Ningún pueblo en África a lo largo del siglo
XX, ha sufrido un
éxodo y exilio como el vivido por los saharauis desde los años setenta hasta la
fecha de hoy. Sufrimiento causado por una decisión política
tomada por el Gobierno de España en los tristes Acuerdos
de Madrid del 14 de noviembre de 1975. Esos acuerdos provocaron el
inicio de un conflicto armado en torno a la soberanía del Sáhara
Occidental.
Marruecos desde su independencia hasta la fecha de hoy, siempre ha reclamado el espacio geográfico del imperio almorávide. Todos sabemos los extensos territorios que llegó a dominar ese imperio en el norte de África y en el sur de Europa. Las recientes declaraciones del exministro socialista José Bono en el canal de televisión La Sexta y en algún medio de comunicación marroquí, apoyando las tesis marroquíes sobre la autonomía, me recuerdan el mismo tuit que envió el expresidente Donald Trump en apoyo a la ocupación marroquí del Sahara Occidental a cambio del establecimiento de relaciones diplomáticas entra Israel y Marruecos.
Si queremos una solución verdadera no podemos apoyar la
propuesta de Marruecos y no incluir la iniciativa de la República Saharaui,
sabiendo que la ONU reconoce el
estatus de Territorio no Autónomo al Sahara Occidental. Hoy, hay
una guerra en el territorio, donde Marruecos ha bombardeado con aviones no
tripulados las zonas del Sahara bajo la soberanía de los saharauis. El
intercambio de fuego no cesa a lo largo del muro detrás del cual está
atrincherado el ejército marroquí. Toda propuesta negociadora es
inviable en un escenario de guerra, si no tiene en cuenta el derecho del pueblo
saharaui sobre su tierra.
Argelia, la Unión Africana y todos los países que reconocen
la República Saharaui, entre los cuales están, países del peso de México o
Sudáfrica. No aceptarán la anexión a la fuerza del territorio saharaui por
parte de Marruecos. Estos países han luchado contra el colonialismo, conocen la
ocupación a la fuerza y apoyaran todos los esfuerzos encaminados hacia la
libertad y el respeto de los derechos humanos.
La monarquía marroquí solo acepta las fronteras históricas
sobre las cuales se asentaron los almorávides
Desde
el expresidente Felipe González hasta el actual Pedro Sánchez,
los sucesivos gobiernos socialistas han mostrado mayor entusiasmo por las tesis
marroquíes. Felipe visitó los campamentos en 1976 cuando era el líder de la
oposición, prometió a los refugiados su apoyo en la lucha por la
autodeterminación y la descolonización. Desde aquel entonces hasta la fecha de
hoy, Marruecos ha aumentado su presión política poniendo como condición el
reconocimiento de su ocupación al Sahara Occidental como base para establecer
buenas relaciones de vecindad.
Quienes conocen a Marruecos y su constitución, saben que la
Monarquía marroquí solo acepta las fronteras históricas sobre las cuales se
asentaron los almorávides, un viejo sueño expansionista que niega la frontera
con los países vecinos y amenaza a la región con una nueva carrera
armamentística. La estabilidad de Argelia, España, Sahara Occidental y
Mauritania están supeditadas a esa idea de gran país, capaz de expandirse a
costa de arrebatar territorios a otros a la fuerza.
El ulema marroquí Ahmed Raissouni, presidente de
la Unión Internacional de Académicos Musulmanes, en unas declaraciones
recientes en el marco de una entrevista dijo que la independencia de Mauritania
“es un error” y que estaría dispuesto a lanzar una nueva Marcha Verde contra Tinduf, ciudad de
Argelia en cuya proximidad están los campamentos de refugiados saharauis. Estas
declaraciones han sido condenadas por Argelia, Mauritania y la República
Saharaui.
Marruecos busca ganar a la fuerza, agotar a los saharauis y
bloquear cualquier camino de negociación
Un país como Marruecos que busca desestabilizar a sus vecinos
con un historial de conflictos territoriales desde su independencia en 1956
hasta la fecha de hoy, no debería ser expuesto por el exministro socialista
José Bono como la mejor alternativa para que los saharauis acepten una
ocupación militar que los ha dividido desde 1975 hasta la fecha de hoy.
Marruecos busca ganar a la fuerza, agotar a los saharauis y
bloquear cualquier camino de negociación. Eso lo saben todos los enviados de la
ONU, desde James Baker pasando por Christopher Ross hasta el actual Staffan de
Mistura.
En la imagen, el ulema marroquí Ahmed Raissouni.
* Periodista y escritor saharaui.
Texto tomado de El Independiente / España.