Por RAFAEL BLANCO*
El día de ayer 10 de Mayo de 2.022, circuló una nota de prensa donde se informa
que exministro de la defensa de Donald Trump aborto los planes para
materializar una invasión a mi país.
Dicha nota de prensa sirvió de soporte a unas declaraciones del joven político
venezolano Freddy Guevara, para expresar su complacencia en razón de que esa confesión
pública del exministro de Trump dejó salvada la responsabilidad de su compañero
de tolda Juan Guaidó acerca de sus actuaciones para la materialización de una
acción militar de tal envergadura en Venezuela, al respecto quiero expresar la
siguiente opinión personal, misma que emito al calor de mis emociones sin
indagar ni ponderar más allá de la lectura de tales notas periodísticas y
desvinculada de los pareceres del Movimiento Político Independiente Unión
Progreso, al cual pertenezco.
Creo que cada quien se ha formado una visión personal muy propia, de cómo superar la tragedia de gobierno que sufrimos los venezolanos, con visiones y versiones distintas cada uno de nosotros, siendo la más manida la de que Maduro ejerce un gobierno sustentado por otros gobiernos extranjeros y grupos violentos, subversivos y delincuenciales, etc, y con base a eso algunos opositores confiesan su impotencia para poder desplazarlo del gobierno mediante el voto, y ocurrieron a Donald Trump en la búsqueda del apoyo externo que les posibilitara su estrategia de desplazar al gobierno nacional por procedimientos guerreristas o violentos, es decir, responder a la violencia y la fuerza, con mayor fuerza y violencia, pero en la práctica se demostró que no fue así, y ahora el culpable es el exministro de Trump.
Afortunadamente para mí, ese exministro de Defensa de Trump, tuvo el sano criterio para oponerse a tal desaguisado, quizás en el convencimiento de que Venezuela no representa peligro alguno para los Estados Unidos o quizás fueron sus principios de no injerencia en asuntos internos de otros países, tal vez pensó que los conflictos políticos de los venezolanos, deben resolverlos los venezolanos y que si alguna ayuda requieren los frustrados opositores bajo la tutela del Trumpismo, deberían ser en todo caso, de contenido político, moral, financiero, más nunca militar. Y probablemente ha de ser así, porque un militar formado sabe muy bien que no hay enemigo pequeño, que podrian fácilmente derrumbar militarmente el gobierno de Maduro, lo cual no es asunto de ellos, pero que tal evento acarrearia convertir a Venezuela en otra Siria, con cientos de miles de muertos y heridos, que por supuesto no habrían sido los patriotas que solicitaron la invasión, ni sus familiares cercanos, sino inocentes venezolanos y vaya usted a saber el cálculo hecho por el Pentagono de la cantidad de bajas militares americanas, en una guerra asimétrica para la cual el chavismo se ha preparado desde un principio. Digamos que el exministro maneja sus propias fuentes de inteligencia que le sugirieron innecesaria tal acción militar para alcanzar los objetivos politicos planteados..
Por esa razón quiero marcar distancias de los líderes políticos y de los cientos de miles de ciudadanos que ni siquiera se han detenido a meditar la gravedad de dicho planteamiento, parten de solidaridades automáticas sin pensar que de haberse materializado ese megadesastre, las bombas no iban a caer en la Gran Sabana, ni en las llanuras de Apure, sino que caerían en los jardines y solares de nuestras propias casas. Que los soldados gringos no tendrian forma de diferenciar unos venezolanos de otros y habrían de matar a mansalva, y que sangre derramada sólo se limpia con más sangre.
Advierto que no puedo dejar de pensar que el daño causado al país en estos últimos 22 años de gobierno chavomadurista, sería nada frente a la magnitud de una acción militar de tal envergadura que arrasaría con todo, puesto que la guerrilla, los narcos, los comando de barrios, el ejército regular venezolano y los países aliados comenzando por Rusia, China, Cuba, Brasil, Iran, Turquia, etc, y cuanto loco hay, todos en un solo conjunto, más los gringos, habrían convertido a Venezuela en un teatro de operaciones bélicas inimaginable y conste que aquí nadie tiene sótano para resguardarse de las bombas, ni entrenamiento militar para proteger su familia, ni los servidos médicos quirúrgicos hospitalarios necesarios, tan solo contariamos con la menguada producción agroalimentaria y la de bienes y servicios.
Quiera Dios que en la tranquilidad del hogar, alejados de las emociones y bañados de sensatez, muchos reflexionen sobre lo que aquí expreso y mediten sobre sus casas, familias, su país, etc.
No tiene lógica destruir lo que tenemos, para desplazar unos gerentes públicos que adversamos por considerarlos válidamente incompetentes a la luz de sus resultados administrativos.
Sólo el pueblo salva al pueblo, y nuestro instrumento de lucha es el voto, si en vez, de desacreditar el CNE, -y nadie señala que son unos santos-, si en vez de llamar a la abstención, a no hacer nada cual impotentes, nos hubiéramos mantenido en la ruta democrática, seguramente ya hubiéramos desplazado a esta camarilla gobernante y la realidad fuera otra.
Pero para tal fin, se requiere de políticos curtidos y experimentados, no de bien intencionados jóvenes, cuya experiencia actual la han adquirido al fragor de sus fracasos.
Por esas razones me parece afortunado que el sector político - G-4, FRENTE AMPLIO, PLATAFORMA UNITARIA-, o como se llamen ahora, estén al fin llamando a sus afectos para unas primarias para escoger su propio candidato presidencial con miras a las elecciones del 2024, ojalá no sea un subterfugio o una estratagema para desacreditar el acto electoral y convocar de nuevo a la abstención a última hora, porque ello significaría la reelección de Maduro y si bien este sector opositor disfruta la acreditación de Estados Unidos como Oposición Oficial de Venezuela, no menos cierto, es que en Venezuela la oposición va mucho más allá de ellos, alcanza no sólo a otros partidos y movimientos políticos opositores, no alineados con el gobierno de Maduro, sino que comprende también a empresarios, sindicalistas, amas de casas, luchadores sociales, estudiantes, deportistas, profesores universitarios y un sin fin de personas que no integran ni la oposición oficial americana ni al mundo político en general, y cuya subsistencia, su futuro depende de la decisión del país el venidero año electoral del 2.024, por lo que habrán de opinar determinantemente sobre las distintas opciones opositoras nacionales que se presenten y serían ellos quienes en definitiva decidirán por consenso o por primarias al que sería el nuevo Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
* Abogado y Político