Por Rafael Bustos García de Castro, Profesor e investigador,
Universidad Complutense de Madrid
¿Por qué Argelia ha suspendido el tratado bilateral de cooperación y buena
vecindad que mantenía con España desde octubre
de 2002?
Aunque es difícil explicar en poco espacio las complejas
interacciones que se dan en tableros como el euro-magrebí o el de la energía
internacional, al menos trataré de acotar los principales elementos
diplomáticos, económicos y estratégicos que influyen en esta situación.
La sensibilidad argelina
Podría parecer que la cuestión del Sáhara Occidental no es asunto interno de Argelia. Pero no hay que olvidar los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, territorio argelino.
Hay que recordar también que Argelia accedió a la independencia
(1962) por un proceso de autodeterminación después de una larga guerra anticolonial contra Francia, y que ha
hecho de este derecho una directriz esencial de su política exterior.
Además, la presidencia de Argelia señala en su anuncio del día 8 de junio que España es la potencia
administradora del Sáhara Occidental y que, al reconocer tácitamente
la marroquinidad del territorio en disputa, está “violando la legalidad
internacional” a la que alude el preámbulo del Tratado, además de la
neutralidad que le es exigible como expotencia colonial.
En frente, Marruecos sostiene que el Sáhara Occidental forma
parte de sus provincias del sur, que fueron colonizadas por España y que deben
ser retrocedidas al reino alauí. La retrocesión existe
en derecho internacional pero solo se aplica a aquellos enclaves o pequeños
territorios que, por guerra y/o tratado, fueron arrebatados al Estado en el que
se insertaban y con el que compartían rasgos comunes y gobierno.
Los casos de retrocesión, resueltos o no, son conocidos: Hong
Kong, Gibraltar, Malvinas e incluso el territorio de Ifni, retrocedido por España a Marruecos en
1969. El Estado que demanda la retrocesión ha de probar que el territorio
reclamado le pertenecía, estaba dentro de otro mayor con el que compartía
identidad y forma de gobierno, pero firmó un tratado que le obligaba a cederlo.
El Sáhara Occidental no reúne ninguno de estos criterios. Ya
se encargó la Corte Internacional de Justicia, en 1975, en su Opinión
Consultiva, de aclarar que:
“(…) los elementos e informaciones puestos a su disposición
no demostraban la existencia de ningún vínculo de soberanía territorial entre
el territorio del Sáhara Occidental, por una parte, y el Reino de Marruecos o
el complejo mauritano, por la otra.”
Por tanto, es necesario continuar con el proceso de
autodeterminación del territorio saharaui. En definitiva, no se puede devolver
(retroceder) lo que nunca poseyó el Estado que ahora lo reclama.
Alcanzar la autodeterminación
El proceso de autodeterminación permite preguntar, por
medio de un referéndum organizado por Naciones Unidas, sobre diferentes
opciones posibles: independencia, integración en otro país (con o sin
autonomía), libre asociación. Esta es la razón por la que se creó, en 1991, la
Misión de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, MINURSO.
La autonomía es una de las opciones posibles, pero siempre
dentro del marco de un proceso internacional de autodeterminación. Ahora bien,
lo que Marruecos intenta conseguir por todos los medios posibles, éticos o no,
es que las potencias y los países implicados den por buena una mera
descentralización. Es decir, un estatuto autonómico sin más, olvidando las
otras opciones disponibles, y confirmar su soberanía.
Improvisación
Un mensaje importante que hemos comprendido de estos
episodios diplomáticos es, por un lado, el alto nivel de improvisación y la
falta de cálculo (el error humano) y, por otro, el diferente trato que el
Gobierno español ha dispensado a Marruecos y Argelia (la percepción).
El lenguaje poco cuidado de la carta del presidente del
Gobierno español al monarca marroquí reconociendo su plan de autonomía
para el Sáhara, y la sorpresa mostrada ante la respuesta de Argelia confirman que ha habido
una serie de errores concatenados. En cuanto al trato, España pretende que
Argelia acepte sin más las tesis marroquíes y la responsabiliza de la
suspensión comercial.
El Gobierno español ha llevado la cuestión a Bruselas en vez de sentarse a
negociar y Argelia ha declarado con respecto a la respuesta de Bruselas que
la UE se ha precipitado al no oír sus argumentos y que seguirá sirviendo gas a
España.
En cambio, cuando Marruecos utilizó en 2021 el asalto a Ceuta como instrumento de coerción para
conseguir una ventaja sobre el Sáhara (según un informe del CNI), la respuesta de España no fue suspender
el tratado bilateral de cooperación con Marruecos, sino dar el plácet a su plan de autonomía para los territorios saharauis.
¿Por qué negoció con Marruecos y no lo denunció ante la UE
por una violación flagrante del tratado
bilateral y de los derechos humanos?
El papel de la energía
¿Qué papel juegan en este asunto los rápidos cambios del
mercado internacional del gas y las inversiones en seguridad energética de la Unión
Europea?
Un dato para reflexionar: desde el inicio de la invasión de
Ucrania por parte de Rusia, España, aprovechando su infraestructura
regasificadora de gas natural licuado y su interconexión física con Francia y
virtual con Italia, está reexportando más gas a Europa que el que está
entrando por el gasoducto con Argelia.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea
el original.
Rafael Bustos García de Castro no recibe salario, ni ejerce
labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna
compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha
declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.
Nota tomada de yahoo.es / España.
