En 2014 aprovecharon los conflictos y las tensiones sectarias
para imponer su ley en amplias zonas de Siria e Irak.
Y ahora, 21 años después de los ataques contra las Torres Gemelas que
conmocionaron al mundo, vuelven a aplicar la misma receta de pescar en
río revuelto en los confines del continente africano, alimentándose de la
miseria, las rivalidades y la falta de esperanzas. El terror yihadista,
representado hoy por Al Qaeda y el autodemoninado Estado
Islámico, sigue vivo y amenazante.
Uno de los escenarios de las aspiraciones cada vez más
inquietantes de las organizaciones yihadistas en África es Nigeria.
“Abuja, la capital del país, está ahora rodeada. Los ataques se suceden en las
calles. Los funcionarios locales dicen que Abuja sigue siendo segura pero
advierten de que varios estados del país están en peligro inminente de caer en
manos yihadistas”, alertan desde TRAC, un centro de estudios estadounidense
dedicado a analizar las accciones yihadistas a lo largo y ancho del planeta, en
exclusiva para El Independiente.
Una de las zonas sobre las que el IS reclamó el control territorial está a tan solo 150 kilómetros de la capital de Nigeria
En los últimos años los movimientos, como una partida de
ajedrez, se han ido sucediendo en Nigeria, el considerado cuartel general de la
provincia del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) para África
Occidental (ISWA). “En diciembre de 2021 empezamos a oír rumores de que
el ISWA había izado su bandera negra en partes del estado de Níger, uno de los
treinta y seis estados pertenecientes a Nigeria”, explica a este diario Brian
Ladd, analista de inteligencia del citado centro. Una de las zonas sobre las
que reclamaron el control territorial es Shiroro, a tan solo 150
kilómetros de la capital de Abuja.
“Esto ya era alarmante, porque significaba que el ISWA no
sólo se había trasladado al extremo centro-oeste del país sino que no estaba a
gran distancia de ataque de la capital”, confirma el experto. Y, como era
previsible, las embestidas se recrudecieron a finales de aquel diciembre y
principios de este año, con atentados recurrentes en el estado de Taraba.
“Células que obviamente habían estado maniobrando en posición durante un largo
período de tiempo comenzaron a activarse”, reseña. En la actualidad, la filial
del IS se ha expandido desde sus sedes tradicionales de Yobe, Borno y Adamawa a
buena parte del país. En total, 13 estados de Nigeria han sufrido ya sus
zarpazos, incluida la región donde está ubicada la capital.
Fugas de cárceles y ataques cada vez más audaces
El asalto y fuga de la prisión de Kuje -orquestada
por la organización yihadista el pasado julio en la región capitalina y un
plagio de la que acaeció a principios de este año en Siria- es la última
advertencia de este creciente poder. “El IS se revitaliza con cada nueva fuga”,
subraya el analista. La estrategia en Nigeria ha permitido al IS sustituir
a Boko Haram como principal grupo yihadista, con una
implicación directa del castigado organigrama central del movimiento que una
vez lideró Abu Bakr al Bagdadi en la porosa frontera entre Siria e Irak.
Relacionadas
Hasta el noreste de Nigeria el núcleo duro ha llegado a
enviar seis comandantes de alto nivel. Una zona estratégica en la que se ubican
campamentos de entrenamiento del IS a pesar de las operaciones militares
nigerianas. El objetivo es afianzar la presencia y consolidar su expansión. “Se
ha producido un movimiento sin precedentes por parte de la estructura central
del IS. Miembros del consejo de la Shura del IS Central visitaron la cuenca del
lago Chad con 200 veteranos sirios y libios a sus espaldas. El consejo de la
Shura partió de Libia y utilizó las rutas de contrabando restablecidas a través
de Níger hacia Nigeria”, rememora Ladd.
Fue hace año y medio cuando inauguraron la misión para
recomponer sus fuerzas. Abu Musab al Barnawi fue reinstaurado
como líder del grupo y recibió la orden de liquidar al cabecilla de Boko
Haram, Abubakar Shekau. Una suerte de OPA hostil a Boko Haram que
se logró a través del suicidio de Shekau, antes de ser tomado como rehén o
asesinado por sus enemigos.
Barnawi fue asesinado por las tropas nigerianas en agosto de
2021 pero el nuevo liderazgo ha conseguido avanzar en el plan que hoy amenaza
con certificar el estado fallido de Nigeria. “En noviembre de 2021 se informó
de que el Consejo de la Shura había nombrado a un nuevo líder del grupo, Sani
Shuwaram. A Shuwaram se le encomendaron dos misiones: una, poner fin a la
rebelión de Boko Haram y replegarlos bajo el IS; y, dos, ampliar las
operaciones del IS fuera de la cuenca del lago Chad”, comenta el experto. Este
refuerzo y apuesta se ha traducido en nuevas técnicas de ataque.
Las acciones yihadistas han provocado en sus confines un
tercio de todas las muertes globales por terrorismo en 2021
Las cifras muestran que el Sahel, la región que se extiende
al sur del desierto del Sáhara, es hoy el epicentro del terror en el mundo. Las
acciones yihadistas han provocado en sus confines un tercio de todas las
muertes globales por terrorismo en 2021.
“El África subsahariana se ha convertido en el centro de
gravedad del movimiento yihadista mundial”, confirma a este diario Colin P. Clarke,
director de Investigación d The Soufan Group, que analiza las tendencias
terroristas en el mundo. “Mientras que en el pasado el sur de Asia y Oriente
Medio eran el foco de la actividad yihadista, en los últimos años los
terroristas y extremistas violentos han gravitado cada vez más hacia África, aprovechando
los vacíos de poder en los Estados fallidos y los espacios sin gobierno”,
subraya.
Influencia global
“El crecimiento del IS en muchas regiones de África, sobre
todo en el centro y sur del continente, supone una amenaza para la seguridad
mundial”, reconoce a este diario Michael Smith, experto en
terrorismo de la universidad estadounidense Johns Hopkins.
La sucesión de victorias ejerce, además, un efecto evidente
en su capacidad de seducir a nuevos acólitos en Occidente, tal y
como sucedió durante los años de auge del movimiento yihadista en Siria e Irak.
“Ha permitido al IS convencer a posibles partidarios en todo el mundo,
especialmente aquí en Occidente, de que el grupo sigue siendo una empresa
creíble que merece apoyo, incluido el respaldo en forma de ataques terroristas
en Estados Unidos, Europa, Canadá y Australia”, agrega Smith, con un amplio
conocimiento de la extensa red del IS más allá de sus fronteras naturales en
Oriente Próximo.
Al Shabaab es la mayor, más próspera y mortífera filial de Al
Qaeda en estos momentos
En Malí, Burkina Faso y Níger la
situación no resulta menos preocupante. Alrededor de 2.700 malienses perdieron
la vida en ataques desde primeros de este año. En julio los yihadistas atacaron
un puesto de control a 60 kilómetros de Bamako, la capital. En Burkina Faso
-territorios del norte del país está bajo control yihadista- la cifra de
fallecidos por terrorismo supera las 2.000 personas.
“La mayoría de estos grupos se centran en el ámbito local y
regional. Por lo tanto, existe una amenaza para los gobiernos de la zona y para
los occidentales que pueden caer en las garras de los grupos, pero hasta ahora
se han centrado menos en el terrorismo fuera de sus regiones”, indica a este
diario Daniel Byman, profesor de la Universidad de Georgetown y
miembro del Centro de Política de Oriente Medio de Brookings. Su receta para
detener la sangría pasa por “garantizar la continuidad de la cooperación
mundial en materia de aplicación de la ley e inteligencia; impedir los refugios
a gran escala; y garantizar que las comunidades musulmanas de Occidente se
sientan apoyadas e integradas”.
Al Qaeda -que el pasado julio perdió a su líder Ayman al Zawahiri en un ataque estadounidense
contra su residencia en Kabul, donde permanecía protegido por el régimen
talibán- también ha girado la mirada hacia el continente negro para crecer, en
este caso, en África Oriental. Su filial local Al Shabaab controla
“de facto” amplias zonas de Somalia. “Es la mayor, más próspera y
mortífera filial de Al Qaeda en estos momentos”, advierte el curtido general
estadounidense Stephen Townsend, hasta agosto comandante de las tropas
estadounidenses en África. Sus ataques se han vuelto “más fuertes y audaces”,
estima.
La red que fundó Osama bin Laden también
extiende sus tentáculos por el Sahel, con el Frente de Apoyo para el Islam y
los Musulmanes (Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin, en su denominación
original), una alianza creada en marzo de 2017 que integra Ansar Dine, Al Qaeda
en el Magreb Islámico, Macina y Al Murabitun. Su influencia no es menor. El año
pasado fue la organización yihadista que, por número de atentados y muertes,
creció más rápidamente en todo el mundo.
Efecto dominó
Una combinación, la de las dos siglas que compiten por el
liderazgo de la yihadismo global y que han trabajado intensamente en su
descentralización, que se nutre de la desolación que habita África, el segundo
mayor y más poblado continente del mundo, con 877 millones de habitantes. Un
lugar repleto de contradicciones y minado de conflictos: alberga el 30 por
ciento de las reservas de minerales del planeta, pero tiene a más de 490
millones de habitantes en la pobreza más absoluta.
“El crecimiento del grupo en África demuestra que los
esfuerzos gestionados por la Coalición Global para contrarrestar al IS han sido
totalmente inadecuados e ineficaces, no sólo en el mundo virtual sino también
sobre el terreno en países como Mozambique, donde el IS ha estado abiertamente
activo durante años”, concluye Smith. Desde TRAC pronostican que el peligro
acecha a Nigeria: “Si el ISWA continúa a este ritmo y, bajo los nuevos
comandantes centrales del IS no vemos ninguna razón para que se detengan, Abuja
caerá antes de finales de este año. Cuando Abuja caiga, también lo hará el
resto del país, como fichas de dominó”.
Tomado de El
Independiente / España.