Mariano Yberry*
"Los electrochoques te van a quitar los pensamientos pecaminosos
y los estrógenos te van a ayudar a recuperar tu feminidad perdida", fue lo
que le dijo un sacerdote a Érica Salinas cuando buscó en la iglesia una
respuesta a su deseo por otra mujer.
Durante cuatro años Salinas Castillo fue
sometida a adoctrinamientos religiosos para "curar" su
homosexualidad. Dieciocho años después, la joven originaria de Sonora promueve
su cortometraje Para: Sarah, un proyecto inspirado en su
vivencia en las supuestas "terapias" de conversión o los Esfuerzos
para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (Ecosig),
prácticas fundamentadas en creencias religiosas y pseudocientíficas con las que
se pretende cambiar la orientación sexual de las personas homosexuales o
transgénero.
"Mi familia es amorosa y respetuosa y que tiende a educarse de temas que desconoce. Desde ahí, ya tener el respaldo de mi familia hace que esto sea de una manera difícil, pero con un acompañamiento", comenta en entrevista para Sputnik.
El caso de Érica difiere de la mayoría de los testimonios de
los que pasaron por las "terapias" de Ecosig porque su
acercamiento a la iglesia fue voluntario al creer que algo estaba mal
en ella por desear a una mujer. Cuando el padre le advirtió que las
plegarias ya no eran suficientes, en 2008, dejó de asistir. Ocho años
después le revelaría a su familia su orientación sexual, por lo que ésta
decidió informarse y sumarse a la lucha por los derechos de la población LGBT.
"Ecosig es un esfuerzo por parte de una persona que
consideras cercana a ti. Platicaban en ciertas funciones, sobre todo las
personas trans, cómo sus papas y mamás en cuanto ellos comparten la identidad
de género con la que se identifican en ese momento automáticamente los llevan
con un especialista de la salud mental", recuerda la también directora de
la ONG Sociedad Activa.
La mayoría de "clientes", o mejor decir víctimas de
Ecosig registradas por ONG, e incluso por organismos como la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) son personas que
son llevadas sin su consentimiento por familiares a supuestos centros
de tratamientos de adicciones o retiros espirituales en donde se les somete a
fuertes procesos de adoctrinamiento para que cambien "su estilo de
vida" y sientan culpa por su orientación sexual o preferencias.
La mayoría de las víctimas son adolescentes que comienzan su
despertar sexual, aunque también hay casos conocidos de adultos jóvenes que,
tras vivir años de violencia intrafamiliar por su orientación sexual, ceden y
acuden a los centros.
Cuando el discurso no funciona, se apuesta por terapias
de electrochoques en la cabeza para "alejar" los "malos
pensamientos", "violaciones correctivas" bajo la creencia de
que una persona es homosexual porque no ha tenido relaciones heterosexuales, y
hasta exorcismos para alejar "al demonio".
Que existan (las 'terapias') nos habla de cómo se sigue
pensando que las personas LGBT estamos enfermas y que se tiene que curar o
corregir. Incluso hoy se intenta justificar o avalar desde el clero, desde
organizaciones ultraconservadoras o asociaciones por la familia desde donde se
ha impulsado estas leyes que hoy prohíben la sanción (a las terapias) con
mensajes estúpidos de: 'Terapia quien la quiera' como si esto fuera
justificable", explica para Sputnik Neto de Montes de Oca, de la
organización Fuera del Clóset, impulsora de la ley que prohíbe las Ecosig en el
Estado de México, vigente desde 2020.
En México, sólo 10 estados prohíben las "terapias"
de conversión, pero, a pesar de la legislación, no se conocen de casos donde
haya sentencias contra quienes realizan estas prácticas y muchas veces las
denuncias no se interponen porque las víctimas no quieren confrontarse a su
familia.
"Sabemos que las víctimas pocas veces van a tratar de
denunciar contra sus familiares, porque además imagínate la carga emocional que
eso significa", recuerda Neto sobre un caso en el que la víctima no
procedió legalmente porque no quería "destruir a su familia".
Las Ecosig se sustentan bajo la creencia de que la
orientación sexual es una decisión, a pesar de que la Asociación Americana de
Psicología (APA, por sus siglas en inglés) señala que una persona puede ser
heterosexual, homosexual o bisexual a partir de diversos factores (biológicos,
cognitivos, del entorno e incluso genéticos), sin que intervenga una elección
personal. La misma organización descarta que las "terapias"
de conversión tengan algún fundamento científico.
"Lo único que tenemos que hacer es aceptar la diversidad
y dejar la heteronorma y lo binario. Al final de cuentas es aceptar que existe
la diversidad. Al momento que alguien quiere identificarse dentro del espectro
de la diversidad LGBT, sólo debemos respetar, sin querer validar con algún
profesional de la salud mental o líder religioso. Es aceptar que no todos nacen
heterosexuales", comenta Érica Salinas.
Neto ha sido testigo de cómo la indiferencia y la homofobia
permiten que estas prácticas sean normalizadas, incluso entre la propia
burocracia. Cuando su organización logró la prohibición de las Ecosig
en el Estado de México tuvieron que presionar a las autoridades estatales
para que se publicara en la Gaceta Oficial y se oficializará la norma, incluso
lidiando con excusas como que no se podía publicar porque "le faltaba una
coma".
Latinoamérica es uno de las partes del mundo donde más se dan
estas 'terapias' de conversión. Yo creo que tiene que ver mucho las costumbres
y el conservadurismo. En muchos países todavía ni siquiera está permitido el
matrimonio igualitario", opina para Sputnik Julisa Domínguez, de la ONG
Así Legal, activista que además critica las penas tan pequeñas que se
establecen en México (entre dos y seis años).
México es el segundo país de América Latina con más crímenes
de odio, según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT de la
Fundación Arcoíris. Según la UNESCO, en la región existe un sexismo y homofobia
tan extendidos que cerca del 75% del estudiantado mexicano que se
identifica como homosexual ha sufrido de acoso escolar.
El abierto rechazo a la visibilización de la homosexualidad
se puede ver en figuras políticas como la diputada América Rangel, quien
criticó la escena de una familia homosexual en la reciente cinta de Pixar Lightyear,
película que se ganó una etiqueta por promover la "ideología de
género" en cines de Perú y Guatemala.
"No es que hayamos avanzados, es que yo estaba atrás el
que yo haya tenido que luchar años para poder incluso contraer matrimonio con
otra persona, eso no es un avance, es un derecho recuperado", comenta
Érica Salinas.
Para Julisa Domínguez se trata de un tema de
educación, un pendiente por parte del Estado que se ha mostrado indiferente
ante esta problemática que es difícil de perseguir debido a la falta de su
reconocimiento en el Código Penal Federal. La única iniciativa que existe en el
Senado de la República para prohibir las Ecosig a nivel nacional está parada
desde principios de año.
También se trata de un tema sobre cómo se debe atender estos
casos, en opinión de Neto de Montes de Oca, lo cual va desde la correcta
capacitación de los funcionarios públicos que atienden este tipo de casos de
tortura, aunado a que la legislación no sanciona a quienes promueven las
prácticas ni a los supuestos especialistas psiquiátricos que se prestan a
realizar las "terapias".
La lucha LGBT es una "lucha por existir" y no por
la representación, según Érica Salinas, misma que no se acabará llenando las
cárceles con personas que practican Ecosig, sino con una reeduación de la
sociedad encaminada a respetar la diversidad y entender que las creencias
religiosas se adoptan voluntariamente.
Me siento muy plena, me siento muy empoderada, me tomó 17
años llegar a esta versión mía. Por eso estamos con todo el esfuerzo y el
enfoque para que se apruebe esta ley tanto a nivel estatal y nacional. Queremos
ser la última generación que viva este tipo de torturas. Poder disfrutar esta
libertad desde siempre y no tener que esperar 40 años para comenzar a
vivir", concluye la creadora de Para: Sarah, actualmente en exhibiciones
públicas y el próximo año disponible en redes sociales.
*Corresponsal en México de Sputnik. Nota tomada de SPUTNIK /
Rusia.