Por Modaira Rubio Marcano
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E-mail:modairarubio@gmail.com
Comunicación Política, Economía, Feminismos y DDHH.
La Comisión de la Verdad en
Colombia, entidad del estado que busca el esclarecimiento de “los patrones y
causas explicativas del conflicto armado interno que satisfaga el derecho de
las víctimas y de la sociedad a la verdad, promueva el reconocimiento de lo
sucedido, la convivencia en los territorios y contribuya a sentar las bases para
la no repetición”, presentó su informe final este 28 de junio.
El documento marcó un hito
histórico para la categorización de delitos contra las mujeres en los
conflictos armados al incluir la violencia reproductiva en su contenido.
Y es que durante años, activistas por los derechos de las mujeres buscaron pruebas y evidencias del ejercicio de este tipo de violencia contra la mujer en la guerra intestina colombiana. La finalidad era garantizar que la Comisión reconociera y aclarara las prácticas que ejercieron los actores armados, también determinar la responsabilidad del Estado por no garantizar los derechos reproductivos de las mujeres y niñas en ese contexto y por obstaculizar el acceso a la justicia, la verdad y la reparación.
La Comisión de la Verdad señala
en su portal web que el conflicto armado colombiano afectó y afecta de manera
desproporcionada a las mujeres, las niñas y las personas LGTBI. El Acuerdo de
Paz, gracias a la movilización de las mujeres, incluyó la perspectiva de género
en todos sus componentes. Es la única manera de visibilizar formas de violencia
tradicionalmente ignoradas por el enfoque patriarcal como es el caso de la
violencia reproductiva.
Pero ¿qué es la violencia
reproductiva? Para el Centro de Derechos Reproductivos, es toda vulneración de la capacidad de las
personas de decidir si quieren tener hijos(as) o no y en qué momento, al igual
que la falta de información y de servicios de salud reproductiva para poder
hacer efectiva su decisión.
En Colombia, tanto el Estado como
los grupos armados han vulnerado los derechos reproductivos de las mujeres
mediante: anticoncepción, esterilización y maternidades forzadas; embarazos
forzados, abortos forzados y violencia reproductiva institucional debido a
abortos involuntarios ocasionados por las aspersiones con glisofato.
Casi mil testimonios de mujeres
víctimas de violencia sexual proporcionados en los denominados Espacios de
Escucha, incluyeron 36 de violencia reproductiva.
La violencia reproductiva no
necesariamente está vinculada a la violencia sexual, pero debido a la falta de
marcos y tratamientos jurídicos apropiados, en muchos casos es atendida como
tal. La violencia reproductiva se refiere específicamente a aquellos actos que
lesionan la capacidad reproductiva o la autonomía reproductiva de las personas.
Por ello es tan importante que el
informe de la Comisión de la Verdad en Colombia reconociera esta categoría pues
aunque comisiones de la Verdad de Perú y Timor habían dado algunos pasos en ese
sentido, no la habían especificado y por tanto muchas mujeres víctimas de violencia reproductiva en estos mecanismos de
justicia transicional no obtuvieron justicia, reparación y medidas de no
repetición. La decisión de la Comisión de la Verdad colombiana sienta un
precedente para el mundo.
Al recibir el texto de la
Comisión en un acto público, el presidente electo de Colombia Gustavo Petro
expresó: “La aproximación a la
verdad no puede ser considerada como un espacio de venganza, como si fuese una
extensión de las armas. Debe tener como objetivo la reconciliación, la
convivencia nacional, social”. Por ello es tan importante que las mujeres
víctimas de violencia reproductiva en los conflictos armados, puedan también
acceder a la justicia y la reparación.