Por Milton Pomar* / Opinión.
Traduciendo, el horror fascista completa un siglo de vida en
perfecta salud, políglota, y actuando a escala de decenas de millones en la
disputa ideológica y electoral gracias a los recursos científicos y
tecnológicos al alcance de los que tienen mucho dinero. Y nunca les faltó
dinero, siempre fueron apoyados por empresarios.
Fue hace 100 años, pero parece que hoy: el evento, llamado
“Marcia su Roma”, tuvo lugar los días 27 y 28 de octubre de 1922. Y fue fácil,
fácil: el rey creía que sería posible controlar a Benito Mussolini, y en lugar
de combatirlo, el 30 de octubre le entregó el gobierno, consumando el golpe de
Estado fascista. Hay muchos libros y películas al respecto, y una búsqueda
en Google de "marcia su roma 28 ottobre 1922" arroja miles de páginas,
comenzando con Wikipedia
en italiano .
La marcha sobre Roma es considerada por muchos como el “pico de la estrategia fascista”, que llevó al poder a activistas italianos de extrema derecha que se caracterizaban por la violencia verbal y física, siempre mintiendo, y que no aceptaban en absoluto la democracia. Durante 100 años, como hoy, los fascistas (y los neonazis, sus hermanos ideológicos) propagaron la “política del odio”. Son racistas, xenófobos, homofóbicos, sexistas y a favor de la explotación capitalista.
Como esta semana el golpe de estado fascista en Italia
cumplirá un siglo, seguramente se hablará mucho del tema, sobre todo porque el
país vuelve a estar con un gobierno fascista, esta vez conquistado
electoralmente: Giorgia Meloni, de los “Hermanos de Italia”, de extrema
derecha, fue nombrada primer ministro tras ganar las elecciones legislativas
del 25 de septiembre.
Es cierto que los resultados electorales de la extrema
derecha italiana no fueron todo lo que uno puede imaginar, comenzando por el
partido Meloni, que obtuvo solo el 26,1% de los votos, y sus dos aliados, la
Liga (8,8%) y Forza Italia (8,1%). En términos de votos, hubo 12,3
millones, de un total de 29,4 millones de votantes (y 46 millones de votantes
hombres y mujeres). Pero también es cierto que sus “Hermanos” crecieron
mucho, de 2018 a 2022 –en ese año alcanzó solo el 4,5% del total de
votos–. La abstención récord del 36,1%, superó el voto obtenido por el
partido del actual primer ministro y el de los partidos de centroizquierda
(26,1%).
Con los fascistas dominando Italia, los ultraderechistas de
Estados Unidos, Japón, Francia, Hungría, Portugal, etc., estaban aún más
entusiasmados con la posibilidad de la victoria en Brasil el 30 de octubre, por
la terrible coincidencia histórica, y porque la población brasileña desconoce
por completo el terror fascista que se abatió sobre Italia, desde el 30 de
octubre de 1922 hasta el 28 de abril de 1945 – cuando Mussolini fue fusilado y
su cuerpo colgado en una gasolinera, en la Plaza Loreto, en Milán – y luego,
hasta 1975, también en España y Portugal.
Traduciendo, el horror fascista completa un siglo de vida en
perfecta salud, políglota, y actuando a escala de decenas de millones en la
disputa ideológica y electoral gracias a los recursos científicos y
tecnológicos al alcance de los que tienen mucho dinero. Y nunca les faltó
dinero, siempre fueron apoyados por empresarios.
Después de provocar la muerte de casi 8 millones de alemanes,
Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945. Su ideología nazi fue responsable de
muchas más muertes: 5,5 millones en Polonia, 24 millones en la Unión
Soviética. Las cifras gigantescas de muertos, heridos, mutilados e
inválidos de la Segunda Guerra Mundial no permiten hoy imaginar el sufrimiento
de quienes vivieron en esa época, porque fue hace mucho tiempo. Los
fascistas aprovechan la superación del sufrimiento por el olvido para volver a
la carga ahora con su odio contra las personas que piensan y/o son diferentes.
La postura del ultraderechista presidente de Brasil en
relación a la pandemia del Covid es el mejor ejemplo “moderno” de cómo actúan
los fascistas en el poder. Incluyendo 2022, Brasil tendrá más de un millón
de “muertes en exceso ” en los tres años de la pandemia.
Pese a ello, para quienes pretenden votar por el actual
presidente de la República, su responsabilidad en tantas muertes en la pandemia
es irrelevante. No parece importarles todo lo que dijo, hizo y deshizo
durante la pandemia. No se molestan con un simple cálculo: si oficialmente
murieron 6,8 millones de personas en el mundo y 680 mil en Brasil, significa
que con el 2,8% de la población mundial tuvimos el 10% de víctimas
fatales. O sea, si hubiera actuado como los presidentes de otros países,
tendríamos 200.000 muertos, no cerca de 700.000 (cifras oficiales). 500
mil muertes menos. Medio millón de abuelas, abuelos, padres, madres,
hijos, hijas podrían estar con nosotros ahora mismo…
(*) Geógrafo, Magíster en
Políticas Públicas.
Texto tomado de Sul
21/ Brasil.