«Sigue estando poco claro si el mercado de Wuhan fue un foco
de contaminación», apunta la organización.
Ha transcurrido casi un año desde que se detectaron los
primeros casos de covid-19 en Wuhan, pero su origen es aún desconocido. ¿Fue un
pangolín el animal que nos transmitió el coronavirus SARS-CoV2? ¿El patógeno
saltó a los seres humanos en China o, como puntualiza su Gobierno, pudo hacerlo
en otro país? La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comenzado los
primeros pasos de una investigación para hallar respuestas, claves para
comprender el virus y evitar futuras pandemias. Pero las incógnitas se multiplican.
Nunca se ha identificado al «paciente cero», el primer humano
contagiado a partir del cual comenzó la pandemia que ha cambiado el mundo. Del
origen del virus solo se sabe con certeza que sus parientes más cercanos se
encontraron en murciélagos en la provincia china de Yunnan, en el suroeste, en
2013 y 2019. Pero los primeros casos se detectaron a más de mil kilómetros, en
Wuhan, en torno a los primeros días de diciembre, quizá algo antes.
Es muy posible que «el virus ya estuviera circulando antes de que el ser humano se diera cuenta de que estaba allí», consideran expertos como el virólogo estadounidense Ian Lipkin, que asesora al Gobierno chino y participó en la investigación para encontrar el origen del MERS en 2015.
«A la historia del origen le faltan muchos detalles clave»,
desde la historia de su evolución o sus ancestros, al «lugar, momento y
mecanismo de transmisión de la primera infección humana», ha escrito el
microbiólogo David Relman en la revista PNAS.
Es, exactamente, lo que quiere determinar la misión de la
OMS. Pero su investigación se inicia en un punto de partida muy politizado por
las disputas entre China y Estados Unidos, en el que predomina la opacidad,
falta mucha información y ese vacío se ha llenado, en muchos casos, con
hipótesis de todo tipo, incluida la posibilidad -descartada por muchos
científicos- de que el virus se creara y escapara de un laboratorio.
El equipo investigador celebró su primera reunión preliminar
por videoconferencia el 30 de octubre. Tras meses de negociaciones con el
Gobierno chino, la OMS acaba de publicar muy discretamente su plan para el
desarrollo de la pesquisa. Estados Unidos, que durante la Administración de
Donald Trump ha atribuido a la OMS estar demasiado próxima a los intereses de
China, ha acusado a la misión de falta de transparencia y de ser «inconsistente
con el mandato dado por los Estados miembros».
La misión tendrá dos fases y correrá a cargo de 10 expertos
chinos y otros 10 internacionales (epidemiólogos, virólogos, expertos en salud
pública, zoólogos) y contará con permisos en salud alimentaria de Rusia,
Australia, Sudán, Dinamarca, Holanda, Alemania, Japón, Vietnam, Reino Unido y
EE UU.
La primera fase comenzará en Wuhan, antes de ampliarse al
resto de China y otros países. Al comienzo, únicamente científicos chinos
participarán en los trabajos sobre el terreno; los expertos internacionales
prestarán apoyo a distancia y viajarán al foco original de la pandemia una vez
hayan analizado los resultados de esos trabajos iniciales. En la segunda fase
se abordarán estudios a más largo plazo.
En Wuhan, una de las ramas de la pesquisa llevará a los
expertos al mercado de mariscos de Huanan, donde inicialmente se creyó que
podría haber tenido origen la enfermedad. Hoy cubiertas por vallas, esas
instalaciones, divididas en dos alas a lo largo de una amplia avenida, acogían
653 puestos que vendían verduras, pescado y todo tipo de animales domésticos y
salvajes, vivos y muertos. Desde codornices hasta ciervos sika, de salamandras
gigantes a ardillas, mapaches y civetas. Un estudio entre 41 de los primeros
casos encontró que una treintena tuvo contacto con el mercado; el resto, no,
entre ellos tres de los primeros cuatro casos.
Pero en los primeros días, cuando se sospechó que era el
origen de la enfermedad, se cerró precipitadamente y se sacrificó a los
animales, sin tomarles muestras. Sí se tomaron muestras de piezas congeladas,
así como muestras ambientales recogidas del suelo, de pomos de puertas o de
desagües. Según el plan (Terms of Reference, o TOR) de la OMS, en total se
obtuvieron 1.200 especímenes. Ninguna de las 336 muestras obtenidas de los
animales mostró rastros de SARS-CoV2. En cambio, un 8% de las muestras
ambientales, sobre todo las sacadas de tuberías y desagües, sí dieron positivo.
«Sigue estando poco claro si el mercado fue una fuente de
contaminación, actuó como amplificador para el contagio entre humanos o fue una
combinación de esos factores», apunta el informe de la OMS. El documento
también alude a un estudio de la pasada primavera que encontró que el 14% de
los gatos de Wuhan, domésticos o salvajes, dieron positivo en las pruebas del
virus. «Los estudios preliminares no han generado indicios creíbles que
permitan reducir el área de investigación», explica el documento.
Los integrantes de la misión, entre otras cosas, examinarán
los historiales médicos de los pacientes en los hospitales de Wuhan, para
determinar si el virus ya circulaba antes de diciembre de 2019. Entrevistarán a
los primeros casos, para determinar cómo pudieron contagiarse. Sobre todo,
examinarán muestras de sangre tomadas antes y después de que se detectara el
foco, y almacenadas en los hospitales, en busca de posibles anticuerpos. Si se
hallan, los investigadores tendrán que trazar las actividades de los
portadores, para determinar cómo pudieron infectarse. Si pudo ser por un
desplazamiento a algún lugar determinado, o por su trabajo.
«En el caso del SARS -el coronavirus emparentado con el
SARS-CoV2 que mató a más de 800 personas en 2002-2003- y el MERS, la clave fue
utilizar pruebas de anticuerpos» para identificar el origen, apuntaba Lipkin en
una charla con corresponsales extranjeros en Pekín.
Los expertos también tomarán y examinarán muestras de sangre,
orina y heces de animales que se encuentran en mercados o granjas, con los que
se comercie o que puedan tener contacto con el ser humano, en busca de indicios
del virus, y desarrollarán estudios genéticos. Examinarán también las muestras
tomadas en Huanan, para tratar de determinar de dónde, y cómo, llegaron esos
animales allí.
Un estudio había apuntado que el animal que hizo de vector
intermedio para pasar el patógeno de los murciélagos al ser humano pudo ser el
pangolín, aunque nunca se ha probado con seguridad; expertos como Wang Linfa,
de la Facultad de Medicina Duke-NSU en Singapur y que participó en la búsqueda
de los orígenes del SARS, no descartan que el contagio original pudiera darse
en algún país vecino, hábitat como el suroeste de China de los murciélagos de
herradura que se consideran los mayores portadores de coronavirus. El reciente
brote entre visones en Dinamarca ha añadido un elemento más al puzzle.
A partir del resultado inicial se desarrollarán planes más
amplios a largo plazo, que pueden extenderse fuera de China, quizá a la
población de murciélagos en países vecinos. El TOR menciona específicamente
casos de ADN del virus detectados en cañerías meses antes de que estallara el
foco de Wuhan, una posible alusión al estudio de Barcelona.
Fuente: La República / Uruguay