Creció en Portugal sin perder nunca el contacto con su tierra, Isla de Fogo
(Cabo Verde), estudió –gracias a una beca gubernamental– sociología y se
convirtió en profesor. Dice Francisco Carvalho, el alcalde desde hace algo más
de un año de Praia, que su condición de «investigador antes que político» es la
que le ha permitido crear un estilo personal e independiente a pesar de militar
en el Partido Africano para la Independencia de Cabo Verde.
«Los valores éticos y morales deben prevalecer en la gestión pública para mi ciudad, mi país y para África en general. No podemos continuar con una clase política que decide sin coherencia, porque si no, nunca seremos un país desarrollado» declaró a la agencia Inforpress poco después de acceder al cargo. Hace gala de haber logrado un equilibrio entre «los sentimientos y la razón» para enfrentarse a las dificultades cotidianas de la capital, que con 150.000 habitantes es el mayor municipio del país.
En sus declaraciones y discursos se percibe cierta obsesión
por la necesidad de «profundizar en la democracia» para «desarrollar las
instituciones». Praia tiene grandes retos como el acceso a la vivienda, la
falta de agua corriente, el desempleo, el exceso de tráfico, la polución y el
deterioro de la costa, a lo que Carvalho responde: «El municipalismo
caboverdiano no sirve para el desarrollo centrado en las personas (…) Praia ha
reforzado su creencia en la democracia, en el diálogo y en la confianza de la
idea en defensa del interés colectivo».
Pragmático y persistente, es un alcalde al que ciertos
sectores tachan de utópico por la magnitud de los problemas que asegura logrará
resolver. Enarbolando la ancestral hospitalidad que caracteriza a los caboverdianos,
impulsó el Observatorio de las Migraciones cuando era asesor del ministro
encargado de esa cartera. Además, con el eslogan «Praia para todos» se presentó
a las elecciones de octubre de 2020, reflexionando sobre la importancia del
trabajo formal e informal como motor del desarrollo local. Y se ha convertido
en el primer alcalde en nombrar a un concejal extranjero. Así lo anunció: «En
la ciudad de Praia que vamos a construir, los extranjeros serán iguales a
nosotros. El guineano Fernando Pinto será concejal en el Ayuntamiento, es una
gran señal que estamos dando. También vamos a tener una oficina exclusiva para
atender a los inmigrantes».
Para el segundo año de mandato su prioridad es «la
recuperación de la credibilidad del municipio», mejorando la planificación
territorial. Por ejemplo, respecto al saneamiento en Praia plantea un mayor
control de las rutas de la recogida de basura. La ciudad produce entre 125 y
130 toneladas diarias (más de 1.500 metros cúbicos) con una capacidad de
recogida que apenas llega al 70 %.
«Transparencia, buena gestión y ahorro» es la fórmula con la
que, para Carvalho, «los políticos deben adaptarse a la realidad». Y, de la
misma manera que se muestra crítico ante aquellos que optan por el silencio
frente a la censura, pide una implicación de la ciudadanía más allá de ejercer
su derecho al voto. Su forma de hacer política incluye reconocer los retrasos
en la gestión, sin que eso signifique una excusa para evitar responsabilidades.
«El Ayuntamiento está al día en los pagos al Instituto Nacional de la Seguridad
Social por primer vez desde 2009, y seguimos pagando deudas atrasadas a las
empresas», declaró a medios locales.
Resolver los problemas de forma estructural, trabajar la
confianza de inversores y agentes comunitarios, junto con la visión alternativa
de un municipalismo centrado en las personas, son sus señas de identidad.
Tomado de Mundo Negro / España - Ilustración:
Eduardo Bastos