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16 noviembre, 2020

El chavismo hoy por dentro


 Por Nicmer Evans

 

La mitificación del chavismo durante todo el proceso de su génesis y en especial en su apogeo ante el control del poder, ha generado una especie de manto inquebrantable de solidez, unión, condición monolítica y doctrinaria, similar a la de ejércitos pretorianos, y estructuras religiosas fanáticas.

 

La verdad es que muchos de los que estuvimos ahí, venimos huyendo de la intolerancia a la crítica, de la sumisión ante estructuras absolutamente verticalizadas y sometidas al personalismo más infame que pueda existir, tanto en un sector político como en un partido. El stalinismo del PSUV superó hace mucho tiempo al stalinismo de partidos autodefinidos así, y cuyas prácticas van contra el respeto y la dignidad de la individualidad y el libre albedrío.

 

Sin embargo, a pesar de que muchos huimos de esta vulgar estructura, algunos bajo el adoctrinamiento ideológico o el interés económico, se mantienen en esas estructuras que se siguen autodefiniendo chavistas, producto de la idolatría fanática, pero que en realidad responden al madurismo más recalcitrante.

 

El madurismo, a diferencia del chavismo, no suma, resta, cosa en la que ha sido sumamente exitoso, pero a los que se quedan los extorsiona, los enajena, los expropia de sus almas, y a cambio les ofrece migajas de la dependencia.

 

Esta forma de hacer política, te permite tener en Venezuela hasta un 10% de la población, y te permite cazar a un 5% de incautos por rebote, ya que todo esto se hace desde el poder.

 

Pero, en los últimos dos años, sectores que habían asumido su sumisión ante esta dominación han empezado a reaccionar, ya que si no se exponen a desaparecer. Hablo la Alternativa Popular Revolucionaria (APR),  PCV, y de los expropiados Tupamaros y PPT, y antes de Redes, sin dejar de lado desprendimientos más simbólicos y mucho menos sumisos, que advirtieron algunos de manera más anticipada que otros, la irreversibilidad de ese desastre, casos como el de Rodríguez Torres, los exministros Giordani, Navarro, Osorio, y aún más atrás, mi propia salida ya hace 7 años.

Tomado de Punto de Corte / Caracas