Jean Luc Mélenchon, quien lidera una alianza entre los
partidos de izquierda, dejó en una situación de debilidad al presidente
francés, tras la primera vuelta de las legislativas. Pase lo que pase en la
segunda, el discurso tóxico de la ultraderecha perderá su lugar central en el
debate público.
Desde París
Francia tiene este domingo un nuevo dúo discordante: el
presidente francés, Emmanuel Macron, y el líder de la izquierda radical de
Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, bajo cuya iniciativa se formó una alianza
entre los partidos de izquierda, Nupes (Nueva Unión Popular Ecológica y
Social), que movió las líneas de las corrientes electorales. Ambos son
los claros ganadores de la primera vuelta de las elecciones legislativas que se
celebraron este domingo 12 de junio.
A esta hora, nadie sabe con exactitud quien salió primero. Los respectivos porcentajes oscilan entre el 25,7 y el 25 por ciento para uno u otro, según las horas a las que se van conociendo los resultados. El duelo, en suma, cambió de protagonistas: incluso si ni Macron ni Mélenchon se presentaron como candidatos en estas elecciones ambos encarnan la mayoría y la oposición en torno a las cuales se articularán los debates y las decisiones. El discurso opositor cambia así de autor y ello alejará de las pantallas y los medios las groseras y exclusivas increpaciones racistas de la ultraderecha. En su lugar habrá un nudo de partidos sociales con espaciosas tradiciones solidarias.
En tercer lugar, llegan los candidatos de la extrema derecha
que responden a Marine Le Pen, 19%, en cuarto el antiguo partido conservador
rebautizado Los Republicanos, 13,7%. Detrás aparecen listas de izquierda que no
entraron en la alianza mélenchonista, 4,3%, y el partido de ultraderecha
Reconquista, 3,9.
Francia cambió de escenario
La unión de la izquierda forjada en torno a Jean-Luc
Mélenchon y el movimiento presidencial que respalda a Emmanuel Macron empataban
en una elección que, una vez más, estuvo signada por uno de los
porcentajes de abstención más altos que se hayan conocido: 53% del electorado.
Sin embargo, el recuento de los votos le da la razón a Mélenchon y a su táctica
de la tortuga y, también, a quienes, en la izquierda, terminaron por aceptar
que la unión entre radicales, comunistas, socialistas y ecologistas era uno de los
únicos caminos para jugar un papel en el escenario del poder.
El resultado es una paradoja sorprendente en un país que
eligió dos veces a un presidente de centro liberal (Emmanuel Macron en 2017 y
2022), que dos veces consagró a una candidata de la extrema derecha, Marine Le
Pen, para disputar una segunda vuelta con Macron y que, dos meses
después, cambia las articulaciones en la Asamblea al elegir como principal
fuerza opositora a una alianza de izquierda euroescéptica y anticapitalista.
De Emmanuel Macron a la ultraderecha y de esta a una izquierda bien arraigada
en sus ideas, los cambios son profundos e intervienen en cortos periodos de
tiempo. La “lucha final” eligió hoy jugarse entre Mélenchon y Macron, entre
Nupes y los liberales.
Baja Macron, sube Mélenchon
El macronismo no ha perdido su estrella de movimiento
favorito para ganar la segunda vuelta el próximo domingo. Sin embargo,
Emmanuel Macron ha salido debilitado de las urnas y es hoy el presidente que ha
obtenido el peor resultado en la primera vuelta de una elección legislativa
durante la quinta República. Solo un elector de cada cuatro optó el domingo por
candidatos oriundos del eje presidencial.
A lo largo de la historia, los sucesivos presidentes llegaron
a obtener entre el 55 y el 39%. Macron se quedó en un incierto 25% que no le
garantiza aún que dentro de una semana consiga conquistar la mayoría absoluta
de 289 escaños. Puede, sí, contar con una mayoría relativa para gobernar. Según
las proyecciones de la consultara IFOP, el eje presidencial obtendría entre 275
y 310 escaños.
Pese a estas previsiones, Emmanuel Macron no está exento de
un traspié mayor el próximo domingo. Tiene, hoy, una hipotética mayoría
incierta. La alianza Nupes tampoco perdió su apuesta, muy por el contrario.
Incluso si no alcanza la mayoría necesaria para imponerle a Emmanuel Macron una
cohabitación y, por consiguiente, un primer ministro opuesto a sus ideas
liberales, Nupes, con un abanico que se mueve entre los 180 y los 210
diputados, es el primer bloque opositor a la política presidencial.
Se trata de una hazaña política considerable construida en el
poco tiempo que separaron las elecciones presidenciales de abril y las
legislativas de junio. En el pasado mes de junio Francia era de centro
liberal y de extrema derecha (Macron-Le Pen en la segunda vuelta presidencial)
y en junio pasó a ser de centro liberal y de izquierda.
Pocos diputados para la extrema derecha
En cuanto a la ultraderecha lepenista, el partido
Reagrupamiento Nacional obtendría entre 10 y 25 diputados. Los porcentajes
comparativos muestran un significativo retroceso de Macron. En 2017, el
presidente había conquistado 32,3% de los votos en la primera vuelta, la
derecha de gobierno 18,8%, la totalidad de la izquierda 25,5% (no estaba unida
sino confrontada) y la ultraderecha 13,2%. Con respecto a cinco años atrás
Macron pierde 7 puntos, la izquierda ganó en coherencia y unidad, la derecha
perdió 5 puntos y la ultraderecha creció más de 5 puntos.
En este contexto, puede decirse que el macronismo prolonga
por lo más bajo su ascendencia electoral, que la izquierda recupera espacios
perdidos gracias a la convergencia de sus componentes en esa Nueva Unión
Popular Ecológica y Social, que la ultraderecha crece con cada elección y que,
en la misma proporción, la antaño derecha de gobierno se deshilacha cada vez
más.
El debate, hacia la izquierda
El 19 de junio se jugará el futuro del mandato apenas
iniciado: o Emmanuel Macron sale de las urnas con las manos libres para
gobernar a su antojo, o sale con las manos atadas. Pase lo que pase, la
que saldrá liberada de la narrativa envenenada de la ultraderecha es toda la
sociedad. La irrupción de Nupes en el espacio de la política y los
medios será como una música nueva y regeneradora ante la avalancha de odio y
violencia que la ultraderecha propaga a lo largo del año. Que haya alguien
que diga algo diferente, que pueda ser escuchado y que, además, ha sido
legitimado por las urnas, es una conquista mayor sobre el sentido y la acción
política.
En adelante circularán otras ideas en contraste con la caja
de resonancia abyecta en que se había convertido la palabra pública a raíz de
la influencia exclusiva de la retórica de la ultraderecha. Ya solo con eso es
un triunfo de la democracia y la pluralidad sobre la toxicidad del odio. Entre
Macron y Le Pen, la izquierda se ha instalado para decir otra cosa. Es, de cara
al futuro, la mediadora del cambio. Es el tercer sentido que ha faltado desde
hace tanto tiempo. Nupes presenta 500 candidatos (577 escaños) que disputarán
la segunda vuelta. La alianza cuenta con la dinámica renovadora que se
puso en movimiento luego de las presidenciales para plantarse ante Emmanuel
Macron y estrecharle su margen de maniobra. Una nueva batalla comienza por los
alcances del poder y los espacios necesarios para validar o frenar su
autoridad.
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Tomado de Página 12 / Argentina - Imagen: AFP.
