Por Pedro Mosqueda
"Señoras y señores, les informo que han viajado con un compañero
muy especial... que ha vuelto hoy a España y que venía también en el avión".
Al conocer la noticia, todo el mundo aplaudió la noticia o
anunció de Isubel Almazán, Capitán del Boeing 747, un Jumbo identificado con el
nombre de Lope de Vega, con capacidad para 400 pasajeros y en ese vuelo cargan
solo 319 personas y el último exiliado de la cruenta guerra civil española.
Destacaba en el vuelo una comitiva especial que trabajo en la certificación y cumplimientos protocolares para tan especial ocasión; apenas el avión arrastró sus ruedas en la pista del Aeropuerto de Barajas, todos los que se asomaron por las ventanillas, observaron las cámaras de TV, reporteros y demás corrí corrí, entendieron entonces que eran testigos presenciales, hábiles y contestes de un acontecimiento histórico importante.
El propio Adolfo Suárez acompañado de gran parte de su
gabinete, y la guardia uniformada de gala y provista de tricornio para la
ocasión, acudió al pie de la escalerilla y no era para menos: la llegada del
Guernica de Picasso, una de las obras pictóricas más emblemáticas de la
historia de arte, cerraba un capítulo de la historia política reciente de
España.
Es una historia compleja y se cumplió con Picasso, el
Guernica regresaría a España, solo y cuando se recuperará la democracia,
así fue...
El famoso cuadro, que denuncia los bombardeos alemanes a la
ciudad de Guernica, su primer destino fue El MOMA en New York y restablecida la
democracia hubo mucho forcejeos para su devolución, al punto que Adolfo Suárez
amenazó con demandar; en España, su primer destino fue el Casón del Buen Retiro
(cercano al Museo El Prado); allí permaneció hasta 1992 cuando fue trasladado
al Centro del Arte Reina Sofía.
Hoy hace 40 años fue complacida la petición de Pablo Picasso.