Por Juan Ramón Guzmán
En una oportunidad, una persona, a quien respeto y admiro, me dijo que Pasqualina Curcio _"no necesita que la defiendan, que ella por sí misma se defiende sola"_. Sé que esa persona me lo dijo de buena fe y sin ninguna mala intención. Eso fue a raíz de una morisqueta de debate que organizó una universidad en Caracas donde la profesora fue vetada, aun sin habérsele cursado una invitación formal.
Yo igualmente salí en defensa de la profesora. Por una razón muy sencilla y elemental: quien permite que a su camarada lo despellejen y lo apaleen en su presencia, es un cobarde.
¿Pasqualina Curcio tarifada?
¿Enemiga? Esto está pasando del verde al morado con la profesora Curcio, y el
Máximo Líder de este proceso político debería deslindarse públicamente de estos
ataques en escalada que se propician desde el Gobierno Nacional: así como lo
hizo con Luis Britto García en su momento, cuando alguien en la televisión
pública lo comparó con Brewer Carías. Debería deslindarse en esta ocasión del
muñeco-ventrílocuo que por sí como tal no habla solo.
Con Pasqualina Curcio está
ocurriendo un avasallamiento en las sombras espantoso (y el país debe saberlo),
y es peligrosísimo que ese avasallamiento tome forma de linchamiento abierto y
público. Eso hay que detenerlo. ¿No es suficiente con quitarle su columna
semanal en la prensa, silenciarla? ¿No es suficiente con arrebatarle un
reconocimiento nacional de ciencias, aun siéndole otorgado por un jurado
calificador científico? No, eso al parecer no es suficiente. ¿Qué más viene
luego? ¿Su linchamiento moral? ¿Su descrédito académico e intelectual? ¿Qué más
viene? ¿Qué caro le ha salido a la profesora Curcio la defensa de los trabajadores
y de las trabajadoras del país? Llamar a una mujer "tarifada" es
decirle indirectamente prostituta, que se vende fácil. A quien no lo sepa, se
lo digo: del modesto salario que percibe Pasqualina Curcio como profesora
universitaria dependen tres jovencitas, que saben perfecto cómo se gana el
dinero que percibe su madre. Es padre y madre a la vez Pasqualina Curcio.
Lo triste, es que ese ataque
brutal y patriarcal lo recibió la profesora, en las mismas horas en que se
realizaba en Caracas un congreso internacional de mujeres feministas y de
izquierda, del cual no salió ni una palabra de solidaridad hacia ella.
Paremos a tiempo la
criminalización y el linchamiento del ejercicio crítico, en la historia tenemos
ejemplos de sus nefastos resultados y de las secuelas que deja en los
movimientos políticos que han vivido la tara, el lastre histórico del
pensamiento único.
Acarigua, 1 de mayo de 2022 - 8:31 a.m.