El gobernante de Venezuela está del lado de Rusia. El
economista Manuel Sutherland, explica por qué el país vuelve a ser demandado
como proveedor de petróleo en Occidente.
Entrevista de Sandra Weiss, para el
medio alemán: Tagesspiegel*
El gobernante socialista de
Venezuela, Nicolás Maduro, está más firmemente al mando que nunca. EE.UU.
acaba de realizar un intercambio de prisioneros con él, el nuevo presidente de
izquierda de la vecina Colombia tiene una buena disposición hacia él, y
occidente quiere su petróleo. En entrevista, el economista y director del
Centro de Investigación y Educación Obrera (CIFO) de Venezuela, Manuel
Sutherland, explica cómo Maduro ha ido suprimiendo a la oposición y como se ha
derrochado más de un millón de millones de dólares estadounidenses.
¿Qué pasó con la oposición que seguía movilizando a las masas
en 2019?
La oposición está fragmentada y alejada de la realidad de la mayoría de los venezolanos. El líder opositor Juan Guaidó y su grupo tienen posturas sectarias y sólo se concentran en lo suyo. Tienen alrededor del doce por ciento de apoyo de la población.
Luego está la llamada Alianza
Democrática, que está representada en el Parlamento, ahí realiza críticas, pero
forma alianzas con el gobierno para apoya numerosas leyes y decretos, por lo que
en realidad no parece dedicarse a hacer una política de oposición frontal. Los
grupos independientes de la sociedad civil y los partidos más pequeños están
presionando por un solo candidato de la oposición en las elecciones
presidenciales de 2024, pero son débiles, no tienen una voz articulada. Y luego
está la izquierda decepcionada. Muchos de ellos creen que el antecesor y padre
adoptivo de Maduro, Hugo Chávez, hizo todo bien y Maduro todo mal. Sin embargo,
esta idea no ha calado en la mayoría de la población.
¿Cómo logró Maduro debilitar tanto al masivo frente opositor?
Creó partidos paralelos, por lo que
para cada partido de oposición creó (o intentó crear) un partido en la sombra
similar (una fracción). Dichas facciones fueron reconocidas inmediatamente por
el Consejo Nacional Electoral. Muchos de esos partidos y candidatos son
financiados por el gobierno o aupados por él. Entonces, en el tarjetón
electoral, hay toneladas de candidatos “opositores” y los votantes se suelen
confundir. Sus votos están divididos entre muchos candidatos y gracias a ello,
los representantes del gobierno pueden ganar muchos más cargos políticos
gracias a su núcleo duro de votantes de alrededor del 25 por ciento.
¡Eso suena como errores estratégicos masivos por parte de la
oposición¡
La oposición al gobierno excede al
70 % por ciento de la intención de voto, en casi todas las encuestas. Si
estuvieran unidos, Maduro no tendría ninguna posibilidad de triunfo. Pero la
oposición tiene varios problemas importantes. El empresariado fuerte venezolano
es minúsculo, y con él, el financiamiento para la oposición se ha venido al
piso, además que, por ley, los partidos no reciben financiamiento estatal para
ninguna de sus actividades. La crisis económica también ha desangrado al
aparato del partido debido a la emigración masiva de muchos de sus cuadros, y de
muchos de sus votantes. Casi 7 millones de venezolanos han salido del país, más
de un 20 % de su población total. También, obviamente, la extrema represión y
persecución política debilitó a la dirigencia opositora, la empujó al exilio, a
las sombras o a la sumisión. El aparato de seguridad está diseñado para
reprimir a la oposición, para impedir su actividad más combativa. El informe de
la ONU, sobre las masivas violaciones a los derechos humanos, es contundente.
¿Cómo evalúa la estrategia de la comunidad internacional, que
se ha puesto del lado de Guaidó, especialmente bajo el liderazgo de Estados
Unidos?
Estados Unidos y la comunidad
internacional han causado estragos, muy severos problemas. Financiaron a la
oposición sin ningún control, ni mecanismos de auditoría y transparencia. Casi
todo el dinero parece haberse filtrado a los bolsillos de intermediarios
corruptos, que ahora se ganan la vida en el exilio y creen que cumplen con su
deber político con dos tuits diarios desde Miami, Madrid o Bogotá. La comunidad
internacional se hundió con el estrepitoso fracaso de la mal llamada
“presidencia interina”, y lamentablemente sigue aferrándose a esa tontería. La
política de sanciones directamente impuestas al país, es aún más nociva y
desastrosa, ataca a los más débiles y justifica las excusas de los más fuertes.
Ni hablar que las sanciones exacerban a la corrupción y a la escasa
transparencia administrativa, dificultan al extremo la recuperación y empobrece
más al país. Ello depaupera más a la ciudadanía en general, debilita a la
oposición e incentiva a la emigración masiva.
Alianzas con Irán, Rusia, Cuba: Maduro parece haber jugado
mejor sus cartas internacionales.
Las alianzas con países como Irán,
Rusia, India y Cuba en realidad lo han ayudado mucho a eludir algunas de las
dificultades económicas y a sortear las sanciones (a costa de menores ingresos
en las exportaciones, y mayores egresos en la importación). Al mismo tiempo, el
gobierno ha tenido la habilidad suficiente para abrir “un poco” la economía. Se
suspendieron los controles de precios, se dolarizó la economía y se abolieron
muchos aranceles e impuestos sobre la importación. La reversión de algunas de
las peores políticas económicas, que impedían comercializar con normalidad, ha
significado que hay mucho más abastecimiento. También se están abriendo nuevos
negocios como restaurantes, Bodegones, oficinas de alto nivel y tiendas de lujo
(ventas de Ferrari).
Sin embargo, la situación económica sigue siendo dramática,
la ola de refugiados de Venezuela continúa, la inflación sigue siendo la más
alta de América Latina. ¿Eso no le duele a Maduro?
Si, la inflación aún es la tercera
más alta del mundo, y se proyecta como 80 veces más alta, que la de países como
Bolivia, por ejemplo. La debilidad de la oposición es expresión de la fuerza
del gobierno. En la base de apoyo al proceso al bolivariano, que consiste
principalmente en empleados estatales, muchos se quejan porque los salarios en
el son muy bajos, quizás, en promedio son 5 veces más bajos que en el sector privado.
Hay voces dentro del chavismo que quisieran reemplazar a Maduro por otro líder,
pero apenas se escuchan y temen la represión. Perder puestos de poder dentro
del gobierno, significa perder muchos privilegios que serían imposibles de
ganar de manera honesta.
¿Todavía se puede hablar de socialismo en Venezuela?
Para mí, jamás ha habido socialismo
en Venezuela, ni una revolución socialista. Políticamente, este es un gobierno
militar con un rostro civil en la parte más elevada. Los estudios muestran que
se ha ido desarrollando una élite militar/policial que gana una cantidad
increíble de dinero y proporciona un espíritu empresarial en el país muy
diferente a lo tradicional. Pero eso no se aplica a los rangos inferiores, que
no ven nada de eso. Sin embargo, el gobierno permite que estos escalones
inferiores ganen dinero requisando mercancías o extorsionando en alcabalas de
“revisión” donde se chantajea a transeúntes, productores y comercializadores.
El gobierno permite el desarrollo libre de esta actividad, a pesar de infinidad
de denuncias y vídeos probatorios.
Eres economista. ¿Cómo caracterizaría económicamente al
régimen?
En mi opinión esto podría
catalogarse como un: lumpen capitalismo despótico, una economía mafiosa que se
ha descompuesto en muchos subsistemas. Todavía hay empresarios honestos y aún
sobreviven algunas empresas de larga tradición, como el fabricante de alimentos
Polar. Pero muchas actividades importantes tienen lugar en la economía
subterránea, es decir: el contrabando, el lavado de dinero, la extorsión, el
peculado y la malversación de ingresos estatales etc. Tomemos la extracción de
oro: el 95 por ciento del oro extraído se extrae ilegalmente y elude las
autoridades fiscales y aduaneras, según estudios independientes. Diversas
estimaciones, hablan que es probable que un 40 por ciento de la riqueza
generada en Venezuela, proviene de fuentes ilegales.
¿Qué pasa con el petróleo?
Sigue siendo un factor económico
determinante, pero es una especie de enclave en manos de
empresas extranjeras, sin mayor imbricación en el resto de la economía. La
petrolera estatal de Venezuela, PDVSA, ya no tiene dinero ni para realizar las
inversiones más pequeñas. Por lo tanto, los socios extranjeros de empresas
mixtas gestionan el sector. Increíblemente, PDVSA recibió por exportaciones
casi millón de millones de dólares, antes y durante en el apogeo del auge
petrolero entre 1999 y 2015. Son diez Planes Marshall, a precios de paridad del
año 2000. El dinero fue dilapidado, no queda nada excepto una empresa estatal
destruida, un país petrolero importando gasolina y petróleo.
Entonces, ¿el país está económicamente muerto?
“No, simplemente está muy mal
administrado. La política económica destruye el aparato productivo nacional y
favorece a las importaciones, a través de un tipo de cambio enormemente
sobrevaluado y la exención de derechos de importación, mientras la economía
nacional se ve abrumada por los impuestos legales, ilegales (extorsión) y
municipales. Esto sirve para asegurar que la élite involucrada en las importaciones
pueda enriquecerse más rápidamente a través de la privatización de los dólares
baratos que el gobierno “asigna” en mesas de cambio. Además, al gobierno apenas
le quedan personal técnico formado, por los bajísimos salarios que ofrece. Las
sanciones también tienen impacto muy negativo, tanto en privados como públicos,
porque el país está prácticamente aislado de todo préstamo internacional y de
la capacidad de vender su petróleo libremente. Aun así, Venezuela todavía tiene
infinitos recursos para recuperarse rápidamente si hubiera un cambio político,
o incluso, si hubiera un cambio económico seguido de una apertura política
drástica.”
En teoría, el calendario está
claro. Si el gobierno bolivariano quiere el reconocimiento internacional y el
levantamiento de las sanciones, la libre venta de petróleo en el mercado
mundial y la reestructuración de la deuda, entonces tiene que hacer concesiones
políticas, democráticas y de derechos humanos y derechos económicos, sociales,
culturales y ambientales. Las demandas están sobre la mesa: la liberación de
todos los presos políticos, el respeto a los derechos humanos, garantías para
prohibir la tortura y las ejecuciones, libertad de prensa, garantías para la
realización de elecciones justas (sin ventajismos ni “inhabilitaciones” a
opositores) y ponerles fin a las masivas políticas represivas en contra de la
sociedad civil. Un consejo electoral balanceado y observación electoral
internacional, son medidas también importantes.
A mediano plazo, esto conduciría a
una transición democrática, porque casi todas las encuestas muestran que Maduro
perdería elecciones libres ante una oposición unida y libre de coacción
represiva. Y este es el problema. El único objetivo del gobierno es mantenerse
en el poder a toda costa. Incluso ha considerado adelantar las elecciones de
2024 porque se siente fuerte en este momento. La situación es confusa.
*Traducción libre, por parte del CIFO, partiendo del original en alemán de
Sandra Weiss, disponible en: https://www.tagesspiegel.de/internationales/dollar-fur-den-demagogen-warum-nicolas-maduro-fest-im-sattel-sitzt-8745664.html