Por Pedro Mosqueda* /
Opinión.
La semana pasada entretodosdigital.blogspot.com
se fue de anécdotas con una sabrosa crónica sobre la famosa fuga del Cuartel
San Carlos (1967); el autor es el profesor e historiador Ricardo Emilio Quero.
Animado con el tema le ofrecí a Gustavo Hernández una nota que hice el año
pasado y sé las tengo:
Derrotada la insurrección armada de los años 60, la izquierda
se transforma en un verdadero mosaico de tendencias y agrupaciones de todo tipo
(algo parecido a lo vivido hoy por los factores políticos recién derrotados)
Cada comandante toma su camino y continuar la lucha armada es
la opción de una minoría.
Carlos Betancourt y Gabriel Puerta Aponte, entre otros, encabezan Bandera Roja y su brazo legal el Comité de Luchas populares (CLP), quienes fueron muy activos en algunas fábricas, barriadas y centros de estudiantes.
El periódico QUÉ HACER, de circulación irregular era su
tribuna, con un eslogan maoista: "Desechar las ilusiones y prepararse para
la lucha".
La segunda fuga del Cuartel San Carlos me fue contada al detalle
por Ender Puerta(hermano de Gabriel), cuando fuimos inquilinos un tiempito
(1978) en la famosa y temida sede de la DISIP en Las
Brisas-Caracas.
Bandera Roja siempre ha contado con una vanguardia política
honesta, estudiosa y combativa, una parte de ella fue asesinada en aquella
perversa emboscada en Cántaura, allí murió un maracayero, el "
catire" Rincón Cabrera y hoy día lo que queda de esa bandera, luce
desteñida por peleas internas. En la Aragua de los años 70 y 80 lograron tener
una importante presencia, fue clave la fusión con un grupo de nombre simpático
que operaba desde la Facultad de Agronomía y Veterinaria: EL COMITÉ ORGANIZADO
DE PELADORES DE BOLAS (Copelbo). Esa fue una vanguardia disruptiva, y junto a
otra de proyección obrera que ayudé a formar, el Grupo Conflicto, dieron mucho
que hablar, pero ese cuento queda para otro día.
En el año 1975, en pleno debate sobre el proyecto de Ley de
Nacionalización Petrolera, toda la izquierda radical protestó con fuerza un
famoso artículo quinto por entreguista y antipatria, ya que ese famoso artículo
dejaba abierta la posibilidad de asociarse con empresas transnacionales.
La boca es castigo del cuerpo y años después esa izquierda
radical implora a las " odiosas" empresas extranjeras para que le den
"una ayudadita por favor"... Esa también es otra historia.
El país vivió el debate de la nacionalización con bastante
intensidad y la izquierda radical, aunque durante el periodo 1974-78 no tenía
representación parlamentaria y venían de sucesivas derrotas, no les faltaban
agallas, entusiasmo y cojones para agarrar la calle.
Hay que contarlo todo: gobernaba CAP, un hombre democrático y
cargado de buena vibra y energías positivas. En el mundo decían, "Lo que
no pueden los venezolanos, nadie lo puede".
La marcha nacional contra el Proyecto de Ley pasó por
Maracay, con su carga de agitadores bulliciosos, muralistas muy ingeniosos con
el spray y oradores hediondo a pólvora.
La Casa Obrera ubicada en la Av. Constitución, sede del Grupo
Conflicto, fue el espacio escogido para los discursos y tres fueron los
oradores: Irma Barreto (Directora del periódico ¿QUÉ HACER?), Jorge Rodríguez
Secretario General de la Liga Socialista (LS) y Pedro Mosqueda; la verdad yo no
entendía mucho el tema, pero dije mi vaina, no faltaba más.
Hacer el acto en ese emblemático espacio obrero, fue un
tributo de la ultra izquierda al Grupo Conflicto por conquistar el poderoso
sindicato Textil.
La marcha continuaría su recorrido y meses después (1976) nos
llegó la horrible noticia del asesinato de Jorge Rodriguez. El secuestro del
industrial Niehous, muy comentado en estos días fue el motivo de ese triste
desenlace; también es otra historia y muy larga de contar.
Volviendo a Bandera Roja, uno de los partidos más perseguidos
y acosados en la era democrática, parece ser que su destino o condena es vivir en
una eterna zozobra; leo en todas partes que sus antiguos camaradas de lucha,
hoy desde el poder, les persiguen y encarcelan con mucha más saña que la usada
por los cuerpos policiales de anteriores gobiernos.
Con una aclaratoria: aquella Bandera Roja estaba alzada en
armas, secuestraba y tiraba atentados; a diferencia de la anterior, la actual
Bandera Roja y lo que queda de ella, es una agrupación pequeña de viejitos
serios y muy formales que hacen política con pasión y dentro de los cauces
legales.
Estoy casi seguro que han sido críticos de todas esas
rocambolescas tácticas que condujeron a la oposición al barranco en que hoy se
encuentra.
La pregunta es, ¿qué les ve Maduro, a qué le teme?
¿A qué se debe todo ese ensañamiento?
Se me ocurre una respuesta ligera, los cubanos saben bregar
con todo lo que sea pitiyanqui, sifrino o banal y un poco de eso es y ha sido
toda la oposición variada y conocida que terminó en varios barrancos.
Maduro viene de la Liga Socialista (LS) y sabe que un
militante de BR ni se compra, ni se vende ni claudica; mientras más viejos,
famélico y osteoporósticos más peligrosos son. A los cubanos, ese material les
complica el juego y por eso buscan apagar esa última llamita; en la mayoría de
la gente está no dejarla apagar.
Cargado de nostalgia política me acabó de recordar de las
pintas en paredes que hacía BR: Pueblo, Bandera Roja es tu partido y algunos
mamadores de gallo ocurrentes que nunca faltan, escribían: " Y dónde queda
la casa para inscribirme".
Pero me fui por las ramas, como siempre; a lo que iba: varias
semanas viéndonos las caras en la DISIP y en medio de esa ociosidad carcelaria
le pregunté a Puerta: " ¿Cómo fue la fuga de los 23 de BR presos en El San
Carlos?".
- Muy sencillo, abrimos el hueco de adentro hacia afuera ( a
diferencia de la fuga de Petkoff, Pompeyo y García Ponce que fue de afuera...),
licuabamos la tierra con el agua y la descargamos por la tubería; eso tomó su
tiempo. El asunto era saber debajo de qué casa íbamos a desembocar. Llegado el
momento implementamos un sistema simple: un grupo de afuera se desplegó en la
zona y hacían encuestas y sentados en la sala de cada casa dejaban caer
una metra grande sobre el piso; así fue como la familia Cuicas se ganó el
premio.
Un día sábado fue el escogido para la fuga; el apoyo externo
entró y por cierto había una fiesta. Controlada la gente, abrimos los
planos y procedimos a romper el piso.En menos de 20 minutos todos los
presos seleccionados alcanzaron la libertad.
No sabemos si la fiesta continuó, dice Puerta.
Este nostálgico servidor se encontró años después al famoso
saxofonista Victor Cuicas y no perdí la oportunidad: Victor, cómo los
trató la gente de Bandera Roja la noche que entraron a la casa?.
Con su eterna guasa y socarroneria me dijo;
- " No joda, no me digas que tú estabas en esa vaina?
*Abogado y dirigente político.