El xoloitzcuintle es un ejemplo de tradición y amor por
nuestros mejores amigos: los perros
Esta particular raza de perros ha sido venerada desde tiempos
prehispánicos, pues era la creencia en esos tiempos, que estos bellos animales
eran guardianes de los espíritus, que guiaban a las almas de los fallecidos por
el largo y difícil camino por Mictlán, la ciudad de los muertos.
La función más importante que se creía cumplían los
Xoloitzcuintles, era la de ayudar a pasar a las almas por un profundo y
caudaloso rio que atraviesa la tierra de los muertos.
Si la persona en vida había tratado mal a los animales, especialmente a los perros, el Xolo se negaría a ayudarlo a pasar, por lo cual perecería y no sería capaz de pasar.
Sin embargo si la persona había tratado bien a los perros
cuando se encontraba con vida, el Xolo gustoso, tomaría el alma, la pondría
sobre su lomo y la llevaría a salvo hasta el otro lado.
Los Xoloitzcuintles no solamente eran valorados en el mundo
espiritual, sino también cuando estaban vivos, pues eran asociados a Xolotl, el
dios de la muerte, con el cual deberían ser bondadosos si querían gozar de una
muerte agradecida y sin sufrimiento.
La leyenda del Xolo cuenta que si este es color negro, no
podrá llevar a las almas del otro lado del río, pues su color indica que él ya
se ha sumergido en el río y ha guiado ya a suficientes almas a su destino. De
igual forma, si el Xolo es blanco o de color muy claro, tampoco podría
atravesar el rio, pues eso significa que es muy joven y aún no ha podido
alcanzar la madurez para lograrlo.
Solamente cuando son de un color gris jaspeado, (que es lo
usual en ellos) podrá llevar a cabo esta importante tarea.
De esta forma podemos ver como nuestros antepasados nos han
heredado a través de la cultura y la tradición, el amor y el respeto por estos
bellos animalitos que se han vuelto parte de nuestra vida, y que nos acompañan
y guían tanto en vida como en muerte.