”, hace que pase a tomar un posado de esfinge, a partir del cual se sumerge en su tibetano mundo interior. Así me parece. 

Pero a lo que más quería referirme es al simpático comportamiento de Tequila, que lo lleva a uno a pensar que sabe cuándo es domingo. Por un acuerdo, secreto o como fuere, Alida y Emilia, las mujeres al frente de este par de familias vecinas, intercambian alimentos en cualquier momento, pero es más evidente que, para ello, han escogido el miércoles y el domingo. Este para Alida y el miércoles para Emilia.

Alida se ha especializado en la llamada pizca andina venezolana, la blanca, con leche. Que según su decir, le gusta a Emilia. Pues bien, llegado el domingo, y sí hay pizca, Tequila posee el suficiente olfato para darse seguridad, uno puede estar más que seguro que al abrir la puerta para hacer el traslado o, como también suele ocurrir, esperar a Emilia, la primera en asomarse, si es que ya no está haciendo una especie de guardia de espera, es precisamente Tequila, asistida, como siempre, de su tranquilo y flemático proceder.