Por Pedro Mosqueda
Roland es un tipo atildado, viste siempre con atuendo
impecable, es de una urbanidad milimétrica. Su mayor orgullo es Aguada Grande
en Lara, ella representa su cable a tierra y en esta tierra están orgullosos de
su Oswaldito.
Comunicador social (UCAB), crítico de modas, comentarista de
radio y conductor de televisión, especialista en lujos, en el glamour del
Jet Set, en refinamientos, pasarelas, gastronomía y en las costumbres de la
sociedad venezolana.
Su libro "Manual de Urbanidad Actualizado" es un
tratado de educación y valores permanentes en el tiempo.
"Aunque he estado en las pasarelas de New York, Londres y París, aunque he compartido en banquetes con la realeza y la aristocracia europea, nada eso jamás me ha desconectado de mi mundo".
En el 235 aniversario del nacimiento de Simón Bolívar Roland
fue orador de orden en el Municipio Naguanagua y dijo cosas como esta:
"Convirtieron a Bolívar en un tótem que concedió derecho a los caprichos
de una casta retrógrada, inmoral, que al no poder exigir mayores valías
para el ejercicio de la función pública, se esconden detrás del héroe supremo
del alma nacional para imponer un cuadro de dominación con el que buscan
eternizarse en el poder. Nada más antibolivariano."
Roland es un periodista integral y el periodismo en esencia
es político. En su especialidad, las crónicas sociales, "...se retratan
los ascensos y descensos de las élites, las luces y las sombras de esos
personajes."
No pudo ser mejor el fruto de la unión entre Josefina la
operadora de IBM y José Baudilio Carreño, el famoso mecánico de la carrera 1
del barrio Unión, el popular y querido "Gago".
El glamour y la etiqueta se lo debe a la abuela y bisabuela y
a lo aprendido con las maestras de la primaria. Con ellas supo cómo debía
conducirse en la vida, e inspirado en el Manual de Carreño, hizo el suyo. Es
una guía para manejarse con educación, con clase, encanto social, prudencia y
estilo. En fin, para ser un buen ciudadano, para un mejor país.
En aquel discurso llamó a los venezolanos a "encender
los candiles, a convertirnos en miles, en millones de luces para acabar con la
oscuridad." Pidió mantener la fe, la esperanza, el amor del prójimo, pero,
sobre todo, la unión.
Ese ser humano con esa brillante aventura existencial, que no
le hace daño a nadie, hoy lo tienen secuestrado en el hueco vil y pestilente
construido por unos carajos que hacen todo esto para escarmentarnos, pero
también por diversión, porque les gusta. Disfrutan haciendo sufrir, rivalizan
en crueldades, es un vicio aprendido en los cuarteles. Ya no les queda nada
humano, sólo la barbarie.
Roland es orgullosamente un preso político
irreductible, la historia le tiene asegurada su alfombra roja, no les quepa la
menor duda. A sus cancerberos tarde o temprano les espera el oprobio, el
deshonor público, la ignominia y una celda no negociable en alguna prisión por
violar los Derechos Humanos y todos los delitos ya conocidos y sustanciados.
Un día desdoblado a político lo escuché: intervenía frente a
un grupo de veteranos dirigentes de Voluntad Popular, sin más argumentos que su
honestidad, su tono educado y su cara de niño. Esa tarde reafirmó lo mismo que
ya había contado en el 2015 en una entrevista del diario El Impulso:
"ESTOY PREPARADO PARA TODO".