Por Adrián
Lede @lede_b
Todos conocemos las virtudes del
Didier Drogba futbolista. El jugador marfileño vivió su mejor época en un Chelsea del
que fue santo y seña, alcanzando la gloria en 2012. Ese año Drogba fue
el futbolista más determinante de la temporada, llevando a su equipo, con sus
goles, a conquistar su primera Champions League. El delantero dejaba
marcado su nombre en la historia como uno de los mejores jugadores de la misma,
y para muchos como el mejor jugador africano. Pero hubo un incidente que hace a
Drogba mucho más grande, uno que ocurrió fuera de los terrenos de juego y que
cambió la historia de su país. Drogba consiguió parar, nada más y nada
menos, que una guerra civil.
La guerra civil en Costa de Marfil se inició en 2001, tras un intento de golpe de estado. La guerra proseguiría durante años, dejando a su paso miles de muertos. Mientras tanto la selección marfileña vivía su mejor momento, con una generación de ensueño que juntaría a Koné, Eboué, Zokora o los hermanos Touré, junto al ya mencionado Drogba, que capitaneaba la selección. Un 8 de octubre de 2005, el país se paralizaba por un momento para ver a su selección jugándose una clasificación histórica para el Mundial frente a Sudán. Costa de Marfil vencía por 1-3 y se clasificaba para el Mundial de Alemania provocando el júbilo de la gente, que por un momento olvidaba las penurias que estaba pasando. En ese momento de euforia, de felicidad y de unión, Drogba aprovechó para lanzar este mensaje:
«Ciudadanos
de Costa de Marfil. Del norte, del sur, del este y del oeste, os pedimos de
rodillas que os perdonéis los unos a los otros. Perdonad. Perdonad. Un gran
país como el nuestro no puede rendirse al caos. Dejad vuestras armas y
organizad unas elecciones libres».
Ese mensaje lleno de unión hizo
reflexionar al pueblo marfileño. Solo tardarían una semana en anunciar
un alto al fuego. Pero la historia no acaba aquí, porque Drogba lo
llevaría un paso más allá. En 2007 Drogba dedició organizar un amistoso
en Bouaké, una de las ciudades más conflictivas, que había sido
ocupada por los rebeldes años atrás.
Drogba ya había utilizado esta
ciudad para ofrecer al público su trofeo de mejor jugador africano, pero este
día todo cambiaría. Sonó el himno marfileño, y el presidente del país y el
lider de los rebeldes cantaron juntos, como hermanos, como un pueblo unido. Costa
de Marfil goleó a su rival, pero aquel día el resultado dio igual,
porque fue el día en el que un futbolista unió a su país, el día en el que
Drogba paró una guerra.
Tomado de SP_